miércoles, 17 de junio de 2009

Es lo social ...



El siniestro fatal –infanticida- de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, está puesto para dar pauta o ser el punto de quiebre que ponga lo social en el centro de la aplicación de los recursos públicos. Contrario a esta posibilidad, lo social no ha sido tema primordial de las campañas. Lo que las campañas han producido, sus spots para ser específicos, es un hartazgo, una náusea colectiva por la política.


Cómo es que hemos llegado a este punto de rechazo social por la política en su vertiente de disputa electoral. El empresario Alejandro Martí se lo atribuye al incumplimiento de los políticos. En ese entendido, recupera un procedimiento establecido por Enrique Peña Nieto durante su campaña que lo llevó a la gubernatura del Estado de México: comprometer ante notario sus promesas. Hasta qué punto es efectivo el planteamiento, hasta qué punto es una estratagema para lidiar con la corriente de opinión que promueve el voto nulo o blanco como medio para patentizar la molestia para con los políticos.


¿Son los políticos y la partidocracia el problema? ¿Los compromisos notariados por Peña Nieto han incidido para abatir la inseguridad en el estado que gobierna? Son preguntas que uno se tiene que hacer para captar con ojo crítico lo que en los medios se comunica a la ciudadanía, no quedarse con el sustrato de enojo justificado de la sociedad que los medios resuenan. Porque si es así, la propuesta de los opinadores del voto antipartido no pasará de malestar sesudamente expuesto. Porque si es así, la propuesta del señor Martí llevará agua al molino de quienes se han beneficiado de este estado de cosas.


Qué se quiere decir por estado de cosas. Que no habrá legislación suficiente en materia de seguridad, electoral o lo que se quiera poner, mientras en el país siga prevaleciendo, por usos y costumbres de las élites, la desigualdad social. No debería ser aceptable que la renta nacional esté tan mal distribuida. Ya no debería suceder que la diferencia en el trato ante la justicia que tiene cualquier ciudadano sea el dinero o las influencias. La justicia es un bien escaso que agravia por su ausencia a la mayoría de los mexicanos. Ése es el estado de cosas que anima el descontento, combustible para la polarización. Si los expedientes de la injusticia se pusieran en el cielo perderíamos la luz del sol.


Por eso lo sucedido a los 46 niños hermosillenses puede dar fin a los arreglos interesados que subvierten el espíritu de la ley fundamental, los afanes de justicia, igualdad y libertad que contiene. La democracia y el mercado no serán suficientes si no ayudan a formar una ciudadanía completa. Los problemas de este país no se aliviarán con sólo poner a la policía y al ejército a combatir el crimen organizado.


Es lo social, atenderlo no para uniformar la utopía de una sociedad empresarializada que quiere hacer de cada individuo un empresario, donde todo se vuelva empresa y los bienes y servicios públicos sean subrogables para aligerar los costos del gobierno, aun a costa de la anomia que es saldo del repliegue de lo público ante la iniciativa privada. Anomia que multiplica otros gastos como el de la seguridad pública. Si en realidad se atendiera con vehemencia la educación, la salud, la alimentación, no se estaría en la aberración presupuestal de gastar más en el aparato de coerción o dilapidar las arcas del gobierno para saldar el Fobaproa que parece no tener fin.


Es lo social …

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