viernes, 21 de diciembre de 2007

El tapón

Por fin, ha sido liberado el tapón formado sobre el cauce del Río Grijalva el 4 de noviembre provocado por el derrumbe de un cerro. Entre muertos y desaparecidos, el poblado Juan del Grijalva no ha salido de una larga noche y tal vez no saldrá, quedó sepultado para siempre. Sus habitantes ya no lo serán más, reinician sus vidas con la reubicación de sus moradas y quizás algún día algún reportero decida documentar, narrar su renacimiento.

El jueves 20 de diciembre el presidente Calderón se apersonó, una vez más, en la zona del desastre de esa comunidad chiapaneca para informar desde ahí, a toda la nación, que los trabajos continuarán por lo que la población debería estar atenta a los comunicados de la autoridad, pues la emergencia no ha desaparecido. Durante todos estos días, más de mes y medio Televisa ha nutrido de imágenes a sus consumidores de noticiarios, destacando el estoicismo de su reportera Susana Solís.

Este blog no está lo suficientemente informado sobre las especificaciones bajo las cuales se explica el desastre que se le atribuye al mal tiempo, es más, está desinformado. Lo cierto es que se trató de un poblado cuya densidad poblacional e infraestructura, incluyendo caminos muy transitadas, no eran una cualidad que incidiera en riesgos como los que se consumaron en el desastre. No se tiene documentado un movimiento sísmico que desencadenara la avalancha de tierra. Tal vez la deforestación contribuyó al reblandecimiento de los suelos. Pero entonces ¡Cuántos cerros están por derrumbarse!

A lo mejor, en la secuencia del desastre, primero las inundaciones de Tabasco, después el derrumbe de Chiapas, este último sirvió para contener el avance del agua que los ríos depositan hacia Tabasco y, de esa manera, se dio posibilidad efectiva de superar más pronto la etapa de las inundaciones. Tal vez Dios lo quiso así y dio fundamento a la tragedia de Juan del Grijalva. No sabemos. Por lo pronto, Felipe Calderón felicita a ingenieros y trabajadores, de la Comisión Nacional del Agua y de la Comisión Federal de Electricidad, por encauzar el Río Grijalva a través de un canal.

Se ha quitado el tapón, otros pueblos han quedado sepultados río arriba y fueron desalojados a tiempo. Hubo previsión. Mientras, en la prensa se escribe de un tapón que cumple mañana diez años, el tapón que impide que fluya la justicia en Acteal, flotan los recuerdos de la masacre. Se seguirá en espera de que se quite ese tapón para el que poco sirven los ingenieros de la CNA y la CFE.

Se podrá decir que lo pasado, pasado es, para qué mover sentimientos y calentar resentimientos.

Se cierra el año y por tapones no paramos, como el que le puso López Obrador y una parte de su partido al proceso de construcción de reformas. Se agotó el año y las reformas fueron magras. La del Estado parece que se despide en medio de un chismerió sobre el manejo de recursos. La de la Justicia en franco desbalance de los derechos humanos. Y ya viene el 2008, el de la batalla por los energéticos.

martes, 18 de diciembre de 2007

El Año del Congreso

En filia o en fobia, este ha sido el año del Congreso Mexicano. Estar o no de acuerdo con las decisiones que ha tomado es otra cosa. Desde la Nueva Ley del ISSSTE, la Reforma Fiscal, la Reforma del Estado y todo lo que ha pasado por las manos de los legisladores, le han venido a dar al Poder Legislativo una atención mediática constante y en primer plano. Incluso las últimas decisiones al cierre de periodo ordinario de sesiones, con todo y lo polémicas que han sido, como diferir el nombramiento de tres nuevos Consejeros del IFE, se puede afirmar: tenemos Poder Legislativo independiente. ¿Y para qué? Prestigio no le ha valido, al contrario: todos contra el Congreso.

Cómo se ha llegado a esta situación es resultado de una combinación de ingredientes que están desde el inicio del presente sexenio. Una Presidencia urgida de legitimidad. Un conjunto de intereses con disposición a cobrar de inmediato los apoyos a la campaña del ganador. Una resistencia cívico política al reconocimiento del actual Titular del Ejecutivo. Son elementos que han incidido en el protagonismo de los Legisladores. Pactos puntuales, aunque escasos de reflectores, han permitido a Felipe Calderón negociar paso a paso los temas de la agenda legislativa, como el de la relativa a los ingresos fiscales y el presupuesto de egresos de la federación, que ya no han tenido contratiempos mayores en su definición.

Legislativo y Ejecutivo se han entendido, habituados talvez al mandato ciudadano por establecer un gobierno dividido desde hace diez años y que no le concede al Presidente en turno el control sobre la Legislatura que lo acompaña. Se dice fácil pero es una realidad que muchos políticos de oposición, empresarios e intelectuales anhelaron en el siglo pasado como signo de la democracia de verdad, que ambos poderes no correspondieran a una sola voz partidaria. Pero vemos que eso no es suficiente. Incluso se le llega a considerar el peor de los mundos posibles.

La democracia no genera conformidades de concreto armado y sí una mayor disposición ciudadana a expresar inconformidad, más si esta se da organizadamente en respaldo de un interés específico. No es que se estuviera mejor cuando estábamos peor, sucede nada más que la democracia se fractura cuando el modelo de acumulación incita a la guerra de todos contra todos, a sacar ventajas del apoyo gubernamental o de la ilegalidad, a reproducir la desigualdad extrema. (Por ejemplo, no es aceptable que en el mejor ánimo democrático se impulsen proyectos de ley en contra del medio ambiente nada más para atraer el capital de inversionistas españoles. Proyecto de reforma a la Ley de Vida Silvestre que, hasta donde se sabe, fue parado en el Senado lo que los Diputados dejaron pasar)

Se quería un Congreso independiente y hoy, con razón o sin ella, en la opinión publicada el malestar en su contra es unánime. Y este que ha sido el año del Congreso, ha sido también el de su mayor vulnerabilidad, un manotazo al tablero dado por Andrés Manuel López Obrador interrumpe la partida, pone en duda la continuidad de los acuerdos entre el Legislativo y el Ejecutivo. El llamado “Presidente legítimo” demostró fuerza, el Presidente Constitucional exhibió debilidad. Momentáneamente El Peje y el Consejo Coordinador Empresarial han resultado compañeros de viaje en su oposición a la reforma electoral. El asombro por los acuerdos parlamentarios está en trance de convertirse en decepción. La respuesta creíble y contundente tiene que ser ofrecida por el Congreso.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Paren el odio

Signo de los tiempos el que un diario destaque en sus ocho columnas no un acontecimiento o pronunciamiento respecto a algún suceso o lo que está por suceder Es el caso de El Universal. Cómo el odio asociado a los blogs se constituyó en la nota principal. Acaso no hubo evento noticioso por destacar. Pero la relevancia adquirida de un sentimiento que se extiende en el (mal)trato social es más que una noticia, es un malestar de dimensiones colectivas, preludio de tiempos violentos.

No es casualidad que ese encabezado “Guerras de odio en los blogs políticos” se encontrara en el proceso de redacción de este artículo. No se requirió de una comunicación misteriosa, la espesura del odio que se encuentra en el ambiente es sensible a más de un sentido y se podría cortar con un cuchillo. Pero cada quien encuentra la desmesura del odio por otras fuentes, en otros envases. Es el caso de los videos que aceleradamente ocupan la atención de cibernautas. Los videos del publicista Guillermo Rentería señalando a los políticos y al Congreso como enemigos de la libertad de expresión, o el video de Tabasco y la Luna que acentúa la irresponsabilidad gubernamental en el desfogue de la presa peñitas. En ambos el sustrato de diferentes mensajes tiene un sentimiento común: el odio.

Lo que tenemos ante nuestros ojos son síntomas de una sociedad polarizada por la economía y ni la democracia ha podido contener esa polarización, por el contrario, queda atrapada en la polarización y no pocas veces se convierte en su medio. No faltó razón a los legisladores encarecer las campañas negras para aminorar los contenidos de odio en los procesos electorales. Y todavía así no se encuentra el límite civilizado de genuina libertad de expresión y su trasgresión por una “libertad de odio” que no es tal. Se trata de un sentimiento que desencadenado termina por cancelar libertades.

En el seno familiar el odio no es un sentimiento atípico, pero sí un subterráneo oculto por la represión de los padres o sublimado por otro sentimiento: el amor. Pero tratándose de una comunidad o de una sociedad, el odio convertido en sentimiento colectivo es el anuncio, el preámbulo de la violencia. Se parte de la seguridad de que la manifestación del odio no tiene sanción, pero no sólo eso, también está la seguridad de que el Estado no tiene la capacidad coercitiva para contener el odio que se desborda en la violencia (intrafamiliar, de barrio, en la comunidad indígena, en el estadio, en el crimen organizado)

No es espacio para listar las acciones, hechos o discursos que pavimentaron el camino del odio sobre el cual hoy se desplaza el país, y los blogs son un tramo relativamente reciente. Lo que sí se puede traer a la memoria es la complacencia con la que se ha dado cabida a los publicistas que producen odio colectivo: el mexicano Alazraki, el español Antonio Sola y el norteamericano Dick Morris. ¿Tenía idea Felipe Calderón del paquete de odio que le dejarían sus publicistas? Y pensar que el hoy Presidente les pagó y no haya que hacer con una cosecha no embodegable, que está a la intemperie.

Si algo no se quiere que prospere en la política el camino más seguro es sembrar odio, pues no hay acuerdo que se pueda cimentar sobre ese sentimiento. Ya vemos lo que ha pasado con el nombramiento de los nuevos Consejeros del IFE, la aversión se puso por delante y se malogró el acuerdo que se tenía pactado. No se atendió a las capacidades técnicas, a la experiencia, a la formación académica. Rodaron cabezas anticipadamente, en un efecto dominó que sólo se detuvo difiriendo los nombramientos hasta el 2008. Ojalá tengan cuidado los legisladores y verifiquen que los nuevos Consejeros tengan el certificado en sus antecedentes de no ser o haber sido sembradores de odio.

martes, 11 de diciembre de 2007

Neocorporativismo azulado

El relevo en la dirección de Acción Nacional siguió las pautas de un partido en el gobierno y burocratizado, que en expresión picaresca del régimen priísta se llamaría dedazo en tonalidad azul. La pequeña aclamación que entronizó a Germán Matínez Cázares no sólo está en código priísta, también ofrece una versión del corporativismo actualizada. Atrás quedó la lucha entre El Yunque y los doctrinarios que no logró generar un mensaje atendible por la sociedad pues la contienda resultó, dicho en el argot del boxeo, un tongo.

Los organismos gremiales no están inscritos en la organización partidista como sectores, no lo necesitan para influir en su seno. El PAN es el partido que se apoya en los empresarios y en el clero sin incorporarlos a su organización. Desde mediados de los ochentas el corporativismo empresarial, la Coparmex para mayor precisión, vio en el PAN un instrumento para realizar sus intereses. A partir de la reforma al 130 constitucional en los noventas, la iglesia católica gozó de mayor dispensa para involucrarse en la política: en el dilema de virar a la izquierda o a la derecha, la teología de la liberación o el PAN, esta organización se fortaleció.

La ascendente historia de “éxito” del PAN no está asociada a su ideología o a la capilaridad social de un partido de masas. Han sido estructuras corporativas, no ciudadanas, ni familiares, las que han llevado al PAN a conquistar el gobierno de la república sin tener extendida inserción social. Los empresarios y el clero han encontrado en el PAN el partido a modo para defender sus intereses. Así, los panistas no requieren de una gran estructura pues ya tienen su apoyo en las extendidas estructuras de las corporaciones y, sobre todo, la del aparato gubernamental. Se preparan para hacer época en el gobierno.

