sábado, 21 de febrero de 2009

Biopsia


A los graves problemas que enfrenta el país, encabezados por el de la inseguridad y la recesión económica, los colaboradores del presidente Calderón han decidido sumarse a la lista de problemas. El martes 10 de febrero se afirmó aquí: “Ya tronó el gabinete”. Lo sucedido días después ha sido la confirmación del aserto y toda la prensa le ha dedicado espacio excedido a dar cuenta del serial de estallidos.

Luis Téllez, el de Comunicaciones y Transportes, se metió entre las patas del caballo de las telecomunicaciones y contra sus dogmas en materia de economía, ha demostrado ante el público que el libre mercado funciona hasta donde la política quiere. La cuestión es acomodar discrecionalmente, previo acuerdo y no conforme a la norma, el reparto del pastel de las telecomunicaciones. Por eso la cosa está que arde en el sector.

Gerardo Ruiz Mateos, el de Economía y desde París, se metió en el equipo contrario al del Presidente, el de los catastrofistas. No sólo anunció más desempleo, también asustó a la audiencia respecto a la posibilidad de tener México un presidente impuesto por el crimen organizado y del cual nos ha salvado la lucha emprendida por Felipe Calderón. El Ingeniero se apartó de la catástrofobia recomendada por su jefe.

Patricia Espinosa, la de Relaciones Exteriores, durante una conferencia de prensa afirmó que la violencia del crimen organizado se concentra en tres estados, que no es un fenómeno generalizado en el país. Para su mala suerte nadie la creyó. Y para acompañarla en sus dichos, Rodolfo Elizondo, el de Turismo, en entrevista de banqueta, atribuyó a los medios la imagen de violencia generalizada que se tiene del país.
Uno a uno de los colaboradores del Presidente comparecieron ante el cadalso del micrófono mediático, precedidos por Javier Lozano y Alberto Cárdenas. La torpeza se hizo tan copiosa, que el presidente del Senado, Gustavo Madero, no le quedó más remedio que recurrir a la teoría del complot para justificar este desastroso serial de comunicación gubernamental.
Cabe preguntarse si lo evidenciado, la pobreza interlocutoria, es culpa de esta colección de individuos. Si en profundidad lo que se nos está revelando son los límites de lo que Germán Martínez llamó la nueva clase política.

Una excolaboradora presidencial, que ha dado entrevistas por todos lados, la ya famosa Purificación Carpinteyro, es la muestra del porqué la incompetencia del gabinete. Lo que dijo a Reporte Índigo, como lo dijo, con las medias verdades de la sintaxis del chisme enfebrecidas por sus ambiciones truncadas que no “trasgiversadas”. Lo que enseñó Purificación como prendas dignas de la confianza presidencial lo dice todo: su experiencia en la iniciativa privada y su procedencia de la Escuela Libre de Derecho. No le hizo falta más, ni la mínima noción de las responsabilidades de servir al Estado, ayuna de sentido genuino del servicio público. Con esas credenciales el gobierno va a la ruina.

¿Qué sigue? Por el bien de todos, la renovación del gabinete presidencial sustentada en acuerdos verdaderos que sean una revisión rigurosa de la actual política.
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Biopsia: Según la enciclopedia online MedlinePlus, una biopsia es la extracción o extirpación de una pequeña porción de tejido para examinarla luego en el laboratorio. Una biopsia se realiza con mayor frecuencia para examinar un tejido en búsqueda de una patología.

domingo, 15 de febrero de 2009

Inversiones


El país, la economía mexicana está urgida de recursos frescos, de inversiones. Cada que puede, todos los días, el presidente Calderón hace su solicitud a los inversionistas con la promesa de que el futuro les recompensará con creces. Los inversionistas, por su parte, no se atienen al pedimento del gobernante, atienden a la información y a su olfato, prefieren garantías escrituradas de ganancias aseguradas pues el dinero les es tan importante como para no dejarlo al vaivén de la ley de la oferta y la demanda, que eso se lo dejen a los bobos y a los ideólogos del libre mercado.

Es difícil atraer inversiones si se agrega la actual situación de inseguridad que ya no sólo se identifica en la lista diaria de ejecutados. Ahora salen a las calles de Monterrey, en Nuevo León, pequeños grupos de enmascarados pidiendo la salida del Ejército de esa entidad, precisamente de la institución que carga sobre sus espaldas la lucha contra el crimen organizado. Ahora nos enteramos de los saqueos que se hacen a vagones del ferrocarril que transportan granos por parte de la población empobrecida de Celaya, en Guanajuato, que se ve sin alternativa.

Las inversiones tan ansiadas también se encarecen por la operación fallida de los encargados gubernamentales, no sólo por la crisis global. Los operadores del gobierno, responsables de generar confianza no han estado a la altura de la crisis. Un ejemplo es el inusualmente balconeado Luis Téllez, Secretario de Comunicaciones y Transportes. La semana pasada ocupó las primeras planas de los diarios por una serie de grabaciones que no valen más que el cotilleo familiar o de oficina. El secretario se sintió ofendido y por medio de su vocero afirmó que interpondrá denuncia.

Eso tiene importancia menor frente a las obligaciones de Téllez. Entre sus múltiples responsabilidades, Téllez es encargado de impulsar el programa de infraestructura del cual se informa poco porque prácticamente ése programa de presupuesto millonario no se ha ejecutado con la eficiencia que la situación exige. Sea por lo que sea no se han dado pormenores, ni evaluaciones de los resultados de dicho programa. El secretario no ha podido con el paquete.

Otro asunto bajo jurisdicción del secretario es el de las telecomunicaciones. Tampoco ha podido mediar entre los empresarios del sector, tal vez porque se encuentra comprometido con Televisa y tiene desavenencias con Telmex. Tampoco ha podido conducir a la burocracia encargada sobre la materia, a punta de periodicazos corrió a una subsecretaria que tenía todas las credenciales de la nueva clase política, calderonista de la Libre de Derecho, la fugaz estrella Purificación Carpinteyro. Tampoco se ha podido entender con la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), incluso modificó el reglamento interior de la secretaría para, por la vía administrativa, quitarle decisiones a ese organismo autónomo y arrogárselas él mismo. Los legisladores del PRI ya interpusieron una demanda contra la SCT por las disposiciones de ese reglamento.

Está bien que Luis Téllez denuncie las grabaciones si se siente difamado, después de todo lo que las grabaciones revelan es la forma de ser de la élite en el poder. Pero que primero renuncie debido a su incapacidad demostrada para desempeñar el actual encargo. Por su desempeño no le sirve al Presidente. A lo mejor le quiere servir a Felipe Calderón en otro sentido, en el privado. Y ése sí sería un escandalazo.
Ya lo dijo el inefable Lorenzo Servitje, pobre presidente.
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