De Iguala a Culiacán hay, en el
tiempo, dos años de separación de dos crímenes ejecutados con violencia extrema
por la delincuencia organizada. El 26 de septiembre de 2014 las víctimas fueron
estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero;
el 30 de septiembre de 2016 las víctimas fueron soldados del Ejército mexicano,
hace quince días apenas.
En común, estos dos hechos
exhiben la falta dolosa de una supuesta coordinación del aparato de seguridad.
Una segunda semejanza es la dificultad para ofrecer de manera casi inmediata
una relación de hechos que conduzca a la captura de los criminales.
Por qué los delincuentes pueden
actuar tan descaradamente y librarse de la acción de la justicia. La óptica
judiciaria es insuficiente. Ya en una ocasión sugerí la elaboración de una
economía política del narco, es decir, como una actividad económica lucrativa,
que tiene un mercado y contribuye a otros mercados, con su red de producción,
distribución y consumo. Peso económico específico que funda su base social y
poder de facto.
Ahora sugiero otra perspectiva no
exenta de cierta redundancia, pero que informa de la fortaleza del crimen
organizado frente a una sociedad que decide voltear para otro lado y ante una
estrategia de los vasos rotos en la que han derivado distintos y consecutivos gobiernos
para combatir este mal: lejos de contener el crimen lo esparce por todo el
país.
La retícula que soporta a las
actividades criminales es real y efectiva, aunque se le dé invisibilidad a
través de la falta de denuncias que operan como un blindaje.
Un hilo de la red criminal se
encuentra en la familia de cada delincuente ¿Cuántos delincuentes son
denunciados por sus familiares? El lazo de amor parental protege a los
delincuentes.
Otro hilo de la red se tiende
sobre la vecindad donde habitan los delincuentes. En ciudades y colonias,
pueblos y comunidades rurales, los vecinos conviven con esta gente –no
precisamente por gusto. ¿Cuántos delincuentes son denunciados por sus vecinos?
El lazo del miedo protege a los delincuentes.
Un hilo más de la red, pero no menor,
se tiende desde las autoridades que encubren el delito ¿Cuántos delincuentes
son denunciados por servidores públicos? El lazo de la corrupción protege a los
delincuentes.
A esta urdimbre se agrega otro hilo,
el de la obtención de ganancias. Bancos, firmas del giro que se guste incluir
hacen sociedad con delincuentes (el blanqueo de dinero) ¿Cuántos delincuentes
son denunciados por las empresas? El lazo del lucro protege a los delincuentes.
Toda la red requiere de un hilo
perimetral para que no se deshaga fácilmente. Es el hilo amoral que unifica a
la red pues garantiza una indiferencia absoluta respecto al bien y el mal. Lo
delincuentes no conocen límites, no distinguen entre el bien y el mal por eso
no les preocupa ni tienen remordimiento por el daño causado a la gente.
Y el país entero parece
acomodarse a esta situación, en ominosa condición de que la rueda criminal llegue
a casa y entonces sí, la tierra nos ha tragado.