Sus opositores, el PRD y el PRI, tienen sus propias estructuras corporativas de trabajadores y campesinos, entre otras. El derrotero de la democratización no tomó el camino de la ciudadanización. La intervención de gremios como el SNTE son importantes para definir la competencia electoral. No existen las condiciones, ni existirán en el mediano plazo, para que los partidos se mantengan vigentes sin el abono de las corporaciones.

Nada nuevo bajo el sol, solamente se han desplazado unos intereses a favor de otros creando un arreglo inestable ¿Cuánto tiempo durará? Depende de la realización de una agenda abultada: alimentación, empleo, educación, salud, salarios, seguridad, medio ambiente. Inscrita en la resolución de la justicia que, entre otras cosas, efectivamente disminuya las desigualdades sociales. Pero ese es un deseo, pues el incentivo primordial de toda élite es la desigualdad.

Adicionalmente, el PAN cuenta con el apoyo mediático de la radio y la televisión que antes favorecía al PRI. El neocorporativismo es el signo una democratización irresueltamente ciudadana y una de las barreras para el progreso de la sociedad como un todo nacional. Pero hay una barrera peor que le atribuyó la monarquía española, concebir (y destinar) esta extensión del planeta como tierra de saqueo. Y así nos preparamos para el bicentenario.

viernes, 7 de diciembre de 2007

La revancha

El Senado aprobó la reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, para ponerla en sintonía con la reforma constitucional. Una reforma que es hija directa del conflicto postelectoral del 2006. Los inconformes con la nueva reforma no darán con facilidad su brazo a torcer. Una de sus cabezas corporativas, el Consejo Coordinador Empresarial, ya interpuso recurso en contra de la reforma constitucional previa a la del Cofipe. La batalla entre políticos y empresarios continua. Al proceso de reformas parece llegarle su otoño.

La radio y la televisión privada insisten en ser portavoces exclusivos de la ciudadanía, los verdaderos representantes populares por encima de los diputados. Ya se verá de lo que están hechos los políticos, pues nada pasará desapercibido a los ojos y a los intereses de la cúspide del poder mediático. Nada más para dar una probada hay que ver como disminuye la mención en radio y televisión de Manlio Fabio Beltrones y Marcelo Ebrard. Los quieren sacar anticipadamente de la carrera por la Presidencia. Cómo le fue a Jorge Alcocer y cómo le va a Andrés Manuel López Obrador.

La reforma aprobada, así como el primer informe de gobierno de Ebrard, la agenda de Felipe Calderón o la violencia del narcotráfico descargada hacia artistas de la farándula también, no han sido el platillo principal en materia de análisis noticioso. Lo degustado con placer de derechas es la confrontación de AMLO y un sector del PRD en su relación con el Frente Amplio Progresista. Se divide la izquierda, exclaman, como si realmente estuviera unida. Se presenta la información como crisis de la izquierda cuando es una crisis de sus organizaciones. Ya se dijo, la disputa de fondo es una confrontación entre un sector del empresariado contra la clase política en su conjunto. No sólo quieren el poder económico, también quieren el político, cueste lo que cueste.

En qué país estamos. No en el que afirma que el encono quedó atrás. Estamos en el país que heredamos del foxismo, un desastre. Felipe Calderón no haya cómo salir de la situación, está atrapado entre la presión empresarial y los acuerdos entre políticos, en medio una sociedad que a sus carencias le suma la incertidumbre del conflicto entre las élites. No se quiere cambio de rumbo porque el país va por el camino que alcanza para una sociedad solvente de veinte millones de mexicanos, como diría Manuel Aguilera en su artículo de Impacto El Diario (05-12-07).

Para cierta percepción empresarial el país estaría mejor sin los políticos, y estaría mucho mejor si la izquierda no existiera. No se dan cuenta que en la revancha que fraguan, de ser devastadora, se quedarán sin amortiguamiento los conflictos sociales. Entonces, de cumplirse esta aspiración no quedará otro recurso: la coerción desnuda. Se imaginan que la derrota de López Obrador, como en su momento la de Roberto Madrazo, les deja las manos libres. No se preguntan si la derrota de un personaje se convierte en un triunfo de la sociedad. Suponen que muerto el perro se acabo la rabia y ni se preocupan por reducir la desigualdad social que es el vivo reflejo de una sociedad fracasada, del México perdedor, para ponerlo en términos coloquiales de quien gobierna. Frente a la realidad, el espejo de la encuesta y la publicidad termina estrellándose.

martes, 4 de diciembre de 2007

Con el Ejército

Aquí se afirmó: los acuerdos del Ejecutivo con el Congreso han sido una constante del primer año de gobierno calderonista, una línea de conducción que permite remontar porciones del déficit de legitimidad con la que inició la actual administración federal. Los acuerdos con el Legislativos son voluntad expresa de institucionalidad colaborativa.

El viernes pasado, durante la presentación de los programas sectoriales de seguridad, gobernabilidad y política exterior, Felipe Calderón reconoció otro de los soportes institucionales que le han permitido navegar en su primer año: la Fuerzas Armadas (Ejército y Marina).

No es suficiente para las necesidades que tiene el país. Su partido –Acción Nacional- y su gabinete no han estado a la altura. Uno, el PAN, porque ha estado en manos de un adversario fraterno, Manuel Espino. El gabinete, por su parte, se ve achaparrado ya por las limitadas habilidades de los encargados de despacho o porque desde Los Pinos la correa los amarra tanto que pierden agilidad, casi hasta inmovilizarlos.

Lo cierto es que a un año de gobierno no ha desaparecido el encono de la sociedad, su división no se cansa de hacerse presente y no pierde oportunidad. Pese a que Felipe Calderón diga lo contrario. Ya se ve en la sentencia de la Suprema Corte que no le da la razón jurídica a la demanda que hizo la periodista Lydia Cacho en contra de gobernador de Puebla. Ya lo vemos en la violencia del crimen organizado, también en el llamado del EPR a reanudar las hostilidades en contra del gobierno o en la protesta de los normalistas rurales de Ayotzinapa en Guerrero.

Un proceso, el de la designación de tres consejeros del IFE, ha basculado a la opinión pública entorno a la figura de Jorge Alcocer, al grado de desbarrancar su elegibilidad para la plaza en esta primera promoción. La presencia del economista polarizó el proceso, para que no se diga que en este país se acabó el encono. De inicio se está erosionando el plan de arribo de los nuevos consejeros, como para repetir la historia de Luis Carlos Ugalde y sus mulatos.

En síntesis, la opinión publicada muestra disenso, lo que no está mal (salvo que todos se vuelva contra ti) Unos porque, dicen, Calderón cedió mucho con la reforma electoral a cambio de muy poco. Otros porque los logros en materia económica se reducen a las finanzas públicas sin llegar a las finanzas de la economía familiar y no dan para presumir un Presidente del Empleo. En los hechos resulta que ser Presidente es ejercer el oficio de cohetero

Será el sereno, pero después de doce meses de ejercicio gubernamental el Presidente puede aquilatar lo que desde la oposición no veía: los límites del gobierno ante las expresiones organizadas de la sociedad. Por eso desazolvar el vínculo con la sociedad es la tarea más difícil y no se resuelve sólo con publicidad, sino con muchísima operación política. La ciudadanía puede recurrir a la desobediencia civil. Los grandes empresarios pueden decretar una estampida de capitales. La Iglesia puede cerrar sus puertas. Los sindicatos pueden convocar a una huelga general. Ningún gobierno la tiene fácil. ¡Al diablo con las instituciones! No es una expresión peregrina. Es un grito que sale del inconsciente colectivo, no tiene de Derechos de autor.

En primera persona. El próximo seis de diciembre cumple un año la aparición de este blog, heredero genuino de la Salsa Política. Muchas gracias por permitirme ser una especie de alter ego en la formulación de su opinión en materia política, sobre los acontecimientos y dichos que hacen el relato del oficio político en México.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Con el Congreso

Hacer una evaluación sin los datos propicios es un despropósito. Señalar yerros y aciertos es subjetividad. El juicio sobre el sexenio apenas se está escribiendo. En la recta final del primer año se pueden destacar tendencias. Una muy clara. Felipe Calderón ha decidido gobernar sin jugar las contras al Poder Legislativo. Es muy claro el mensaje: Calderón no es Fox.

Lo alcanzado en el primer año de gobierno es resultado de acuerdos puntuales con el Congreso, desde la toma de posesión el primero de diciembre pasado, que se sobrepuso a un ambiente enrarecido por un accidentado proceso electoral. La reforma para la nueva ley del ISSSTE. Y, de manera destacada, la reforma constitucional en materia electoral que Felipe Calderón ha hecho suya.

Un camino institucional, acordar por orden de prioridades con el Congreso, que no es lo mismo que los partidos. Calderón ha tenido un camino plagado de obstáculos, de chantajes por parte de los cobradores de facturas: el ex presidente Fox, Elba Esther Gordillo y la industria de la Radio y la Televisión, por mencionar los más visibles. Por ello no es extraño que el presidente Calderón declare, como lo hizo en el estado de Oaxaca durante la presentación del programa social recién este jueves:

“Si la desigualdad y la injusticia niegan cualquier posibilidad de hacer valer un derecho por muy elegante que esté escrito en la Constitución o en la Ley, de nada nos vale tener las maravillas y las riquezas que tiene México si la gente pobre no tiene ni para comer.

“Por eso, amigos, mi Gobierno está comprometido en este tema, por eso gracias, hay que reconocerlo también, a pesar de que luego parece deporte criticar mucho a los legisladores, yo lo he sido, y la verdad es que valoro su esfuerzo.

“Hay que decir que gracias a los legisladores de los distintos partidos políticos y particularmente los que asumieron el compromiso de la Reforma Hacendaria por los que menos tienen. El año que entra vamos a ejercer el gasto social más alto en la historia de todo México y el más alto en toda América Latina, más de un billón 100 mil millones de pesos.”

Lo escuchó Joaquín López Dóriga, Ricardo Salinas Pliego y una larga lista de enemigos del fantasma de la partidocracia, incluyendo al defenestrado Luis Carlos Ugalde.

Lo expuesto, ahí está la convicción de acordar con el Congreso. También con los gobernadores.

El claroscuro se encuentra en la economía que se sostiene en la vigencia de una política económica que fue saboteada por la irresponsabilidad de Vicente Fox, quien entre otras cosas se encargó de profundizar la debacle de PEMEX y poner los recursos públicos al servicio de la industria del tráfico de influencias, además de ser obsecuente con poderosos empresarios (otra vez, es inevitable citar a los de la radio y la televisión)

Parte del claroscuro también es conceptual, entre los postulados de la Constitución y los derivados de la ideología neoliberal. Y lo más débil de la posición económica del actual gobierno, la falta de una caracterización del vigente modelo de acumulación (del amiguismo) y de una oferta alternativa para un capitalismo realmente competitivo y con sensibilidad más allá de la filantropía.

Otro claroscuro es el combate al narcotráfico, empezando por la confusión respecto a la cabeza que lo conduce ¿El Ejército y la Marina, la PGR, Seguridad Pública o Gobernación? Cómo medir dicho combate: en términos de decomisos, de muertos o de su desarraigo económico-social, de espacios realmente recuperados.

En el balance del primer año de gobierno Felipe Calderón, la evaluación puede adquirir la forma de relevo en algunos puestos de primer nivel. Y una verdad de granito: en este primer año se ha gobernado con el PRI y con los actores políticos convencidos de retomar el camino de los acuerdos que abandonó Vicente Fox en su actitud facciosa y pendenciera.

martes, 27 de noviembre de 2007

Suspenso

No ha llegado al Pleno de la Cámara de Diputados la versión final de la reforma al Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales. No por falta de acuerdo entre las principales fuerzas políticas. Sucede que los partidos minoritarios se sienten excluidos y afectados por este proceso legislativo. Pero esa no es la causa principal de la demora.

