martes, 27 de noviembre de 2018

Someter al tigre

El 14 de noviembre se dio a conocer la propuesta 2018-2024 que el próximo gobierno aspira a realizar en materia de seguridad. El 25 de noviembre Andrés Manuel López Obrador, en encuentro con militares, pide públicamente el apoyo del Ejército y la Marina para su propuesta, en la cual es columna vertebral la creación de la Guardia Nacional, cuerpo a cimentarse sobre la estructura militar.

Durante la campaña electoral AMLO estaba convencido del retiro de la milicia de las labores de seguridad pública. La propuesta que ahora sostiene es un giro ¿Qué lo hizo cambiar? Sacar a los militares de una actividad para la cual, dicho sea de paso, no están amparados al cien por la ley, generaría un vacío inabarcable por los cuerpos de seguridad de la autoridad civil. La retracción es comprensible en el corto plazo. El giro observado, no sin asombro, supone un pacto con el Ejército ¿Será efectivo? Eso está por demostrarse.

Recuérdese que todavía en los años setentas el crimen del narcotráfico estaba acotado en la práctica por las fuerzas armadas, no se había desbordado con la violencia que se ha exhibido en los últimos años. El modelo híbrido establecido en los ochentas -rostro civil, músculo militar- fracasó. Ante la inoperancia del modelo, Felipe Calderón sacó abiertamente a las calles a los militares de los cuarteles y también fracasó.

Retraer o mantener a los militares en una actividad que no les es propia es un dilema mal planteado sin ajustarlo a propósitos, a fines prácticos firmemente explicitados. Lo que se tendrá que poner en el centro de la política de seguridad es la oclusión de los ductos que realimentan la interacción viciosa entre el crimen y las distintas autoridades, entre el crimen y el mercado, el crimen y los que siembran estupefacientes. Así se podrá avanzar en la pacificación prometida, reducir la violencia criminal.


Como televidente de la serie Narcos México, producida por NETFLIX, considero que a pesar de sus limitaciones (no actorales) u omisiones consentidas, me estremece la narrativa en la cual constato que mis hijos, nuestros hijos, han nacido en esta tenebrosa época de colusión entre el crimen y los funcionarios. Ver, en retrospectiva, como la cultura narca se ha insertado en el habla cotidiana de la gente y se ha convertido en modelo o variante de la economía extractiva tan propia de los consorcios financieros, de los monopolios y, por supuesto, de las empresas mineras. Extraer riqueza a cualquier costo, ese parece se ser fin.


El gobierno que inicia será apreciado no sólo por devolver la seguridad perdida a los mexicanos, también por reducir la corrupción y por alcanzar una mejor redistribución de la riqueza. Entenderá el sabio mercado y sus ideólogos la importancia de alcanzar estos logros. Me parece que no, pues los mueve más y de manera reactiva la clausura del proyecto aeroportuario de Texcoco ¡Pobre México! Inerme ante los dictados del mercado, ajenos a la creación de bienes públicos.
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