martes, 6 de marzo de 2012

El encargado del drenaje





Las aguas residuales y de lluvia sobre el proceso electoral 2012 no tienen como desahogarse, se estancan y enrarecen el ambiente. El funcionamiento de la alcantarilla tiene como principal actor al Ejecutivo federal, él tiene los recursos para que la contienda no se desborde. Entre ellos está la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos Electorales, aparato que a lo largo de su corta existencia se ha destacado por su irrelevancia para desahogar las denuncias gordas en la materia. Un organismo gris, ensombrecido por la máxima autoridad.


También están la Secretaría de Gobernación y el Centro de Investigación en Seguridad Nacional, que deben tener el mejor pulso de la situación y por tanto pueden abrir compuertas para que el sumidero funcione reduciendo los riesgos de una afectación mayor al proceso. Pero no pueden funcionar si no tienen orden expresa de su jefe.


Por su parte, Procuraduría General de la República tiene órdenes verbales de investigar a los priístas, de armar expedientes y, eventualmente, filtrarlos. Es una tarea que desde el Ejecutivo federal azolva el drenaje y contribuye a que las aguas sucias del proceso en marcha no drenen. Y no se detiene ahí, el presidente Calderón no pierde oportunidad para poner en la pira los setenta años de gobiernos del PRI, como por ejemplo en relación a la compensación de los braceros que hizo el domingo pasado, o de gobiernos recientes y de otro color como el del perredista Leonel Godoy. Ganas de ser prudente no se le ven. No deja de golpear en la expectativa de alcanzar un golpe contundente y paralizante del adversario.


Su candidata, Josefina Vázquez Mota, juega también a manejarse en los bordes de la legislación electoral. Se olvida que la negativa herencia de doce años de gobiernos panistas está fresca y no le ayuda en nada. Por el contrario, es un lastre y garantía de su derrota.


Se invita a elegir al futuro gobierno federal mirando al pasado de los adversarios. Automáticamente el futuro parece cancelado. Los mismos partidos, todos, tampoco están dispuestos a dejar de recriminar la actuación pasada de sus contendientes. Como que la gente está cansada de esta actuación ¿O no? Quién sabe, pues las redes sociales demuestran que les encanta este relajo.


Pincelar el mundo posible y aportar las medidas para su realización es lo básico para escampar el vendaval de descalificaciones dolosas. Eso lo tienen que hacer los partidos y sus candidatos. Al gobierno le toca dar el ejemplo. A los poderes fácticos les es exigible no tirar basura al proceso, pero no lo van a hacer. El Instituto Federal Electoral muy bien podría desplegar sus oficios para alcanzar mayor claridad en sus comunicados o pronunciamientos, su arbitraje está fundado en privilegiar el juego limpio por sobre el dejar hacer, dejar pasar. Si no lo hace así, estamos amolados y condenados a que la próxima justa electoral la decida el gobierno de los Estados Unidos.

  
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