jueves, 29 de agosto de 2019

Las líneas opositoras



La renegociación es un recurso válido para modificar arreglos. El martes 27 de agosto, en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, se dieron a conocer los acuerdos a que llegó el gobierno de México, la empresa del Estado Mexicano CFE, con las empresas contratadas para construir varios gasoductos. Más allá de las especificaciones, quedan dos signos positivos para registrar, aunque les moleste a los profetas del desastre. Uno, hay voluntad para realizar acuerdos frente a diferendos manifiestos; dos, acuerdos ventilados ente los medios, con acceso a los cuestionamientos de periodistas. Que no haya marcha atrás, lo público no puede sustituirse por un jardín secreto. Ya no se puede dar manga ancha de opacidad a contratos. Las malas experiencias en contratos con Oceanografía, Odebrecht, OHL, Oro Negro, así lo exigen. Cabe mencionar que en la renegociación intervino la diplomacia, los gobiernos de Canadá y de los Estados Unidos no son ajenos al resultado.

Podrá haber diferencias entre el actual gobierno y el sector empresarial, lo sólido está en que México se reafirma como un lugar con reglas para hacer negocios. Tal vez se sientan molestos los que ayer hacían uso del derecho de picaporte, la intimidad en la residencia oficial de Los Pinos, pero los contratos del gobierno tienen que ser más públicos porque a veces no es suficiente disponer de una plataforma donde colgar los “papeles”.

Comentado esto, paso a poner en renglones las líneas de la oposición. Empecemos por la oposición política institucional, los partidos. Los resultados del primero de julio de 2018 decretaron una redistribución de los recursos públicos. MORENA se quedó con la mayor parte del pastel. El PAN apenas salió tablas en lo material, no tuvo que desprenderse de patrimonio adquirido a lo largo de los años. En el debate su nivel quedó reducido a no más 40 caracteres. El PRI hipotecó sus edificios y tuvo un proceso de renovación de sus líderes nacionales, para exhibir más las cuarteaduras expuestas, lejos de una labor de remozamiento. El PRD perdió su edificio con todo y principios. El PRD está irreconocible, tanto que ahora quiere hacer roncha con su registro para formar una nueva nomenclatura, Futuro XXI.

Como el dinero se convirtió en el único lazo de unión, los partidos tienen dificultades para recuperarse. Se ven más desmonetizados si se agregan otros recursos distintos a las asignaciones de ley que les corresponden. Hay que descontar también la pérdida de puestos burocráticos y el manejo de recursos asociados. Pobrecitos, pobrecitos.

Felipe Calderón, su familia y allegados, al abandonar el PAN se colocaron en la perspectiva de formar otro partido y actúan en consecuencia, México Libre se llama la intentona. Requerirá de gente adinerada que le aporte, de otra manera es muy difícil que consiga el registro. Es necesario recorrer el país en serio, no solo de ciudades medias para arriba, recorrer también el campo y las serranías, donde no llegan los “tweets” operados por las granjas de “bots”.

Existe otra línea de oposición varia y no precisamente partidista. Los servidores públicos de confianza que tienen disminuido su salario y prestaciones por el efecto de la austeridad republicana o fueron alcanzados por la sustitución, el remplazo. Los despachos o gabinetes de estudios que se quedaron sin contratos. Las asociaciones civiles que vivieron de su dependencia al erario. Los medios que se hicieron adictos a los recursos públicos y el mercado no los ha refinanciado igual. Todo un coctel del descontento meritocrático.

Interrumpo estás líneas porque un acto de terrorismo, aun por descifrar, se ejecutó en un antro de Coatzacoalcos, Veracruz, la madrugada del miércoles. El incendio ultimado y sus más de veinte muertos. Qué oportuno, se borra pizarra. Las buenas noticias ceden su lugar a la nota roja, qué “timing”.

lunes, 26 de agosto de 2019

La 4T en líneas


“Los hallazgos de la ciencia política empírica y de la ciencia social han debilitado seriamente la fe democrática en las virtudes y aptitudes de los ciudadanos. Presentan al votante en términos poco halagüeños: mal informado, prejuicioso y apático.”
“o se revitaliza la participación democrática, o se deberá aceptar un estado de cosas en el cual la adopción de decisiones políticas se lleve a cabo con un monto cada vez muy menor de control democrático.”
Sheldon S. Wolin

En la víspera del primer informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, presidente de la república mexicana, quiero destacar la configuración de poder en cuanto esquema de relación entre el Poder Ejecutivo y la sociedad, sin abonar a la feria de datos y diatribas, en las que se encuentran las líneas del cambio de la cuarta transformación.

Antecedente mediato: cuando existía un partido hegemónico y un sistema satelital de partidos. Democracia corporativizada, donde las organizaciones gremiales eran los intermediarios efectivos entre el poder político y la ciudadanía. Recurrencia a la represión y limitada libertad de expresión. Así la paz priísta hasta 1982.

Antecedente inmediato: pluralismo de partidos y hegemonía empresarial, sin ella no se entendería el proyecto de reformas estructurales. Democracia electoral. Desmantelamiento funcional de las organizaciones gremiales a excepción de las empresariales. Cohabitación de los poderes constitucionales con la novedad de los entes autónomos. Ampliación de la libertad de expresión con mayor dependencia de los recursos públicos. El clientelismo se centra en las élites a través del SNI, el FONCA y de las asociaciones civiles. Una reconfiguración de las élites y el poder. La represión oficial continua y se agrega la violencia criminal. La ruptura de la paz priísta.


La cuarta transformación es un cambio si se considera que el actual gobierno hace énfasis en la democracia participativa como digno par de la democracia electoral -el proyecto de referéndum para la revocación del mandato que se inició ante el Congreso, por ejemplo. Las intermediaciones entre el poder y los gobernados quedan reducidas a expresión mínima, el aparato de gobierno (su burocracia) en relación directa con el ciudadano. En el ideal de un servicio público eficiente y sin corrupción. Libertad de expresión y medios autosustentables. Sin represión y con apoyo militar en diversas encomiendas civiles de origen ¿Logrará la pacificación?

Estas especificaciones son políticas y, sin salirse de ellas, se tienen detalles por anotar. Para los partidos políticos el fortalecimiento de la democracia participativa la ven en contra de sus intereses, un aliento a la concentración del poder. Por su parte, la 4T encuentra en la democracia participativa una herramienta correctiva al ejercicio del poder; las organizaciones de la autollamada sociedad civil, del campo, los entes autónomos y toda la red de intermediarios que extraen recursos públicos también alegan concentración de poder. No hay contrapesos, consignan. Para la 4T las decisiones del Ejecutivo están dentro de las atribuciones constitucionales y se modulan por el diálogo entre poderes, los contrapesos establecidos en la Constitución.

En medio se encuentra un modelo de austeridad para desarrollar políticas del bienestar. Una relación con los empresarios en la operación de una cuidadosa cirugía que separe el poder político del económico.

Así veo las cosas rumbo al primer informe de gobierno.

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