jueves, 3 de septiembre de 2009

Tiempo revuelto



Para el presidente Calderón es la hora del cambio. Suponemos entonces que el año dos mil no fue del cambio y hasta después de nueve años el cambio vuelve a ser consigna. El mensaje a la clase política y distinguidos invitados propuso un cambio pero en realidad se retomaron las propuestas ya trilladas de la presente administración. No se trata de una propuesta para cambiar el modelo económico, tampoco de cambiar el régimen político, eso sí, por el orden de exposición hay un cambio en el orden de prioridades.

El decálogo no aborda el tema ambiental que en el Plan Nacional de Desarrollo postuló como uno de los ejes de la política pública. Eso sí, los primeros tres puntos se concentran en la política social. Otros tres puntos nos hablan más bien de una reforma administrativa que incluye a las empresas públicas. Un apartado a las telecomunicaciones, otro a la reforma laboral, otro a la política y el infaltable tema de la seguridad. Los mismos temas del inicio de la actual administración que no han tenido la orientación que quisiera el Presidente. Nada nuevo, salvo las circunstancias de deterioro del país que Calderón eufemísticamente llamó “un año diferente”.

Hay otro aspecto de las circunstancias, decisivo para el futuro de la propuesta gubernamental: el fortalecimiento del Partido Revolucionario Institucional que hoy cuenta con el conjunto de legisladores más numeroso en la Cámara de Diputados y un líder en el Senado que dicta la agenda pública. Así lo mostró Manlio Fabio Beltrones al ser entrevistado después del mensaje presidencial (A manera de digresión: si el sonorense quiere jugar por la Presidencia de la República tendrá que sobreponerse a la campaña de desprestigio como no lo hizo Roberto Madrazo, asegurarse de que Beatriz Paredes no sea su Elba Esther Gordillo y que los gobernadores de su partido se la jueguen con él) Con ellos, con los priístas tendrá que negociar Felipe Calderón, de manera clara y si es abierta mejor. Por lo pronto, el PRI ya plantó como eje de la gestión gubernamental a la economía, desde el cual se propone la consecución del crecimiento, el empleo y el combate a la pobreza, teniendo como instrumentos el fortalecimiento de las finanzas públicas y la regulación del sistema financiero.

Lo irreconciliable para el presidente Calderón está a la izquierda. Desde la tribuna de San Lázaro, un día anterior al mensaje de Palacio Nacional, el diputado Muñoz Ledo planteó el cambio de régimen, que se adopte el sentido de la realidad que nos dirige hacia el parlamentarismo. El neopetista fue más lejos: propuso “la dimisión formal de quien ostenta la investidura presidencial”

Por lo que respecta al desayuno y la foto que se dispensaron Jesús Ortega y César Nava al día siguente, hay que verlo como parte del anecdotario, sin peso en el debate real. Porque ni Ortega es el representante non de la izquierda, ni Nava es el jefe verdadero de Acción Nacional.

Y lo último sobre el evento que congregó el Ejecutivo el día de ayer: ver a los miembros de la cúpula empresarial en calidad de borregada, a excepción de Carlos Slim Helú, que si le fue tomada la voz para la de ocho en La Jornada.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Rendición de cuentas



De qué se trata en el fondo el informe presidencial, de un ejercicio de rendición de cuentas por parte de la máxima autoridad del país ante el Congreso y para los gobernados. En los hechos no ha sido tal o no del todo, pues la ocasión se utilizaba para formar expectativas sobre el rumbo del país en el marco del nacionalismo revolucionario. Desde hace más de veinte años el informe comenzó hacer cuestionado severamente por su ceremonial, su ritualización, su besamanos y lo que después se condensó en la condena del día del Presidente.

Desde la sociedad y desde la oposición parlamentaria la descalificación del informe terminó por acorralar a la institución Presidencial, al grado de impedir la exposición del Ejecutivo ante el pleno del Palacio Legislativo, hasta acordar un acto austero de entrega – recepción, cancelando el monólogo y el falso diálogo entre Poderes que más bien degeneró en diatriba. A lo largo de estos años, el debate sigue enganchado al ceremonial, al formato del informe, descuidándose lo fundamental: la rendición de cuentas.

El tema no parece tener la mayor importancia para la clase política, como que no le es inherente, salvo que se utilice para desprestigiar al adversario. Existe un pacto tácito entre los políticos como para no hacer olas. La rendición de cuentas es un tema de salud pública que no es de obvia y urgente resolución, como diría el habla parlamentaria.

Sin embargo, uno de los beneficios inmediatos de la rendición de cuentas redundaría en el aprovechamiento virtuoso de los recursos públicos, nulificando la economía subterránea de la corrupción y hasta serían innecesarias reformas fiscales. Los políticos alcanzarían la autoridad suficiente que les serviría para resistir el chantaje o la intimidación de delincuentes, empresarios y movimientos sociales.

Lo que se ha hecho en los últimos años para institucionalizar la rendición de cuentas, significa tantos esfuerzos como maneras de darle la vuelta para desviarse del propósito. Se ha creado una secretaría que responde al Ejecutivo, existe una Auditoría Superior de la Federación que responde al Congreso, las dependencias tienen órganos internos de control y auditorías externas realizadas por despachos privados. Nada de eso le sirve a la sociedad y, por tanto, no le importa.

Desde la Constitución y en diversas disposiciones legales la rendición de cuentas está enunciada, pero no hay un trabajo consistente, ni voluntad para construir un sistema de rendición de cuentas que articule el arsenal de disposiciones jurídicas. Está la Ley de la Administración Pública Federal, la de Responsabilidades de los Servidores Públicos, la de Procedimientos Administrativos, la del Servicio Público de Carrera, la de Transparencia y Acceso a la Información, la de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y la que el año que entra tendrá vigor, la Ley de Contabilidad Gubernamental, así como todas las que en este momento no vienen a la memoria. Además, se instituyen reglamentos que son verdaderas ganzúas para abrir a la manipulación el espíritu de la ley.

