martes, 6 de diciembre de 2016

Población dañada

“La elite se presenta como bendecida por los dioses y se esfuerza enormemente por asegurar que las instituciones religiosas respalden esa reivindicación. Además, dado que controla el sistema legal, crea leyes que la beneficien y maneja el sistema judicial de forma que promueva sus propios intereses, normalmente sin preocuparse por los efectos que pueda tener en aquellos que no forman parte de su clase”.
Bruce W. Longenecker.

Hemos llegado a diciembre, entre la desaprobación y el optimismo, según el medio o el mensaje que se quiera atender. La dificultad es valorar y seleccionar la información de acuerdo a la cultura y los conocimientos de cada quien.

Qué nos dijo el Diario Reforma en su doceava encuesta enfocada a evaluar al presidente Peña (Es un exceso considerar que se evalúa algo o a alguien por una encuesta, así sea muy elaborada, la evaluación es más compleja): “Enrique Peña Nieto mantiene baja aprobación”.

Qué nos dijo el Presidente ese mismo día, primero de diciembre, al iniciar el último tercio de su mandato. En un mensaje de buena voluntad, sensiblero y de autoelogio, en la línea intrascendente del lugar común: “veo el futuro de México con gran optimismo”.

Una percepción negativa de la ciudadanía se confronta con la manida fuga al futuro de siempre. Lo que se aprecia en este par subjetivo del presente y el futuro es el desencuentro entre gobernados y gobernantes.

Considerando algunos puntos de la temática propuesta por la encuesta y la exaltación a la unidad abstracta de la que presume el Presidente, conviene hacer una correlación que matice el optimismo, empezando por admitir que existe una población dañada, independientemente de que en ello incide o no la actuación presidencial. Daño multilateral causado por estructuras que parecen inconmovibles, muy a pesar de las reformas. Preguntarse por qué si se hace lo bueno lo malo resalta no se responde con una campaña publicitaria. Por el contrario, es una forma de evadir la cuestión.

Por qué empeora la corrupción. Porque hemos construido una sociedad centrada en la codicia, en la riqueza material como fuente de estatus y honor.

Por qué se mantienen altos índices de violencia. Porque la autoridad se corrompe y es la primera en no respetar las reglas.

Por qué no se aprecian las variables económicas y la contención de la inflación dentro de un dígito. Porque se ha moldeado una sociedad “aspiracionista” (insaciable) Porque pese a la adopción de un mejor entorno legal para el funcionamiento de los mercados, éstos se han formado sobre una base amoral que no se detiene en valorar la dignidad humana.

Por qué no mejora la seguridad. Porque el país está fracturado, desunido a causa de… ver las respuestas anteriores.


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