“La cuestión acerca del procedimiento mejor para impedir que arriba de todo se forme una conspiración para obtener impunidad es uno de los problemas políticos más difíciles de resolver.”
Simone Weil
Porque el primero de agosto
tenemos una cita, hablemos de la consulta popular y del juicio a cinco
expresidentes. Estamos ante el próximo ejercicio de democracia participativa
que puede marcar un antes y un después, por lo que a moral pública se refiere.
Ello obliga a no dejar pasar esta oportunidad. Si tienes credencial de elector
vigente participa. Para que nunca más se vuelvan a tomar decisiones
trascendentes sin consultar o consultadas de manera fraudulenta.
No se olvida que Carlos Salinas
de Gortari quitó efectividad a postulados constitucionales de soberanía, interés
público, propiedad social y otros, para disponer la riqueza del país al
servicio de unos cuantos.
No se olvida que Ernesto Zedillo
Ponce de León se excedió en los términos de la reprivatización de la banca
instruida por su antecesor, la cual instituía el FOBAPROA, convirtiendo a éste
en un instrumento de impunidad y de incremento exorbitante de deuda pública a
pagar por generaciones de mexicanos.
No se olvida que Vicente Fox
Quesada, recibió todas las facilidades de su antecesor para desviar la
alternancia y establecer el “turnopartido”. Esto lo llevó a despreciar el
mandato popular al definir un gobierno para los empresarios.
No se olvida que Felipe Calderón
Hinojosa, ungido por el fraude electoral que le obsequió su antecesor, declaró
la guerra al narcotráfico sumergiendo al país en la violencia.
No se olvida que Enrique Peña
Nieto, potenciando todos los males de sus antecesores, hizo reformas
constitucionales (Educativa, Energética, laboral) para borrar todo contenido
popular y social del Estado Mexicano, de esta manera afianza un régimen
oligárquico contrario a la Constitución.
Los cinco expresidentes se
esmeraron por hacer del servicio público un medio para aumentar sus riquezas
personales de manera desproporcionada a sus salarios como funcionarios.
Con los cinco, en México escaló el
daño de las actividades criminales que seguimos padeciendo.
Para alcanzar estas deplorables
consecuencias se remodeló el edificio jurídico. El Poder Judicial se convirtió
en el supremo poder conservador. Así se dio forma, durante el periodo
1988-2018, a la corrupción institucionalizada. Por eso es un poder tan activo
para detener la transformación en curso.
Tampoco es de extrañar el que se
den ejecuciones como las de las últimas semanas de parte del crimen organizado,
actuando como el brazo armado del neoliberalismo. Precisamente ahora que ya no
cuenta con la complicidad abonada por la autoridad federal.
Este primero de agosto vota Sí.