jueves, 6 de agosto de 2009

Fuga



Realmente se puede acoger la autoridad al expediente del no pasa nada. De verdad se puede creer que la solución a una mejora de los servicios gubernamentales pasa por una reducción a los subsidios o por un cambio de gabinete sin establecer un cambio de rumbo. No convendría mejor desenmarañar el enredo jurídico, electoral y de competencia de una administración pública que se revuelve entre las oficinas centrales y las delegaciones, entre los niveles de gobierno que terminan por balcanizar el Presupuesto de Egresos de la Federación desviándolo a específicos intereses políticos y privados.


Qué país se ha venido construyendo a lo largo de las últimas tres décadas, sustentado en el desprestigio de lo público y de lo social. Se ha construido un país a la medida de un libre mercado con muletas, las muletas que le dan más al que más tiene (Fobaproa/IPAB, devolución de impuestos y lo que quepa para eludir los riesgos que le son inherentes a la actividad empresarial) Se ha construido un país a la medida de los políticos con una cancha y unas reglas –IFE y COFIPE- que les garantiza un mundo aparte del resto de los mortales.


La abrumadora mayoría de los mexicanos que no somos empresarios, ni políticos, sentimos que el país ya no nos pertenece aunque se nos enjuague la pertenencia con el placebo de la selección de futbol. El país real es para el disfrute de una minoría. Ese es el punto del debate desde el cual se tiene que encontrar la salida frente al deterioro institucional, la crisis económica y la explosiva expansión del crimen organizado (Acaso la delincuencia organizada no representan un desafío para las élites en el reparto del reino de la impunidad y de los subsidios)


Se regresa al viejo debate de sí o no a los subsidios. Parece que el asunto bosqueja una diferencia de opinión, leve si se quiere, entre la Secretaría de Hacienda y el Banco de México. Lo que importa esclarecer, dilucidar, es distinguir el subsidio que llega al que lo necesita y no al que supuestamente ya ha desarrollado capacidades empresariales y de ahorro, un subsidio orientado a fortalecer el mercado interno pero no a formar rentas institucionales. Pero la voracidad es grande y cínica, no encuentra inconveniente entre recibir al mismo tiempo subsidios para guarderías subrogadas y el Procampo, que se conjugan sin rubor con ingresos por fungir como funcionario público.


Sin abrirse plenamente, en las últimas décadas subyace un debate sobre el cogobierno. Por no tener figuras formales para el cogobierno, lo que resulta más bien son emplazamientos pragmáticos que no engranan en un desarrollo nacional. Desde 1997 se tienen gobiernos divididos, no cogobierno, que hacen un verdadero champurrado legislativo que crea más incertidumbre pues no se aclara qué prima sobre qué. Un coctel sobrerregulatorio donde los reglamentos y las circulares terminan por sacrificar el espíritu de las leyes promulgadas.


Con todo, ya se cumplió un mes de las elecciones del cinco de julio, de las cuales no se puede extraer literalmente un cogobierno. Lo contundente, de acuerdo a las cifras trabajadas por el suplemento Enfoque del diario Reforma, es el respaldo ciudadano obtenido por el Partido Revolucionario Institucional en las urnas. La incógnita es qué va hacer con el poder que le fue conferido a ese instituto político, no sólo en términos de trabajo legislativo, sino para efectos del desempeño ejecutivo de sus gobernadores y presidentes municipales. Es ahí, desde la porción de poder ejecutivo bajo su responsabilidad donde el PRI nos tiene que mostrar el para qué. Si ofrece una salida para sacar al país del deterioro en el que se encuentra o se trata de una fuga más que se agrega a la ya existente del gobierno federal.


Gobierno que, a dos meses del incendio de la guardería tantas veces citada, no acierta ni a pedir disculpas y con facilidad genera más irritación, es el caso de la encuesta que el IMSS solicitó a Transparencia Mexicana para conocer el grado de reconocimiento que tienen las guarderías subrogadas de parte de quienes recurren a ese servicio. Qué oportunidad para limpiar el nombre de la institución con encuestas que le conceden elogios, una burla al dolor de las familias afectadas. Familias que piden justicia y el gobierno no muestra interés por ello. Un gobierno en fuga, que pudiendo hacer una investigación a fondo para castigar impunidades no lo ha hecho y ahora no podrá evitar que el caso llegue a la Suprema Corte de Justicia.

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