La presión sobre los legisladores viene de parte de los radiodifusores, quienes cabildean a favor de sus empresas. No se conocen públicamente las menudencias de dicho cabildeo, lo que sí es del dominio público es la campaña contra la política y contra los políticos. Hablan a nombre de los ciudadanos y defienden la libertad de expresión, como señuelo para defender su negocio (es su derecho) Lo que no hacen explícito es su defensa de las ventajas que tienen estos grandes empresarios sobre el resto de la ciudadanía dentro de los procesos electorales.

Como todo poder fáctico, gustan de imponerse sin asumir responsabilidades públicas. Se saben gran elector porque a través de su cedazo se levantan estatuas y se erigen cadalsos. Eso sí, previenen: ¡La partidocracia nos quiere gobernar! Pues qué no es esa una aspiración legitima y legal de los partidos, constituirse para ser gobierno y gobernar. O qué, se trata de que el gobierno se limite a darle curso a beneficios privados por encima de la ley y la verdadera competencia. Luego se espantan de que la delincuencia organizada prospere.

No es casual que en estos días Ricardo Salinas Pliego sea la comidilla de la opinión escrita, no sólo por su ataque a los políticos que ya es costumbre en él. Sino por su desconocida vocación de jilguero. Vocación que no le pertenece, a menos que se asuma como parte del viejo PRI. Decir que Salinas Pliego es un jilguero resulta elogio. Cuando en primera persona del plural afirma, palabras más menos, que Felipe Calderón es el tipo de Presidente que los mexicanos queremos, Salinas Pliego se rebaja a la calidad de un rastrero adulador. Quien adula algo quiere. ¿Así aduló a Raúl Salinas de Gortari para que le prestara treinta millones de dólares y así completar la compra de TV Azteca? ¿Pagó ese préstamo? ¿Se lo cobró Raúl? Ricardo Salinas ha recurrido hasta el vandalismo para tener una señal más de televisión, ha recurrido al estiramiento de la ley para sustentar su Proyecto 40 del que todos sabemos que él lo opera cuidándose de ligarlo a la imagen corporativa de sus otros negocios.

Esa es una razón por la que el capitalismo tiene mala fama, por fingir la libre competencia. Tal vez es el mal del capitalismo hispanoamericano. Ahí están las revelaciones de Jacobo Zabludovsky en su columna Bucareli de El Universal, expone los oficios del Rey Juan Carlos de España para beneficiar en una licitación del gobierno de Vicente Fox a una empresa española (La función del rey 26-11-2007)

Pero no nos extraviemos del tema, la reforma del Cofipe, la interrogante que levanta ¿Se doblará la Clase Política? Es muy posible, la dependencia que tiene de la imagen que de ella proyectan la radio y la televisión es talón de Aquiles de los políticos. Ese es el suspenso.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Está molesta

La irrupción de un grupo de manifestantes a la catedral metropolitana, el domingo pasado, ha sido materia informativa más allá del suceso irrespetuoso. El tañer de las campanas indignó a un grupito de manifestantes que asistía a la reunión de la Convención Nacional Democrática. Ésos convencionistas sintieron que su evento era saboteado. El hecho se ha explotado mediáticamente, se le ha dramatizado hasta la exageración. Ha dejado de ser información noticiosa y se ha transformado en campaña contra un partido y un político en particular. Tuvieron que pasar tres días para que el acto agresivo se consignara por la parte agraviada ante el ministerio público.

Se ha recordado el inicio de la guerra cristera para encontrar una analogía sin hacer la contextualización debida. Lo de 1926 se dio en el contexto de la afirmación del Estado laico, en lo que el ex presidente Emilio Portes Gil denominó la lucha entre el Poder civil y el Clero. Lo del domingo pasado se dio en el contexto de las omisiones del gobierno respecto a la afirmación del Estado laico ¿Harán algo los legisladores?

El incidente de Catedral borró o empañó la tercera reunión de la CND, el movimiento civil lopezobradorista. Pero también opacó la ceremonia Presidencial en conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana. Los medios hicieron demostración de lo que pueden hacer: manipular la opinión pública. ¿Tuvieron éxito? No en la proporción de su insidia. La sociedad tiene niveles de secularización que la blindan, hasta cierto punto, de una campaña de esa naturaleza. La sociedad tiene destreza para distinguir religiosidad, cotidianidad y política.

El incidente de la Catedral fue el pretexto para que los clérigos administradores del inmueble interrumpieran indefinidamente el servicio que ofrece la Catedral a su feligresía, desproporción que atañe de manera tangencial a la relación Estado – Iglesia, pero cae como anillo al dedo en la confrontación que actualmente entablan la mediocracia con la Clase Política.

La reforma política ha sido el tema que ha distanciado a las élites. Primero fue el recorte de los gastos en publicidad que ahora quedan asimilados a los tiempos que le corresponden al Estado para difundir sus actividades, definición que en mayor medida afecta a la industria de la radio y la televisión. Ahora, el proceso de renovación escalonada de los consejeros del IFE y un borrador sobre los cambios al Cofipe, que se refieren a la normatividad de los contenidos informativos de las campañas, han sido combustible para alimentar la lucha entre la mediocracia y la llamada partidocracia, una versión renovada de la confrontación entre empresarios y políticos. Sin declaración formal, la guerra ha sido puesta en marcha y está en aptitud de convertirse en sino del actual sexenio.

En esta espiral de confrontación hay quien llama a deshacerse de López Obrador, hay quien sugiere la resistencia civil en contra a la reforma del Cofipe. La emergencia de Tabasco queda en segundo plano, la fragilidad de la economía no es atendida en las ocho columnas, ni en los titulares de los medios electrónicos. Hoy más que nunca los medios no se pueden dejar seducir por el espíritu de Charles Lynch, dejar de asumirse como vehículos de la información para convertirse en proceso de condena pública hacia personas o instituciones. La mediocracia está molesta, tanto que no atiende el llamado a la reconciliación de los mexicanos que hizo Felipe Calderón. Eso sí, propone una Acuerdo Nacional por una Comunicación con Calidad (22-XI-07). Una reunión de caras largas que contrastaban con la sonrisa de Josefina Vázquez Mota. Evento en el cual el presidente Calderón hizo una afirmación que vale recuperar: “partiendo de la premisa de que especialmente los medios que utilizan bienes públicos para su difusión deben también generar precisamente bienes públicos y de ahí la necesidad de su regulación por los órganos que representan a los ciudadanos”

martes, 20 de noviembre de 2007

¡Viva la Revolución!

Ha sido un lugar común de la derecha mexicana endilgarle a la Revolución Mexicana todos los males padecidos por el país. Pero desde un frente que podría llamarse liberal, hay malestar por el orden que produjo ese movimiento de 1910. La mejor manera que han encontrado para descalificar a la Revolución es decir que se trata de un mito o de una serie de mitologías. No explican bien, pero se sobrentiende que mito es una acepción de engaño y su mitología una colección de mentiras. Se remiten a la acepción más vulgar y sin sustancia.

Abrevando desde diferentes perspectivas disciplinarias que se han topado con el mito y le han puesto cráneo para desentrañar su significado, se podría concluir asumiendo todos los atajos posibles, que el mito es una narración que se cuentan los pueblos (Todos) para maravillarse de sí mismos y del universo que los acoge. El resultado práctico de las narraciones míticas produce identidad en una comunidad o sociedad. Hay mitos que permanecen incólumes, hay otros que se han convertido en material arqueológico. En el centro de su consideración no se establece un cuestionario cerrado entre lo falso y lo verdadero.

No es cuestión de decretar la condena del mito y augurar su defunción. Lo complicado es construir un acuerdo o consenso que sustituya al mito, considerando, claro está, que pudiera existir una sociedad sin mitos. Ese trabajo de sustitución ni siquiera se ha propuesto, aunque sí existen sucedáneos que remplazan al mito de manera brutal y desintegradora: los narcocorridos, la publicidad y las telenovelas, por dar ejemplos. También tenemos nuestros héroes de hogaño: los Arellano Félix, Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean. El reemplazo también incluye la invención de beatos, mártires y santos (sin adorar). De esta sustitución no se ha producido nada de qué maravillarnos, salvo del mérito individual de algún deportista, nada que remita a las ciencias y a las artes porque eso también está devaluado. El resultado neto de la sustitución del mito es un país enconado, dividido.

Ahora vemos con tristeza cómo por motivos políticos se enfrentan la Iglesia católica y las huestes de López Obrador, eclipsando el festejo de la Revolución. Triste ver cómo el avance democrático se empaña en una rebatinga por la sustitución de los Consejeros del IFE. De eso habla la prensa en estos días.

Y lo ominoso, el ataque a una oficina electoral del municipio de Zamora, en Michoacán, donde un comando armado, aún sin identificar, irrumpió en las instalaciones e incendió la papelería de los comicios celebrados recién en esa localidad. Un manto de silencio cubre ese hecho delictivo, ni siquiera ha ameritado una interpretación. Se sospecha la mano del crimen organizado, que en incendiaria clave le dice a los partidos y la sociedad michoacana: me valen madre los votos y háganle como quieran. El mensaje es siniestro, estremecedor. No obstante el apuro es otro, un apuro salvífico: enterrar a la Revolución Mexicana.

Por eso vale gritar ¡Viva la Revolución!

viernes, 16 de noviembre de 2007

Trepidante semana

No es el escándalo lo que llama la atención, sino el conjunto de definiciones que se arremolinaron en estos días. En una disposición que produce más confusión que entendimiento.

El martes quedó aprobado por la Cámara de Diputados el presupuesto 2008, la asignación de recursos públicos de la federación. Lo notable es la conjunción a la que llegaron los Poderes Ejecutivo y Legislativo, ambas partes cumplieron, algo nunca visto con puntualidad en estos tiempos del gobierno dividido. Corresponderá a los tres niveles de gobierno realizar un ejercicio satisfactorio, de aplicación sin desviaciones, de resultados. El mérito es compartido, pues apenas ayer con Vicente Fox la queja se refería a la falta de acuerdos. Felipe Calderón está haciendo lo que no pudo su antecesor. Desgraciadamente las buenas noticias no son noticia.

En el cabalístico martes 13, José Narro Robles fue nombrado por la Junta de Gobierno nuevo Rector de la UNAM. Son tantas y encontradas las opiniones que se vertieron durante del proceso de auscultación y selección, que queda muy claro que la UNAM sigue siendo la institución de educación superior que mayor atención pública (también política) capta en el país, aunque haya quienes la aprecien como una realidad citadina concerniente a la ciudad de México, la UNAM es una entidad de consulta obligada en la toma de decisiones de la política nacional.

El miércoles se publicó en el Diario Oficial la reforma electoral en materia constitucional recién aprobada. Ha sido una verdadera conmoción para sectores o grupos que se sienten afectados, como otros temas de interés público, no bajan a la ciudadanía con la misma intensidad. Los que no están de acuerdo coinciden en descalificarla como la Ley Manlio o de la partidocracia, pero no pueden negar que el nuevo ordenamiento es el resultado de que el anterior se agotó, encareció el diálogo entre las fuerzas política y dividió a la sociedad. De los legisladores depende que los relevos escalonados en el Consejo del IFE se cumplan o sean materia para el desencuentro o encontronazo, pues estarán expuestos a ser atacados desde muchos frentes.

Todavía falta para que los proceso electorales reditúen una mejora en la calidad del servicio público y el desarrollo nacional, pero lo que no se puede perder de vista son dos cosas. Una es que hay acuerdos entre el Ejecutivo y el Legislativo, se están dando, de su consistencia serán factor para el futuro del sexenio. La otra cosa se refiere a una realidad que incide en la disputa electoral al margen de la ley. La operación electoral, el control político que se impone al control administrativo de la autoridad electoral. Es un hecho que las nuevas reglas serán evaluadas en su capacidad de nulificar la operación electoral fuera de la ley, esa será su prueba de fuego. Ya se vio el domingo pasado, durante elecciones locales en Michoacán, Puebla, Tamaulipas y Tlaxcala, donde los gobernadores y su operación fue decisiva para la mayoría de los resultados.

