miércoles, 30 de junio de 2021

A barrer

“La cuestión acerca del procedimiento mejor para impedir que arriba de todo se forme una conspiración para obtener impunidad es uno de los problemas políticos más difíciles de resolver.”

Simone Weil

Porque el primero de agosto tenemos una cita, hablemos de la consulta popular y del juicio a cinco expresidentes. Estamos ante el próximo ejercicio de democracia participativa que puede marcar un antes y un después, por lo que a moral pública se refiere. Ello obliga a no dejar pasar esta oportunidad. Si tienes credencial de elector vigente participa. Para que nunca más se vuelvan a tomar decisiones trascendentes sin consultar o consultadas de manera fraudulenta.

No se olvida que Carlos Salinas de Gortari quitó efectividad a postulados constitucionales de soberanía, interés público, propiedad social y otros, para disponer la riqueza del país al servicio de unos cuantos.

No se olvida que Ernesto Zedillo Ponce de León se excedió en los términos de la reprivatización de la banca instruida por su antecesor, la cual instituía el FOBAPROA, convirtiendo a éste en un instrumento de impunidad y de incremento exorbitante de deuda pública a pagar por generaciones de mexicanos.

No se olvida que Vicente Fox Quesada, recibió todas las facilidades de su antecesor para desviar la alternancia y establecer el “turnopartido”. Esto lo llevó a despreciar el mandato popular al definir un gobierno para los empresarios.

No se olvida que Felipe Calderón Hinojosa, ungido por el fraude electoral que le obsequió su antecesor, declaró la guerra al narcotráfico sumergiendo al país en la violencia.

No se olvida que Enrique Peña Nieto, potenciando todos los males de sus antecesores, hizo reformas constitucionales (Educativa, Energética, laboral) para borrar todo contenido popular y social del Estado Mexicano, de esta manera afianza un régimen oligárquico contrario a la Constitución.



Los cinco expresidentes se esmeraron por hacer del servicio público un medio para aumentar sus riquezas personales de manera desproporcionada a sus salarios como funcionarios.

Con los cinco, en México escaló el daño de las actividades criminales que seguimos padeciendo.

Para alcanzar estas deplorables consecuencias se remodeló el edificio jurídico. El Poder Judicial se convirtió en el supremo poder conservador. Así se dio forma, durante el periodo 1988-2018, a la corrupción institucionalizada. Por eso es un poder tan activo para detener la transformación en curso.

Tampoco es de extrañar el que se den ejecuciones como las de las últimas semanas de parte del crimen organizado, actuando como el brazo armado del neoliberalismo. Precisamente ahora que ya no cuenta con la complicidad abonada por la autoridad federal.

Este primero de agosto vota Sí.

 

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