En conclusión, no hay un sistema efectivo y confiable de rendición de cuentas, ni se vislumbra acuerdo entre Poderes y niveles de gobierno para el ejercicio de la rendición de cuentas. Esta falta o vacío es por negligencia o desinterés de los partidos, de todos. Esta carencia no es atendible con spots que aludan a la actividad gubernamental o con encuestas de popularidad de los gobernantes, ni con la retórica de Porfirio Muñoz Ledo lanzada desde su biografía política que es un galimatías. Hay que hacer algo y los Poderes tienen la palabra.

lunes, 31 de agosto de 2009

Lejos de los hombres de negocios



Lejos de los hombres de negocios, el pueblo de Iztapalapa ha sido materia informativa gracias a su delegado electo Rafael Acosta, quien de la noche a la mañana se ha convertido en un personaje acosado por los medios de comunicación, que le dedican entrevistas y titulares. No se trata que tenga alguna información importante, trascendente, algo que nos sorprenda sobre esa demarcación cuya población padece de falta de agua potable y es asolada cotidianamente por los delincuentes a cualquier hora del día, de preferencia en el transporte público concesionado, entre otros graves problemas. En el fondo, los medios se burlan y desprecian a tan pintoresco político que se formó literalmente en la banqueta. Simplemente es el morbo y las ganas exhibir a López Obrador y al sector de la izquierda aliado a él que absurdamente utilizaron a “Juanito”.

No viene al cuento rememorar el cuento que hizo célebre a Rafael Acosta. Sí importa destacar la simulación que se dio al amparo del proceso electoral pasado en la Delegación Iztapalapa, y hoy debería ser considerado este affaire para ajustar la legislación electoral ante este tipo de situaciones. De tiempo atrás, en Iztapalapa se vive un cacicazgo de René Arce y su medio hermano Víctor Hugo Círigo. Después de que se sucedieron como delegados, en el trienio anterior lograron colocar como delegado al chofer de uno de ellos y ahora querían que fuera la esposa de René, estableciendo de facto una aristocracia barriobajera en abierto contrasentido con el espíritu de libre ejercicio democrático. Ése es el mal de Iztapalapa, ante el cual el mentado Rafael Acosta terminará sometido sin que sirva de remedio a los males endémicos que padece la población. Y lo que es peor, es probable que se dé lugar a enfrentamientos violentos si desde la política y desde los medios de comunicación no se despresuriza el encono en ese bastión de la izquierda.

Lo importante no puede quedar sustituido por lo pintoresco, hay información más relevante que debería captar mayor espacio mediático, por ejemplo, la coincidencia de los partidos a rechazar se legisle en materia de IVA a los alimentos y las medicinas. De los pocos consensos que se dan entre los políticos que amerita ser machacado en los medios y no tuvo el eco que merecía. Por el contrario, la opinión contraria de Claudio X, González Laporte (CXGL), acerca de la necesidad de dicho impuesto, apenas mereció algún recuadro informativo. El legendario ejecutivo de la empresa trasnacional Kimberly Clark advirtió que sin ese impuesto México está condenado a la mediocridad, que todos los países competitivos lo tienen.

Por venir de quien viene, un personaje que ha sido consejero de importantes consorcios y dirigente de organismos cúpula –actualmente preside por tercera ocasión el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios- que de acuerdo con la publicación Líderes Mexicanos por “su inteligencia nata y visión, se ha convertido en una de las voces más respetadas como una suerte de vocero de los empresarios.” A él los medios no lo tratan con desprecio, ni se burlan de él, por el contrario le otorgan las más de las veces una reverencia rayana entre la devoción y la lambisconería. CXGL, más que vocero o ideólogo, ha sido el propulsor del actual desastre nacional pues él ha sido promotor del dominio absoluto de la iniciativa privada en las actividades económicas, eso que peyorativamente se llama neoliberalismo que no es otra cosa que el reciclaje del capitalismo salvaje del siglo XIX. Gracias a que sus planteamientos han sido recogidos durante los últimos cinco sexenios es que México ha destruido su clase media y ha sumido a más de la mitad de la población en la pobreza. Por eso dicen los que le rinden pleitesía, como Armando Paredes dirigente del CCE, que CXGL “es uno de esos hombres que no sólo conocen y entienden muy bien la política mexicana” ¿Conoce? ¿Entiende? O simplemente sabe lo que es del dominio público, que la debilidad de los políticos mexicanos son sus ambiciones materiales.

En fin, que el Ing. CXGL pone como solución a la competitividad de la economía el IVA a alimentos y medicinas para mejorar las finanzas públicas que durante todos estos años nos han dicho que estaban sanas y hoy presentan colosal boquete. Porqué no se pronuncia en contra de la devolución de impuestos a las grandes empresas, en contra de ese inagotable subsidio a los banqueros que es el Fobaproa/Ipab y de todas esas mañas que les dispensan subsidios gubernamentales a los que más tienen, lo que mal puede entenderse como libre comercio y sí bien como populismo para los ricos. Lo peor es que el desastre económico del país llega cuando CXGL creía realizado el gobierno de empresarios para empresarios que trajo consigo el arribo del PAN a la Presidencia de la República. Se ha llevado el chasco que le han deparado sus propuestas.

Así concluimos el agosto mexicano, en el extremo unificado del lumpenproletariado y la clase opulenta.

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