Si la memoria no falla, hace más o menos treinta años, José Luis Reyna ubicaba los tramos del control político en la tríada Presidencia, partido oficial y organizaciones corporativas afines o sectores, entre otros elementos. Hoy en día, el control político se disgrega en la pluralidad partidista, entre la Presidencia y el protagonismo de los gobernadores, grandes empresarios, medios de comunicación. De las organizaciones influyentes hoy se aprecian al SNTE, al CCE y la Iglesia Católica. La Presidencia de la República ha ido cediendo tramos del control político pero eso nos es democratización sino una distribución selectiva de influencias. El mapa del control político se ha modificado pero no en beneficio del desarrollo nacional, sino en el esquema de un escandaloso reparto de botín. Por eso hace falta que desde los Poderes formalmente instituidos se defina un eje que articule, integre o vincule los diversos campos de su influencia, ese eje sería una visión del desarrollo desde la perspectiva de las obligaciones del Estado que son de todos.

Cómo pensar lo que el estudioso mencionado intituló Control Político, Estabilidad y Desarrollo en México, en estos días en los que no falta pretexto para el destazamiento de la actividad pública, donde se confina a la autoridad a la emergencia policíaca contra la delincuencia organizada o del desastre ambiental de Tabasco. Emergencia ineludible pero mitigable si la prevención y la planeación fuera práctica con alta efectividad. No es casual que el Ejército haya sido la institución mejor preparada para enfrentar las emergencias.

martes, 13 de noviembre de 2007

Los apuros de la legitimidad

En una reunión, consignada en la mampara detrás de austero presidium o mesa de vocería, se enunciaba: reunión de evaluación. Ahí estaban Felipe Calderón, Andrés Granier y Francisco Ramírez Acuña. Se supone que de eso se trataba, de evaluar la magnitud del desastre hidráulico de Tabasco y las acciones en marcha para salir de la lamentable situación que viven los tabasqueños. De esa reunión del 9 de noviembre ya no florecieron diferencias entre los presentes. No, ya no se enfrascaron en definir la causa de la catástrofe. Mediáticamente se concentró en un instantáneo día del Presidente, su voz exclusiva que se impone sobre las demás voces sin atisbo de réplica. Felipe Calderón condenó a quienes hacen del desastre ambiental materia para el oportunismo político. No dio nombres y no se sabe si en rigor crítico se incluyó entre los oportunistas. La verdad es que a todas horas, por radio y televisión, sale publicidad gubernamental encomiando la decisión del Ejecutivo. Acaso no es eso oportunismo. Acaso no es obligación del gobernante velar por el bienestar de sus gobernados. Para qué entonces tanta publicidad. No es acaso el oportunismo una cualidad de los políticos. El asunto es que de la información proporcionada por las autoridades de la evaluación no quedó nada, pues la condena a los adversarios políticos fue la nota informativa a resaltar. Y luego se extrañan de que el país esté dividido.

Durante este primer año de gestión, próximo a cumplirse, la legitimidad ha adquirido centralidad en el actual gobierno. Lo cual es normal y no amerita asombro alguno, sólo a un irresponsable como Vicente Fox se le ocurrió que podía prescindir de la legitimidad del ejercicio. Nadie puede negar la importancia que le ha merecido al actual Presidente el combate al crimen organizado, pero hasta ahora no ha informado con precisión el estado en el que recibió la administración que se encarga de abatir a la delincuencia organizada. Por los golpes que se han dado en el decomiso de cocaína, el último que se dio en el Puerto de Manzanillo el mes pasado y se aseguraron alrededor de 24 toneladas del estupefaciente, van demostrando que el imperio del narcotráfico ha crecido de la omisión del aparato gubernamental encargado de vigilar el tráfico de mercancías. O sea que con sólo incidir en el cumplimiento correcto del aparato gubernamental se podría tener a raya a la delincuencia organizada de manera discreta y sin hacer estruendosas declaraciones de guerra. Es de esperarse que se continúe acotando el territorio del narcotráfico, lo que no es de implicación exclusivamente policíaca, sino de consecución de la prosperidad económica. Ahí está la posibilidad de reducir al crimen organizado, desgraciadamente el narcotráfico se ha insertado en la economía y la sociedad. De acuerdo con la revista Proceso, los cárteles de la droga pactan entre ellos y no ha de ser para dar por concluido su negocio ¿O sí?

Parte de los afanes de legitimación se concentraron en los comicios michoacanos que se verificaron el domingo pasado, entre otras cosas para cambiar de gobernador. Pese a rumores y descalificaciones la jornada no revistió mayor contratiempo. Leonel Godoy, el PRD y sus aliados, ganaron de manera contundente sin necesidad de exhibir la operación electoral, alejada de los reflectores. Llama la atención que el proceso sea interpretado como el acuerdo entre el cardenismo y el Ejecutivo federal, como un aterciopelado intercambio de reconocimientos mutuos. Te reconozco Presidente si tú respetas mi feudo. Con esas interpretaciones maltrecha queda la democracia, la vigencia del sufragio efectivo. Cuentan, ufanos, otro descalabro a la cuenta de Andrés Manuel López Obrador con un se los dije.

Con estas tres estampas se reflejan los apuros de la legitimación, ojalá que no se olviden de los resultados, de su cumplimiento.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Presupuesto y ejercicio

Los lamentos de Tabasco, a los que se sumó el estruendo del poblado chiapaneco Juan Grijalva, sepultado por un alud de tierra, han restado atención a la negociación parlamentaria y los trabajos que le acompañan en la aprobación del presupuesto 2008. El 15 de noviembre vence el plazo para aprobar el proyecto de presupuesto y darle forma de ley para ser publicado, mientras las fracciones parlamentarias siguen en la puja por los ajustes que consideran pertinentes. Es parte normal de su trabajo que ha sido reglamentado para evitar las dilaciones deliberativas que se extendían hasta el último día del año.

Una vez establecido el presupuesto para su curso legal, su ejercicio entra en una caja que si no es totalmente negra, si tiene opacidades que producen dudas sobre la aplicación de los recursos públicos. Sospechas que no destierran los informes presidenciales. Sospechas que no aclaran del todo mecanismos institucionales como la Auditoría Superior de la Federación, la Secretaría de la Función Pública o el mismo Instituto Federal de Acceso a la Información, guardián de la transparencia.

La oscuridad en el ejercicio, a toro pasado, son materia de escándalo como en el que hoy se encuentra la familia de Vicente Fox y las empresas que se beneficiaron durante ese sexenio del favoritismo presidencial. Hecho recurrente de anteriores administraciones, que también se replica en los gobiernos estatales. Defectos de ejercicio que tiene derivaciones catastróficas como la ocurrida en Tabasco. Por eso es ineludible poner el acento en el tema del ejercicio presupuestal para procurar, sin descanso, plenitud y pulcritud en el ejercicio presupuestal. Sobre todo cuando el Estado tiene retos en materia de alimentación, educación, salud y seguridad. Cuando la prevención y la planeación claudican en el mal ejercicio presupuestal, incluido el subejercicio.

Como dejar porción de millonario presupuesto en manos de Alberto Cárdenas Jiménez en Agricultura, en las de José Luis Luege en el rubro de los recursos hidráulicos o el presupuesto educativo a disposición de los dirigentes del SNTE. ¿Qué va hacer Felipe Calderón para demostrar un ejercicio impecable? Se requerirá algo más que publicidad o el anuncio de una comisión al respecto. Tal vez sea necesaria una revolución cultural en toda la administración pública. Por lo pronto, para efectos prácticos, bien puede empezar Calderón por ajustar el gabinete surgido con el compromiso de la clase política en su conjunto, alineando a profesionales de la administración pública que no están limitados por entrar en conflicto de interés o atender intereses partidistas.

Al finalizar el mes en curso se cumplirá un año de gracia, después del cual no tendrá lugar la justificación de la incompetencia, salvo que se acepte la rendición total ante el sistema que ayer se combatía como la causa número uno de nuestros males públicos.

martes, 6 de noviembre de 2007

Fines de Estado

Tabasco, su desastre pero no su tragedia. Conjunción desafortunada del progreso y los dictados de la naturaleza, lo que todo ingeniero hidráulico sabe de manera sucinta: el agua baja y es “cabrona”. Esto se magnifica cuando las palabras prevención y planeación, junto con los aparatos gubernamentales que las acompañan hacen un conjunto vacío y el Estado trata de conducirse con verbos que son propios del mercado y de la iniciativa privada: emprender y competir. Pero llevamos décadas en las que el Estado se aboca a promover la los negocios como su fin último. Por eso es normal que en la inundación del estado de Tabasco no tengan espacio mediático el Centro Nacional para la Prevención de Desastres y la Comisión Nacional del Agua. Las instituciones creadas por el Estado están nulificadas frente al paradigma de “desarrollo” imperante, por eso le resulta más idóneo al gobernante disponer recursos para las PYMES, ese es su esquema mental que promueve el achicamiento de los fines del Estado.

Se podrá achacarle al cambio climático y a la corrupción el desastre de Tabasco, pero la responsabilidad del Estado en materia de prevención y planeación fracasó rotundamente. Apenas el nueve de octubre el presidente Calderón se reunió en Villahermosa con gobernadores de la región para alentar la integración en lo que coloquialmente se le llama Plan Sur – Sureste. Una reunión como las de siempre, no hay transición que valga, los elogios mutuos y el ojo puesto de los gobernadores en las promesas presupuestales. Todo era cordialidad. Incluso el columnista Carlos Ramírez apuntó que el gobernador Andrés Granier Melo simbólicamente había sido tocado por la deferencia presidencial como líder del plan, borrar del mapa a López Obrador y a Roberto Madrazo. Muy diferentes fueron las caras veinticuatro días después, el viernes pasado. El gobernador de Tabasco y Felipe Calderón discrepaban sobre la causa del desastre. Fue el manejo de las presas que tiene a cargo la Comisión Federal de Electricidad, a lo que el Presidente replicó molesto, es el cambio climático.

Los dos yerran porque el desastre obedece a variadas causas, pero la base se encuentra en las diferencias entre algunos contenidos del desarrollo (la urbanización y la quema de hidrocarburos, entre otros) y el curso natural del medio ambiente. Dotar de pavimento e infraestructura urbana a un pantano tarde o temprano se iba a encontrar desastrosamente con el cauce de las aguas, incluso ya lo había hecho, pero como toda obra e inversión pública no se cumple al cien por ciento, por eso el relumbrón aparece para ocultar la generosa comisión del diez por ciento. También habría que apuntar, como diría el clásico Padilla y Aragón, la combinación de desarrollo con pobreza, por eso ahora el desastre se magnifica en las costas del Caribe, en Chiapas, Acapulco o en centros urbanos, como le ocurrió a Monterrey con el huracán Gilberto.

Como quiera que se le vea, la responsabilidad del Estado en materia de prevención y planeación no puede ser transferida. Es el Estado o es el Estado, la conjunción de gobierno y sociedad. Prevenir y planear son imposibles sin memoria, pero los tiempos presentes se empeñan en borrar toda memoria, se ha dislocado el presente del pasado en una quijotesca andanada contra los mitos. Se vive desbocado en el presente sin darle lugar al futuro, la otra dislocación de los tiempos.

El Estado tiene que ir a lo básico: la seguridad, la alimentación, la educación y la salud, a esos fines debe estar orientada la planeación y la prevención, aunque la tachen de populismo. Del mercado que se encargue la mano invisible o la ley de la oferta y la demanda. Lo que debe quedar claro es que todo mexicano desde su nacimiento nace en un Estado que le ofrece seguridad, alimentación, educación y salud. Si eso no se cumple el Estado es inexistente. Si los fines del Estado no quedan claros su reforma será vana.

