miércoles, 22 de septiembre de 2010

El nuevo negro de la feria

No es negro, eso sí chaparrito y de copete como distintivos físicos. Es Enrique Peña Nieto, el nuevo negro de la feria al que hay que tirarle de pelotazos debido a que es el más adelantado en las preferencias para ser presidente de México en el próximo sexenio. Preferencias que son más bien construcción de ilusiones que muchas veces distraen al país de lo importante y de lo apremiante. Se sustituyó el juego del tapado por el juego de los sondeos de opinión. No se aprende la lección que precedió a la elección presidencial del 2006. En ese entonces, Andrés Manuel López Obrador era el prospecto a nulificar por parte del oficialismo. Se inventó lo del desafuero, después la campaña que lo exhibía como un peligro para México. Y ni así se echó a bajo su arrastre popular, el del Macuspano, hasta que llegó el día del “haiga si como haiga sido”.


Ahora Peña Nieto padece el hecho de ser el adelantado y estar en la primera línea receptora del golpeteo. La promoción de una modificación al código electoral del Estado de México, que elimina las candidaturas comunes y valida las coaliciones entre partidos basadas en un programa y un compromiso constructivo, ha sido motivo para enderezar campaña en contra del gobernador mexiquense. De miedoso y autoritario no lo han bajado. Son los riesgos de la política, Peña Nieto lo sabe o debe saberlo. Está por verse si los ataques lo fortalecen o lo doblan.


También es de tomar en consideración el antipriísmo de concreto armado, ese que considera a la desaparición del PRI el remedio de todos los males del país. Es la misma corriente que en la opinión impresa argumentó la alternancia a favor de ese analfabeta funcional llamado Vicente Fox, corriente que en su enfermiza fobia vuelve a la carga y nos oculta en sus silogismos el pozo político en el que se encuentra el país, llamado eufemísticamente transición. Pero en el pozo no se va para ningún lado, simplemente se está en caída libre porque no se ha llegado al fondo.


De la derrota del PRI se esperaba tener una disminución de la inseguridad pública, la percepción sensible indica que la inseguridad se ha multiplicado. De la derrota del PRI se esperaba el abatimiento de la corrupción, pero nada, puras naranjas agrias en lugar de peces gordos. De la derrota del PRI se esperaba revertir desigualdades sociales y fíjense que siempre no, por el contrario, se ha pronunciado el abismo.


Estas reyertas mediáticas que se generan por la mera invocación de “los presidenciables” son contraproducentes al espíritu democrático que supuestamente las anima. La democracia anhelada se nos escapa ante la tremenda lucha por el poder. Un poder que se jugaba con cierta estabilidad bajo el esquema del pacto corporativo. Pacto que comenzó su declive, su capacidad de conducir a la clase política y a las demás élites desde la ruptura entre priístas de 1987, lo que trató de canalizarse a través de la democracia electoral.


En el camino, a la ruptura del pacto y bajo la protección de las instituciones formales de la democracia, los poderes fácticos decidieron hacer su propio juego de chantaje permanente a las instituciones y a la sociedad, hasta realizar su asalto al poder encubiertos por el proceso electoral del año 2000, refrendando su asalto en el 2006. Es así que se ha llegado a la intolerable situación donde pocos cada vez tienen más y son menos, mientras muchos tienen menos y cada vez son más. Esa es la discusión que no se atiende y desahogarla podría ser el principio para desatorar otros temas.

martes, 21 de septiembre de 2010

Hoy he decidido no enojarme



Para otra ocasión, a la próxima, abordaremos el fenómeno Peña Nieto. Gobernador que ha sido objeto de iracundos comentarios. Por hoy dejaremos los temas que están en el ánimo de la prensa. Se tratará de un asunto muy personal y al mismo tiempo común a muchos ciudadanos, un tema que no ha tenido mayor continuidad o persistencia en los medios y casi siempre en la perspectiva de la catástrofe de las finanzas públicas: las pensiones y el ahorro para el retiro. No haré un encuadre técnico, no tengo capacidad para hacerlo. Lo que sí puedo es ofrecer la perspectiva vivencial. Desde la soledad del individuo y la tortuosidad del aparato público y la inoperancia de la representación gremial. Disculpen si resulto muy anecdótico.


Desde que se promulgó la nueva ley del Issste (Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado) entró en operación un esquema propagandístico de corta vida sobre las bondades de dicha ley, pero poco, muy poco se ha hecho por informar, asesorar y guiar a los trabajadores involucrados. Por ejemplo, la unificación de cuentas es un ejercicio de resistencia para el trabajador porque la autoridad así lo quiere. Ella tiene la base de datos donde aparece cada servidor público y las cuentas que acumuló en su travesía burocrática. No basta que el trabajador se identifique para unificar en una sola cuenta todos sus recursos del ahorro para el retiro y el fondo de vivienda, tuvo que pasar de dependencia en dependencia, de institución financiera en institución financiera, para mostrar documentos recientes de sus estados de cuenta. Y si lo consigue ello no significa que ya realizó su tarea, suele suceder que por error –quiero suponer- aunque se presente la documentación el empleado receptor no las integra debidamente en una cuenta. Como quien no quiere la cosa se dan omisiones que si uno no está atento el dinero ahorrado no queda registrado. Eso en el caso de quien se adentra en el trámite. Es de imaginarse la cantidad de recursos de quienes no unifican sus cuentas. En lugar de tantos anuncios de los logros de gobierno bien se debería hacer público que se va hacer con el recurso que queda bailando. Imagino que así como se repartieron banderitas el gobierno se podría comunicar con los ciudadanos involucrados, buscarlos y ponerlos al tanto directamente para que aseguren sus ahorros y verificar documentadamente qué ahorros no fueron reclamados.


Otro asunto es el historial de cotización. Ahí también se dan errores. Puede ocurrir que aunque el Issste tenga cierta información de los pasos laborales del servidor público, x dependencia puede negar unilateralmente periodos de cotización sin avisar, mucho menos convocar al trabajador a que documente su historia laboral. No reconoce y el Issste acepta sin chistar aunque afecte al trabajador, no avisa y el servidor queda en total indefensión para efectos del cálculo del Bono de Pensión. Otra vez el recurso queda bailando y no hay información pública al respecto. A chingarse y perder días taloneando lo que a uno le pertenece.


Lo más grave se da con los adultos mayores, que en el declive de su vida no están en plena capacidad para atender los trámites. Ver la fila de gente con bastón o en silla de ruedas que no es atendida de acuerdo a su circunstancia es una aflicción ajena, que parte el corazón. Es en esa situación donde de oficio el Instituto Nacional para la Atención de los Adultos Mayores se debería de prodigar brindando gestoría gratuita y no sólo dedicarse a procurar descuentos. Es ahí donde el líder de los burócratas debería estar el frente de los trabajadores y no dedicarse a derrochar las cuotas sindicales apostando en casinos de Las Vegas, Nevada.


Hoy he decidido no enojarme aunque haya perdido la mañana. Es un decir. La mañana me sirvió de material para elaborar esta comunicación que espero sea de interés. De paso, poner al descubierto la demagogia gubernamental de que con los nueve manuales que publicó recientemente se abate la tramitología. Nada de eso mi hermano, una palanca me hubiera allanado el camino.

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