Lo de Tabasco, como el fatal accidente de PEMEX, cimbran a la nación, atisban peligrosamente su viabilidad. La responsabilidad histórica de Felipe Calderón será la de asumirse como el último Presidente de la era tecnocrática.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Gracias John

El presidente Calderón regresó a Monterrey, Nuevo León, el martes 30 de octubre, con un nuevo discurso bajo el brazo. Ya no se trató de un reclamo a las élites, como el anterior en el que fustigó de alguna manera a los privilegiados. La ocasión de ahora fue la Cumbre de Negocios celebrada en la capital Regia. Inspirado posiblemente por un manual de optimismo instantáneo que tienen como regla o máxima hablar positivo y la realidad seguirá corriendo a las palabras proferidas. Es dicho, hecho está. El México sombrío de hace un año quedó atrás y el país va por el camino correcto. Lo más acertado e incontrovertible fue la afirmación de que los acuerdos con el Poder Legislativo se están dando, incluso apuntó como de su esfuerzo conjunto la reforma electoral.

No se sabe hasta qué punto el optimismo sea compartido, al menos no para quienes el fantasma de Ciorán les susurra al oído de manera recurrente. Es posible que ese optimismo no sea compartido por el ranchero de San Cristóbal del Bajío, quien es ahora pesimista a la de a fuerzas y no encuentra Prozac que valga. El ex presidente Fox, que de la investigación ya no se escapa, quien sabe del castigo, y de nada le servirá la solidaridad de los senadores del PAN. Jesús Reyes Heroles, director de PEMEX, tampoco está para guarecerse en el remanso del optimismo. Su prestigio profesional está de por medio si no limpia a la empresa que le toca dirigir.

Más crítico es asimilar el mensaje optimista a los tabasqueños, no a sus políticos, sino al pueblo de Tabasco. No es que las inundaciones sea una novedad en ese estado, convivir con el agua ha sido parte de su forma de vida. La urbanización acelerada y la densidad poblacional que trajo la industria petrolera son procesos económico-sociales que catapultan la situación de desastre que embarga a Tabasco. Social y geográficamente el optimismo no es moneda de curso común.

Lo expuesto hasta aquí no tiene nada que ver con agradecido título: Gracias John. Han sido tantos los días que llevan y traen los medios información sobre una acción conjunta entre los gobiernos de México y Estados Unidos. Nombrado Plan México, ya Iniciativa Mérida, con tintes de misterio donde no lo hay. La entrevista que hizo Jorge Fernández Menéndez (Excelsior) a John Dimitri Negroponte ha contribuido a esclarecer lo que el gobierno de México y sus funcionarios nunca pudieron aclarar. La Iniciativa Mérida nace de una conversación que tuvieron George W. Bush y Felipe Calderón el 30 de marzo pasado. Construyendo de manera ficcionada la conversación se puede conjeturar los términos del entendimiento. Ambos presidentes coincidieron en hacer asignaciones presupuestales que se complementarán en la lucha contra el narcotráfico. El de México dentro del presupuesto de seguridad pública, el de Estados Unidos en su presupuesto guerrerista contra Irak y el terrorismo. No hubo documento escrito de por medio, ni lo habrá, ni les interesó generarlo. Por eso no se encuentra documento alguno en la página de internet de la Presidencia. Simplemente, Bush y Calderón coincidieron en empatar propósitos en sus asignaciones presupuestales respectivas. El Congreso de México ya aprobó una parte, falta que lo haga el de Estados Unidos. Si los congresistas norteamericanos votan en contra no pasa nada porque el compromiso no está escrito, no tiene la forma de ley como sí la tiene el TLC.

Hay que decirlo con todas sus letras: la Iniciativa Mérida no existe jurídicamente, no es más que una expresión publicitaria. El gobierno de México debió aclararlo desde el principio, cuando en los medios se soltó la especie: la Iniciativa Mérida es una pauta publicitaria. Y nadie en el gobierno se ha preocupado por aclararlo, dejaron que la prensa se enredara incontinentemente. A las carcajadas de Felipe Calderón habrá que recordarle que el que se ríe se lleva.

martes, 30 de octubre de 2007

Que hable Jesús

El choque entre Vicente Fox y el senador Manlio Fabio Beltrones es la escalada de una clase política que se hace bolas, que no se habitúa al pluripartidismo, que quisiera seguir en los parámetros de un partido hegemónico. Uno acusa de narco al adversario, el otro le dice coyote, pero no le merece acusación penal, mejor le recomienda un siquiatra al bocaza. Ese es uno de los temas. El saldo mediático hasta ahora es una derrota estrepitosa del guanajuatense, al que se le ve acorralado y no ha entendido que dejó de ser Presidente, aunque nunca lo fue en un sentido pleno, más bien en una acepción pedestre. La confrontación es un síntoma del desarreglo que tiene que componer el Presidente legal, acotar al ex presidente y acordar con quienes están en la posición institucional para tal efecto, el Congreso en específico, como lo ha venido haciendo.

Pero es PEMEX, la empresa paraestatal insignia de la Revolución Mexicana, el nudo que al desanudarse puede acelerar la resolución de las contradicciones en la clase política y ayudarle a prefigurar un acuerdo político nacional. Es PEMEX donde se debate la disputa por la nación.

No es casual que esa empresa esté en el centro de la disputa. De tiempo atrás PEMEX es garante de recursos fiscales y, pese a ello, ejemplo de lucro mal habido y corrupción para algunos que medran con el símbolo de la riqueza nacional. Desde siempre la paraestatal ha sido guarida para beneficio de contratistas. En un tiempo se pensó que el lastre mayor era el mismo sindicato petrolero. Era una apreciación parcial que sirvió para la venganza de Carlos Salinas de Gortari contra el cacique sindical Joaquín Hernández Galicia, quien no lo apoyó en su campaña por la Presidencia de la República. Se afectó la participación del sindicato como contratista, pero sólo se trasladó a otros beneficiarios. Desde entonces ha estado en la nebulosa de las intenciones privatizar la paraestatal.

Con Ernesto Zedillo al frente del gobierno federal se creó el engendró jurídico denominado por las siglas PIDIREGAS, que fue una forma de hacer descansar en inversión privada la capitalización de PEMEX, pero que en realidad resultó una artimaña para endeudar a la empresa petrolera sin recurrir a la autorización del Congreso. También desde tiempos de Zedillo se extendió la práctica de la ordeña de las tuberías que distribuyen el energético que produce de la para estatal.

Los problemas de PEMEX se multiplicaron con la administración, es mucho decir, de Vicente Fox. La empresa no resolvía sus problemas, por el contrario, sirvió para ahogar a PEMEX en la insolvencia financiera. Sería largo hacer la lista de las columnas, opiniones y reportajes que la prensa le ha dedicado en los últimos meses a denunciar los abusos que cometió el gobierno de la alternancia al patrimonio petrolero que es bien de la nación. El asunto es que el deterioro es lastre para Felipe Calderón, quien además ha tenido que enfrentar los atentados del EPR con pérdidas multimillonarias. Y si algo faltaba para pintar este cuadro negro sobre fondo negro, ese algo ha sido el accidente ocurrido el 23 de octubre, una plataforma marina de explotación de PEMEX en el Golfo de México se colisionó con un pozo. Las medidas de seguridad se colapsaron y cobraron veintidós vidas de trabajadores de una empresa privada, de esas que han contribuido al saqueo de PEMEX y que se crean, entre otras cosas, para evadir el cumplimiento de las normas laborales.

Hoy la paraestatal está obligada a exponer de manera pública el caudal de sus problemas y las soluciones integrales y de fondo, que no se confundan con una subasta, sino con el aprovechamiento de un bien estratégico inyectándole moral pública. PEMEX cuenta con un director que conoce a la empresa como pocos. Él fue secretario de Energía, su padre fue director de la empresa. Jesús Reyes Heroles ha tenido tiempo suficiente al frente de PEMEX como para exponer en red nacional y horario triple A, con claridad y sobreponiéndose al prurito neoliberal -lo más difícil para él- los requerimientos de Petróleos Mexicanos.

Que hable Jesús aunque se cimbre a la nación, que haga crisis la situación de PEMEX. Que exhiba lo que se tenga que exhibir.

viernes, 26 de octubre de 2007

Intemperie

Pobre es la información de los últimos días en cuanto a la construcción de verdaderos debates. El territorio de la política es un desierto de ideas, será por eso que el territorio ha sido ocupado por la violencia.

Al día de hoy, todavía es discusión la legitimidad electoral de Felipe Calderón. Su ilegitimidad es un asunto que ya quedó grabado en la Historia y punto. Llama la atención el tiempo que se pierde en indagar el disenso que sobre ese tema se da dentro del Partido de la Revolución Democrática. Es todavía más llamativo que al onceavo mes de gestión, la legitimidad lograda en el ejercicio del gobierno sea tan pobre. El liderazgo social dable al cumplimiento de las responsabilidades de gobierno se minimiza por los esfuerzos invertidos en realizar un liderazgo de partido. Por eso las cosas no salen bien ( ver la columna de José Carreño Carlón en El Universal sobre la comunicación desastrosa para situar la Iniciativa Mérida en la agenda nacional)

El quehacer gubernamental vive la calma chicha de la inercia. Parece de mayor prioridad para el gobierno la sucesión de la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional, por querer ganar el partido se descuida el gobierno. El candidato oficial, Germán Martínez, bien puede exponer sobre sus preferencias literarias, pero de su paso al frente de la Secretaría de la Función Pública no tiene prendas que lucir como para hacer atractiva su postulación. Él fue a cobrar y a preparar, por órdenes de su jefe, la eventualidad de su arribo a la dirección del PAN. La sucesión por la dirección de ese partido se ha convertido en un ajuste de cuentas entre algo parecido a los tecnócratas del Partido Revolucionario Institucional y la derecha radical. El que haya candidato oficial, que desde ya se dé por concluida la competencia a falta de contrincantes de peso, es un aviso de que el ungido lo será por aclamación, no por elección.

Con cuentos sucesorios andan en el PRD, aunque el cambio de dirigentes sea hasta la próxima primavera. Son noticias por suceder que ya son noticia. Jesús Ortega o Alejandro Encinas son las opciones de personas, no se sabe a qué proyecto respondan. Lo seguro, considerando la historia reciente de ese partido, es que se organice un cochinero. Lo novedoso sería que sus gobernadores y legisladores, mandamases reales en ese partido, ordenaran la sucesión.

En el PRI van calladitos, avanzando en lo local y en la total discreción de su dirigente nacional. No hay sorpresa en el hecho de que el PRI haya ganado la mayor parte de las contiendas electorales que han ocurrido en este año. Es una confirmación de que el PRI está balcanizado, son treinta y dos PRI que ganan en los estados pero que pierden actitud ante la conquista de la Presidencia ¿Acaso perdió el PRI su vocación de fuerza nacional? Su avance es engañoso, como lo fue cuando los dirigió Roberto Madrazo. Sus sectores están rezagados ante la realidad, no suman a la sociedad civil pues esta tiene otras identidades que no encajan en su organización sectorial. Lo que en este momento destaca al PRI a nivel nacional es la disciplina con la que se conduce en las Cámaras, le falta aclarar para qué.

Enredada transición donde quienes quieren hacer la diferencia del PRI no logran hacer algo mejor, superarlo.

martes, 23 de octubre de 2007

El caldo de la violencia

La violencia es generalmente un indicador del cambio en un sociedad, pero cuando la violencia es producto de la descomposición de los aparatos del Estado desvirtuando su monopolio legítimo (es el caso de la familia acribillada en Sinaloa de Leiva) o resultado de la sevicia violenta de la descomposición social (crímenes impenetrables como el del caníbal de la Guerrero o el de la familia rota con violencia durante su comida en un restaurante) son indicador de que algo de pudrió en el esfuerzo colectivo e institucional que ha modificado las reglas de la convivencia y el intercambio en las últimas décadas. Por eso los acontecimientos violentos que se han mostrado en el país durante el primer año de la administración de Felipe Calderón son razones de peso para no postergar los trabajos legislativos agendados en materia de seguridad, justicia, régimen de gobierno y garantías sociales.

El Estado ha perdido capacidades para infundir respeto. El imaginario de una presidencia fuerte, capaz de alinear a los poderes y autoridades establecidas, dotado con los instrumentos de la concesión y la coerción para imponerse. Ese régimen de democracia plebiscitaria fue realmente devaluado a partir de eficaces construcciones retóricas como la de “la dictadura perfecta” o “la presidencia imperial”, pero todavía estamos a la espera de la retórica eficaz que construya la plenitud democrática. Ayer el lamento opositor deploraba la subordinación del Legislativo al Ejecutivo. Hoy el lamento intelectual lo produce la insuficiencia de acuerdos legislativos y la queja es contra la partidocracia. La imagen de que el presidente tenía en un puño a los gobernadores contrasta con la emergente realidad de gobiernos locales, que han aumentado su capacidad de negociación ante el Ejecutivo federal y se benefician de los inútiles recursos ciudadanos para fiscalizarlos. La balcanización es cuestión de grado.

Por empeños del paradigma neoliberal el Estado disminuyó y sigue disminuyendo, con la pérdida de atribuciones legales o de facto, sus potestades propietarias y de gestión económica con el argumento de que esos eran asuntos exclusivos del mercado. Echar al Estado de la economía y el libre cambio proveería con suficiencia la mesa de todos o de una gran mayoría. El resultado ha sido mayor concentración de la riqueza, concentración que limita la competencia y resta competitividad, que no es capaz de ofrecer los empleos requeridos y lanzan a la población a la economía informal (incluyendo a la delincuencia dentro de la informalidad) o la obligan a emigrar. Cierto es que no son propósitos del mercado detener la desigualdad social o combatir la pobreza, pero esos son territorios de competencia estatal que forman parte de un esquema de seguridad ampliada, es decir, más allá del enfoque policial y que no se han podido atender con suficiencia.

Se ha llegado al punto en el que no se sabe bien a bien quien manda en el país. Una indefinición del mando que es caldo de violencia. Los poderes constitucionales están en proceso de reacomodo. La clase política ha perdido autoridad, autoridad que ha ganado la tecno estructura empresarial del sistema bancario, los consorcios de la comunicación y grupos trasnacionales, sin que por ello detenten responsabilidades públicas asociadas a la seguridad. La línea imaginaria entre lo público y lo privado ha desaparecido. Empresas o gremios ocupan puestos en la representación popular. Servidores públicos que con toda despreocupación se instalan en la empresa privada aportando la información del Estado. Por no mencionar la práctica inveterada de algunos funcionarios que aprovechan los recursos públicos para incrementar su riqueza personal más allá de los ingresos estipulados legalmente.

En fin, parece que se ha tomado la dirección, que se han dado los pasos que conducen al país a su inviabilidad.

viernes, 19 de octubre de 2007

Fin de cuento

Falta poco para el fin del cuento de los extraviados pasos hacia la modernidad, de una contrastante transición en la que los vicios son más poderosos que las virtudes. La opción que se abrió desde el Legislativo con la Ley para la reforma del Estado tiene un año para cumplir sus propósitos y ya corrieron nueve meses. El único logro visible es la reforma a la Constitución en materia electoral. La reforma del Estado ha sido eclipsada por el escándalo. El principal debate que tiene el país es despreciado, se le acusa de ser obra de la partidocracia, de tener como conductor al senador Manlio Fabio Beltrones, pero no se detiene la atención en la pertinencia urgente de los temas de la reforma. Paradójicamente, el escándalo es un argumento más para avanzar en el nuevo ciclo reformador.

Cada autoridad o cada Poder considera que las reglas se cumplen de manera convenenciera. El gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, se lanza a señalar a sus adversarios del PAN por supuestos vínculos con el narcotráfico. Señor gobernador no los señale ¡Denúncielos!, de no hacerlo se convertirá en un chantajista y en un cómplice de quienes acusa.

Otra piedra de escándalo es el ex presidente Vicente Fox, quien ha vivido de burlarse de buena parte de la ciudadanía y ahora resulta que los sorprendidos se dicen engañados y están dispuesto, ahora sí, a quemarlo en la pira mediática. Hay que ser claros: Fox engañó a quien se dejó engañar, pero no todos son inocentes engañados, los hubo quienes muy listos hicieron negociaciones favorables con el engañador o su cónyuge y que se vieron favorecidos con decretos presidenciales como el que modificó el reglamento que regula la relación fiscal entre el gobierno y los empresarios de la radio y la televisión. Esto no se puede quedar como un litigio en los medios, como el protagonizado en la cadena Telemundo (USA) el martes pasado. No se vale insinuar mediante filtraciones que desde Los Pinos se tienen expedientes con el que de pretende acallar a Fox. Eso también es chantaje y complicidad. Si en la Presidencia tienen expedientes que prueban los actos delictivos del anterior inquilino de Los Pinos, si es cierta la especie, lo mejor es tomar el camino que esclarezca y resuelva las irregularidades asumiendo los riesgos de un eventual juicio político o del manotazo si jurídicamente no es posible lo anterior.

El Consejero Presidente del IFE no se queda atrás, desde que olfateó en el ambiente que su cabeza era moneda de cambio comenzó a chantajear con el asunto de los spots que se difundieron fuera de norma. Los 281 mil spots no reportados, que según otro consejero del IFE, significan una irregularidad que hablando en plata supera la del “Pemexgate” y “Amigos de Fox”. De qué se trata, de honrar la legalidad o una venganza del inminente defenestrado. La acusación del Consejo del IFE confirma su ineptitud para conducir la institución a su cargo, pues teniendo los recursos para mantener el control sobre la emisión de spots, éste fue rebasado por los principales partidos. De qué le sirvieron los convenios que signó con Televisa y la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión. El Consejo Electoral, en su venganza, le pega a la ya de por sí cuestionada legitimidad de las elecciones del 2006 y le otorga justificación a su destitución.

Cómo es posible que con tantos antecedentes de licitaciones turbias y no se haya podido librar del escándalo la subasta de la empresa paraestatal Aeroméxico. La duda queda sembrada y no hay autoridad capaz de disipar las sombras sobre la libre competencia que parece mas acumulación originaria, otro episodio de información privilegiada y complicidades. Y los panistas, “ordenados” y sobre todo “generosos”, no se dan cuenta, o se hacen los disimulados o, de plano, tienen cruzados lo cables. Su confusión que no reclama mito en esta primera década del siglo veintiuno, al vivo le erigen estatua y al muerto le rinden homenaje. Si siguen así ya se jodió el PAN.

De nada sirve la épica del México ganador, a nada llevan las invectivas contra los mediocres. A falta de una tercera alternativa, el país enfrenta la disyuntiva de la trasportación de la nación, por medio del escándalo o a través de la reforma del Estado.

martes, 16 de octubre de 2007

La parte y el todo

Un instante, una fotografía, un video editado, un pedazo de la realidad que se alza para mostrarse como si fuera la totalidad. Se simplifica una totalidad compleja, no se registran las conexiones de la parte resaltada para significar un todo. Es el paraíso del especialista que trabajando sobre una parcela da forma a una realidad entera. Es la materia de las verdades mediáticas, explotar la capacidad de la parte para representar al todo. Así informado uno, se queda en la superficie y la profundidad se niega.

Así nos encontramos como las campañas de salud para combatir la obesidad que un buen día son acompañadas de reportajes que se suman a los consejos disuasivos para los gorditos. Se les dice coman sano sin distinguir aspectos hereditarios, sin combatir directamente a la industria de la chatarra alimentaria y su copiosa publicidad, sin señalar que la mala alimentación también está asociada a los bajos ingresos de la mayoría y que no alcanza para una canasta de comida sana. Cuántos trabajadores o empleados, estudiantes también, tienen que comer en la calle para saciar su hambre pero no se nutren Pero esas consideraciones son peligrosas, tienen un sesgo anticapitalista y como no se quiere llegar al fondo mejor se derrota a esas campañas haciendo una celebración diaria del antojito, como signo de identidad nacional.

El matrimonio Fox-Sahagún, por la vida material de la que gozan hoy, han sido objeto del comentario en los medios. Seguramente Vicente Fox ha de estar feliz por dos razones: aparece todos los días en los medios y sus adversarios no tienen los elementos suficientes para llevarlo a la cárcel. Los diputados federales crean una comisión para indagar su enriquecimiento, comisión de dudosos resultados prácticos para el propósito que persiguen. El Universal hace más de dos semanas dio a conocer el modus operandi con el que los Fox-Sahagún se hicieron de bienes: lo solicitaban al empresario elegido con la seguridad de que éste iba a satisfacer el capricho a cambio de un favor o deferencia, teniendo el cuidado de usar un prestanombre para que no quedará documentado el bien en su declaración patrimonial. De esta manera, documentalmente es difícil obtener todas las pruebas. Pero el problema se enfoca parcialmente, va dirigido a una familia con el cuidado de no impactar el tráfico de influencias, modelo de enriquecimiento que ocurre en muchos países. Pero la Cámara de Diputados no ha dicho que quiera resolver el fondo del problema, aunque bien podría organizar un golpe mediático, convocar a los empresarios que participaron en el tráfico y muy pocos atenderían el llamado porque se inculparían. Y si no es la Cámara ¿Quién? El Ejecutivo, quien por cierto tampoco da muestras de acabar con la práctica del tráfico de influencias. Así, por fijarse en la parte sin atender la complejidad del todo la impunidad del ex presidente parece garantizada.

El viernes pasado fueron liberadas varias manzanas del centro de la Ciudad de México de la ocupación de los vendedores ambulantes. Una acción del gobierno capitalino digna de ser fotografiada para reconocer vialidades que se habían angostado hasta desaparecer la visibilidad de sus fachadas. Pero no nos engañemos, es una parte de la responsabilidad gubernamental que ha mostrado eficacia frente a una realidad que parece ingobernable como las concesiones del trasporte urbano, el mal hábito de tirar basura en la calle que se suma a otras formas de contaminación, las limitaciones presentes y futuras respecto a la disponibilidad de agua y energía.

El gobernante ha intervenido exitosamente sobre una porción de la realidad que le corresponde gobernar y le falta mucho por hacer para garantizar la sustentabilidad de la Ciudad. Y, por lo pronto, mantener despejado de ambulantes el territorio liberado. Pero es la fotografía y la declaración oficial con la que se quiere sostener la acción, mantenerla invicta y generar la percepción de que la vida cotidiana de los capitalinos, como un todo, ha mejorado. No estaría por demás que Marcelo Ebrard atendiera cuestiones relacionadas con el ambulantaje, como identificar en qué momento la omisión gubernamental se hizo norma como para perder el esplendor del centro histórico. De eso sabe mucho y como pocos. Pero hay una cuestión mayor que tal vez no esté al alcance del actual gobernante ¿Por qué miles de habitantes se lanzaron a ocupar banquetas, un espacio público, para desarrollar una irregular práctica comercial? Las respuestas serán la medida de la complejidad de los retos, respuestas que se pueden encontrar en el uso del clientelismo político o en las fallas del modelo económico, pero sobre todo, enfocar las soluciones en una perspectiva de la totalidad y no sólo un paliativo.

viernes, 12 de octubre de 2007

Del tributo a la distancia

¡Qué tiempos idos! Cuando la semana de la Radio y la Televisión era un homenaje al Presidente en turno organizado por la principal empresa del ramo, Televisa. Tiempos idos en los que el comediante Roberto Gómez Bolaños celebraba el buen humor de José López Portillo. La relación entre el mundo de la política y el de los medios era de una consistencia pétrea, de granito. A la fecha los medios se han autonomizado no tanto como un servicio público de fortalecimiento ciudadano, sino como un negocio que más allá del entretenimiento, si se da el caso, se sirve del chantaje o la presión para el sometimiento de la política, de los poderes instituidos.

La reforma constitucional en materia electoral aprobada ya por treinta congresos locales es un punto de quiebre. Bifurcación de caminos hacia un nuevo arreglo o perpetuar los usos y costumbres que estableció la administración de Vicente Fox. El primer camino parece la elección de Felipe Calderón, al menos esa interpretación se puede guardar de su alocución ante los empresarios de la radio y la televisión. Un encuentro raro, atípico, de ausencias que hacen una tregua en la que se velan armas. No fueron Emilio Azcárraga Jean, ni Ricardo Salinas Pliego. No estuvieron los coordinadores parlamentarios de las tres principales fuerzas políticas del Senado. No se le vio al secretario de Gobernación, que después del rumor sobre su inminente relevo ha quedado severamente inutilizado.

Ya no es Gobernación desde donde se deshacen reputaciones, los medios se han hecho cargo de esa labor que antes correspondía a las cañerías del sistema, pregúntenle a Roberto Madrazo, a quien los medios primitivamente han convertido en el chivo emisario que sirve de lavatorio o purificación de la sociedad: ¡Miren al tramposo! Para que se salven todos los tramposos.

Ya no son Los Pinos desde donde se controla la imagen Presidencial. ¿Qué se comenta más en los medios para su difusión, las entrevistas de Calderón o de Fox? En términos mediáticos, Vicente Fox le roba los reflectores al Presidente, casi como López Obrador se los ganaba a él. La fruición por estar en los primeros planos de la vida nacional no es propiamente el prometido descanso ranchero que hizo el guanajuatense. Siendo prolija la agenda presidencial se le da calidad de addendum. Lo cual no está mal, el asunto es definir el para qué, si se trata de abonar en la mejora de un servicio público a la ciudadanía o de un rejuego para fortalecer a poderes fácticos.

El sexenio está en un punto clave para dibujar su propio perfil con modelos a emular. El de Plutarco Elías Calles que se encarga de fundar y dirigir una clase política, a través de un partido hegemónico. El de Lázaro Cárdenas del Río con reformas de hondo calado social. El de Carlos Salinas de Gortari con reformas que favorecen la consolidación de grupos económicos. Acaso una combinación con su propia originalidad. Pero hay un modelo que le sugiere su antecesor, el modelo del “Nopalito” Pascual Ortiz Rubio.

Por lo pronto el día miércoles, antes de asistir a la reunión de los radiodifusores, el Consejo Coordinador Empresarial asistió a Los Pinos para hacerle un reconocimiento al Presidente por haber sacado la reforma fiscal. No estaría mal una reunión de Felipe Calderón con los coordinadores parlamentarios de los partidos para darle mayor impulso a los trabajos de la reforma del Estado.

martes, 9 de octubre de 2007

Inseguridad e injusticia

No se sabe hasta qué punto la confrontación entre el presidente Calderón y su antecesor, en la versión de su aparición televisiva el mismo día en las pantallas de los Estados Unidos, es una pugna de fondo, de mundos, de concepciones. No se sabe hasta qué punto el adelanto de los tiempos para elegir una nueva dirección nacional del PAN es parte de una confrontación real. La derecha, hasta que no demuestre lo contrario, nos ofrece una cortina de humo más.

El tema central, que es el de la Reforma del Estado, es confinado a los temas electoral y de régimen de gobierno. Muy de soslayo pasan los temas de la seguridad, la justicia y de las garantías sociales, que son los temas de la sociedad. Primero pasan los temas de los políticos y su relación con los factores reales de poder. Los asuntos que gravitan en la cotidianidad, en el día a día, que permanecen después del temporal de las elecciones, son los temas que ponen a prueba un cambio real y no un cambio de fachada, del partido hegemónico al pluripartidismo.

No se puede ignorar que la exigida lucha contra el narcotráfico está limitada a un esquema policíaco y poco se avanza para modificar las condiciones económicas y sociales que son caldo de cultivo de la alta criminalidad. Condiciones que también detonan la injusticia jurídica (civil, mercantil y penal) y social. Se incautan más de 11 toneladas de cocaína pero no se detiene el engranaje. Se investiga la pederastia pero esta encuentra un lugar estelar en la videograbación clandestina. Inseguridad e injusticia se encuentran o conforman una realidad siamesa en Pasta de Conchos, toponimia localizada en el estado de Coahuila que se hizo célebre en febrero del año pasado cuando explotó una mina de carbón dejando más de sesenta muertos, de mineros que laboraban en las cavernas del yacimiento y de los que la autoridad y la empresa quisieran enterrar en el olvido.

Algo está mal en México frente al bien ganado espacio en las últimas décadas con la ampliación de libertades (prensa, economía y política). Las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia no pueden remontar la desigualdad, no pueden reconciliar un país dividido. La inseguridad y la injusticia se han extendido, son habitantes orondos de un país que tiene una ciudadanía enclenque, flagelada a su merced. De nada de eso habla el barbaján de Vicente Fox pues nunca ha sido asunto suyo, ni como diputado, ni como gobernador, tampoco como presidente, ni hablar de su condición como ex mandatario. Su apuración es la de justificar su riqueza, de manera tan torpe como se hizo personaje público, diciendo mentiras con el talante de un bufón que encontró su medio en la videopolítica.

Si el cimiento de un Estado encuentra en la seguridad y la justicia su razón de ser, si estos dos bienes no son proveídos por él, entonces el Estado ha sido derrotado. Se concluye con rapidez, a los ojos de un neoanarquismo de derechas que el Estado es un estorbo, que sólo falta enterrar el mito de la Revolución para que la plenitud de una era próspera se instale. Exequias del mito que hace tiempo se han consumado, dejando como plenitud visible la guerra de todos contra todos, la ausencia del Estado. En esas estamos, conformando una geografía de inseguridad e injusticia en una nación que ha dejado de ser modelo para su emulación en otras latitudes. México ya no tiene nada que enseñar, salvo la pudibunda voracidad de sus élites.

viernes, 5 de octubre de 2007

No es lo mismo

Los poderes formalmente instituidos tienen que confrontar, atender mejor dicho, hacerse cargo de distintas inconformidades. Unas tiene una base sólida de legitimidad, por ejemplo, el malestar de los empresarios con las decisiones legislativas, el malestar del PRD con el resultado de la elección presidencial del 2006 o el malestar ciudadano contra la construcción de infraestructura o de obra urbana ( La Parota en Guerrero o la Torre Bicentenario en la Ciudad de México) Son confrontaciones que templan al poder, también lo destemplan.

Pero hay otro tipo de confrontaciones que ponen en entredicho la legalidad, que no son simple protesta. Es el caso de la delincuencia organizada o de la guerrilla, que no son lo mismo, cabe advertir.

El cuento es que frente a deliberaciones mayores que plantea el nuevo ciclo de reformas, cuyo signo distintivo es la política y la justicia, el narcotráfico y los grupos armados plantean un desafío que no se miden con el mismo rasero porque no son lo mismo.

Respecto al crimen organizado, una morena de Tijuana ha tomado por asalto la atención de los medios con el nobiliario mote de la Reina del Pacífico, su nombre Sandra Ávila Beltrán. Capturada el viernes pasado bajo el supuesto de que es operadora financiera de narcotraficantes, ante la barandilla no se presentaron mayores pruebas. La mueca ante tal desproporción es inevitable. Pero la mueca es geta mayor cuando uno se entera de que la susodicha tenía una vida de regalo de Hermosillo a Guadalajara, recalando en el Distrito Federal.

Es de sospecharse que no es un caso excepcional, pero sí es de lamentarse la ausencia de autoridad ante personas que con ostentación de riqueza amilanan, hasta nulificar, a los encargados de hacer valer la ley ¿Cuántos como Sandra o en la misma perspectiva sociodelictiva se pasean por el país como si nada? Pero el incordio se hace insoportable cuando la interrogación llega a la cuestión de que una legal acción del Estado produce un espantoso y homeopático derramamiento de sangre, mientras países consumidores como Estados Unidos o España no padecen tal conflagración y se pasean por el mundo como si nada.

Otro caso es el de la guerrilla, que con el fardo de desconocido financiamiento, se planta en el escenario nacional con justificaciones de carácter político. El caso concreto del EPR, que ha tomado un protagonismo no visto en sus ¿Diez? años de existencia, que después de las acciones explosivas de este verano pasado hace audible la marca de sus comunicados. El último, del martes de esta semana, con dos convocatorias. Una que pide una ley de amnistía. Propuesta no desdeñable porque de ella, en otras ocasiones, se ha logrado la disminución notable de la inconformidad subversiva, pero no sólo eso, la amnistía ha llevado a la vida pacífica a los guerrilleros y hasta llegan a ser representantes populares y servidores públicos amarrados a la nómina gubernamental.

La otra convocatoria fue directa a los empresarios, para que sirvan como intermediarios ante el gobierno a su exigencia de la presentación de dos dirigentes del EPR que están en calidad de desaparecidos. Extraña que una organización que se dice de izquierda no convoque a los empresarios, no los conmine a detener la espiral de la carestía de la vida.

En resumidas cuentas, se ha preparado un coctel envenenado que se ofrece precisamente en el momento en el que se despega un ciclo reformador. No es lo mismo protesta que transgresión, que no cunda la confusión, como le ocurre a Ricardo Salinas Pliego al frente de TV Azteca, que con su caballo mediático se ha metido a destruir el Senado, de manera parecida al proceder de El Barzón en San Lázaro.

martes, 2 de octubre de 2007

Y lo que viene

El milagro no se ha realizado, la buenaventura no se ha aposentado, el acuerdo que da consistencia a una clase política no ha concluido. Los afectados del proceso reformador saben que los ladridos no son suficientes, es más, quedó demostrada su inutilidad. Por eso la sonoridad perruna se agotó y ha dado inicio la construcción de una estrategia para minimizar y, si es posible, nulificar por la vía de los hechos el alcance de las reformas.

Al combo empresarial no le gustó el corte del dinero que fluía alegremente de las campañas a la radio y la televisión. Mucho menos le gustó el nuevo impuesto llamado Impuesto Empresarial de Tasa Única. No están dispuestos a ningún sacrificio y primero están sus intereses que los de cualquier gobierno, así sea de derecha o de izquierda. Los grandes empresarios están prestos a usar los medios a su alcance para acorralar a Felipe Calderón pues, en el fondo, lo consideran su empleado. ¡Pobre país!

La estrategia de la élite económica tiene varios abordajes. Uno es el mediático, la radio y la televisión dispuestos para construir mensajes, incluidos rumores, en los que se sugiera torpeza e ineptitud del Presidente y de todos los políticos que no se plieguen a los dictados de la minoría selecta, como sí lo hacen Eduardo Bours o Dante Delgado Rannauro. Hay maña en la coincidencia de los sondeos que revelan una baja en la popularidad del presidente Calderón con los acuerdos tomados entre el Ejecutivo y el Legislativo. No se necesita ser político para ser perverso, con sólo amar al dinero se está preparado para vender el alma al diablo. No sería extraño que al ayer maldecido Andrés Manuel López Obrador le fuera devuelta la voz en los medios que se la negaron, entregarle las ocho columnas.

La otra parte de la estrategia se da ya en el bolsillo de los consumidores, la espiral inflacionaria ha iniciado su despegue firme con el anuncio del aumento de los energéticos, inflación que no se espera a que se haga efectivo el incremento pospuesto para el año que entra, el primero de enero. Por el contrario, la especulación (los especuladores) ya tiene tres meses para exprimir mejor las necesidades de los que menos tienen, para anticipar el aumento a la gasolina y para cargar al consumidor el IETU. Pero esa es la primera etapa. Ya es conocida la capacidad de maniobra que tiene el combo empresarial para acorralar a un gobierno, el siguiente paso será la fuga de capitales para concluir en un crack financiero y la estocada de una devaluación. A repetir la historia que no se quiere repetir.

A lo mejor es una exageración, pero no se ha visto el apoyo abierto, ni la propaganda que muestre el apoyo incondicional de los empresarios a los acuerdos tomados por la institución de los poderes formales. Paradojas te da la vida, un gobierno que viene de la derecha está en trance de confrontarse a la formación de un entente conservador integrado por empresarios al que se sumaría la Iglesia y la ultraderecha que no acepta que en el PAN se mezclen, ni por descuido, los principios de la fe con una untadita de Ilustración. Agua y aceite. Eso sí, ya se alzarán las voces que dirán, Calderón se lopezobradoriza. En esta bárbara verbalización no se puede ocultar la realidad de la desigualdad y la que ha sido el componente decisivo de la polarización.

Desde 1983 las únicas conquistas que se suman son las que fortalecen a los empresarios. Ya se van a cumplir veinticinco años de que la política económica se hizo coto neoliberal y es entendible que Felipe Calderón quiera atender la deuda social, a ver si puede.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Lo que sigue

La negociación de agosto, que deja ver sus primeros resultados legislativos en septiembre y que muy seguramente consumirá el actual periodo ordinario de sesiones del Congreso para, que optimistamente, diciembre cierre el ciclo de las reformas posibles: fiscal, electoral, régimen de gobierno y de seguridad y justicia. Lo básico de trascendental operación es el acuerdo entre el Titular del Ejecutivo y el Congreso, entre el mandatario y los representantes populares. La sequía de acuerdos que impuso la novedad del gobierno dividido llega a su fin. Diez años pasaron para echar andar una nueva etapa reformadora. Mucho encono se ha vivido en el país y no se disipará de manera inmediata el mal ambiente que se creó.

Las condiciones en las que se dio la contienda electoral del 2006 dio por resultado una Presidencia de la República con voz disminuida, no tanto por la legítima oposición del “Legítimo” y sus seguidores, sino por los cobradores de cuentas que han producido la afonía presidencial. Afonía que se superó apenas el viernes pasado, hace ocho días. Los cobradores de cuentas son identificables: Vicente Fox y sus seguidores, Elba Esther y su sindicato y el combo de empresarios que aprovecharon el desgobierno foxista. Así está la cosa, para respirar hondo y no echar las campanas a vuelo.

Después de ocho meses el Ejecutivo y los legisladores llegaron a una misma conclusión: hacer los acuerdos a los que están obligados, asumir los riesgos, abandonar la senda de la confrontación que tuvo su último episodio peligroso el cinco de agosto pasado con las elecciones locales de Baja California. En ese estado de la república quedó demostrado que el modelo de competencia electoral caducó, puesto que es incapaz de producir lo que es esperado de un proceso comicial: consensos.

La institución de los poderes formales ha tomado las decisiones que le corresponden y quienes las detentan o representan tienen que honrarlas. Primero cerrando filas, como es evidente en el curso aprobatorio que ha tomado la reforma constitucional en materia electoral por parte de las legislaturas locales (dieciséis ya dieron el sí) Al unísono, la institución de los poderes formales tendrá que resistir la embestida de los poderes fácticos y ganarles en el terreno que les gusta jugar: el mediático y el palaciego (este último en la actualidad se localiza en los comederos elitistas de Polanco).

El segundo paso, y no menos importante, que el aparato público federal sea visible y eficaz, que no dependa del accionar de dos o tres dependencias. Ya lo ha dicho el mismo Felipe Calderón en una gira por el estado de Chiapas de semanas atrás, hay colaboradores que se hacen guajes. Ya sea por ineptitud personal o por lealtad con el antecesor, el equipo presidencial no jala parejo. También está, en la serie de obstáculos que tiene el Ejecutivo, la perversidad con la que se aplica la Ley del Servicio Civil de Carrera en beneficio de la militancia panista.

Así están las cosas y se da la primera renuncia en el gabinete. Germán Martínez Cázares se va a la contienda para ganar la presidencia del PAN, deja la Secretaría Función Pública como la encontró, en calidad de elefante blanco. Ni un balance crítico, pues el quehacer del funcionario dimitente quedó atrapado en el laberinto del legalismo.

martes, 25 de septiembre de 2007

¡Ya basta!

Por primera vez, en diez meses de gobierno, Felipe Calderón logra captar el comentario de los líderes de opinión después de presidir un evento en el que le toca hacer un discurso o presentación. El viernes 21, en la ciudad de Monterrey, N. L. alcanzó su discurso más atendido en el análisis. Ni la presentación del operativo de seguridad en Michoacán iniciado en diciembre pasado. Ni el anuncio del fantasioso proyecto 20 – 30. Tampoco la presentación del Plan Nacional de Desarrollo el 31 de mayo. El primero de septiembre pasó prácticamente sin voz y al día siguiente fue insuficiente en el teatro del Palacio Nacional para destacar la voz presidencial.

Ha sido en la reunión con los “trescientos líderes” convocados por una revista que el presidente Calderón ha proporcionado el material de trabajo a los editorialistas. No fue un discurso geométrico, tampoco una proyección de las instituciones por construir. Una alocución envuelta en una filosofía de la historia, la de Ortega y Gasset, y la fe católica, en la que confrontó a la llamada minoría selecta con el México quebrado por el dolor y la injusticia. Una homilía que, como las de la misa, no son obligadamente atendidas por los creyentes.

A cuántos de los reunidos conmovió el discurso del Presidente y cuántos atenderán su llamado. Una convocatoria de un gobernante en el límite de la paciencia, que a su modo, lanza un ¡Ya basta! Quien desde un aparato crítico ecléctico se desgarra las vestiduras por formar parte de una élite que se ha elevado sobre la sangre y dolor de muchos mexicanos. Sensiblero y punto. Dejando la expectativa sobre decisiones por tomar. En días extraños en los que su antecesor ha captado de manera desmedida la atención mediática desde su torre de marfil del rancho de San Cristóbal. Cuando el crimen organizado sigue ensangrentando la vida nacional. En los momentos en el que el Congreso, con una saludable fiebre reformadora, sigue afinando un nuevo entramado para la convivencia.

La minoría selecta puede o no hacerle caso a Felipe Calderón, ahí se consumen las posibilidades de la convocatoria. Pero no están ahí los recursos del gobernante, que son los de la política, con los que puede transformar al país. Uno lo constituyen el gabinete en su conjunto, el aparato público y el presupuesto. Recurso sobre el que no se han dado los mejores rendimientos. El otro lo conforman los acuerdos con el Poder Legislativo, el Judicial, los gobiernos estatales y municipales.

Abierto a todas las interpretaciones, el mensaje presidencial no cuestiona en qué momento el país dio pie a la cobardía ante el que tiene una AK-47. Qué sucedió para que otra minoría se convenciera en hacer de la delincuencia organizada su modo de vida, muy a pesar del cristiano amor al prójimo y sin tomar en cuenta el amor al saber. ¿Fue acaso el amor al dinero? Para responder no será suficiente la filosofía de la historia, sino indagar la Historia donde se construyen socialmente los valores que guían a una nación.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Siéntate ahí

Es variado el surtido de los desafíos que enfrentan a las élites mexicanas. Es uno el eje de rotación: el poder.

Uno de los retos, el de la reforma electoral, sigue su paso obligado por los congresos locales para hacer efectivos los cambios a la Constitución. Dieciséis es la cifra mágica para que se alcance o desechen los cambios propuestos. En estos días se ha confirmado el poder de dos grandes cadenas nacionales de la televisión, su capacidad para desprestigiar a la política. Ese es el recurso del que echan mano para hacer prevalecer sus intereses particulares.

Otro desafío es el de la impunidad de Vicente Fox y Martha Sahagún. Ellos han logrado la unanimidad de poner a todos en su contra, al exhibir con el desparpajo que les caracteriza una parte de su propiedad inmobiliaria. Falta por averiguar qué hay detrás, porque la verdad sobre el enriquecimiento de “la pareja presidencial” era conocida. Pero no nos confundamos, el problema en sí no es que se enriquezcan o tengan propiedades los Fox. La cuestión de fondo es cómo un personaje de esta calaña, de baja calidad moral e intelectual, logró alcanzar la Presidencia de la República. Hay problemas de diseño en nuestras instituciones democráticas que han desnaturalizado la competencia de los partidos por el poder. Hay que decirlo claro, por su propia estructura y convocatoria el PAN nunca hubiera alcanzado la Presidencia.

Un tercer desafío que no ha ganado mayor audiencia es la reedición de los desencuentros entre el gobierno federal y el gobierno de la ciudad de México. No es un desafío menor porque se pone en riesgo a la mayor concentración poblacional del país. Un proyecto de seguro al desempleo, todavía en ciernes, propuesto por el gobernante de la ciudad es descalificado por la autoridad laboral federal ¿De qué se trata? Parece que Javier Lozano Alarcón tiene la encomienda de estorbar a Marcelo Ebrard, ignora que para eso está, y de manera legítima, Mariana Gómez del Campo, dirigente de Acción Nacional en el Distrito Federal.

Hay otros desafíos en la arena política, pero uno de manera directa y sin mayores intermediaciones, es el establecido entre el Ejército Popular Revolucionario y el presidente Calderón en torno a la convivencia pacífica. Cada quien defiende la paz a su manera, cada quien se arroga el uso de la fuerza. Más allá de la legalidad y la legitimidad, se enfrentan como dos gladiadores en el límite de lo abisal.

Desde la aparición pública del EPR en 1996, en ese entonces tipificado como pantomima por Emilio Chuayffet, a la sazón secretario de gobernación, esta organización armada se destacó por dar golpes que afectaban a las fachadas de algunos edificios (de bancos o públicos) sin estremecer la tranquilidad del país. Pero ha sido la desaparición de dos de sus miembros, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, lo que ha desatado una serie de atentados explosivos contra instalaciones de Petróleos Mexicanos. El 25 de mayo de este año desaparecieron en la capital de Oaxaca. En Junio fueron reclamados. El 10 de Julio fueron las primeras explosiones de Guanajuato y Querétaro. El 10 de septiembre vino la segunda carga en Veracruz y Tlaxcala. La respuesta oficial a la demanda específica es que no tiene idea de dónde están los desaparecido. Esta respuesta revela que la inteligencia en seguridad del Estado ha quedado rebasada.

Felipe Calderón ha convocado a condenar los atentados. El EPR ha respondido el día martes 18 con un comunicado que tiene como principal demanda la presentación con vida de los desaparecidos, al tiempo que enarbola la bandera de los derechos humanos. No se sabe quien tiene los hilos del caso dentro del gobierno federal para que, de manera pública y precisa, informe de lo que ha venido haciendo la autoridad para localizar a los desaparecidos. En nada le conviene al país y al Presidente iniciar una nueva etapa de la guerra sucia.

No dar pie a dudas sobre la vigencia del respeto a los derechos humanos. Evitar el involucramiento de las Fuerzas Armadas en una nueva guerra sucia. Esa es la obligación del Presidente. Las sombras informativas crecen cuando se enlazan otras informaciones, como la del especialista en temas militares, Javier Ibarrola, quien en su columna semanal de Milenio Diario afirma, sin abundar más, que “hace unos días el Ejército llevó a cabo un fuerte operativo en Oaxaca en el que se detuvo por lo menos a diez individuos.” Como si se tratara de bultos. El gobierno no puede generar la apariencia de que está desinformado, ni dar palos de ciego.
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