jueves, 27 de agosto de 2015

Lo que faltaba

Rumbo al tercer informe de gobierno, Enrique Peña Nieto no se cansa de ondear la bandera reformadora. Bandera que comenzó a desgarrarse en junio del año pasado, con la ejecución de supuestos narcotraficantes por parte de militares en Tlatlaya, Estado de México; en septiembre vino el crimen de Iguala, Guerrero, los 43 desaparecidos de la normal de Ayotzinapa; siguieron los escándalos inmobiliarios en octubre, de la pareja presidencial y el secretario de Hacienda.

Los dos primeros casos son expedientes abiertos, reveladores de la ausencia o ineficacia del Estado de derecho. Las técnicas y tecnologías de investigación demuestran debilidad, al grado de lo inútil, para resolver de manera incontrovertible los crímenes. Eso sí, la mediatización y el manoseo de las investigaciones encarecen la justicia expedita, la anulan.

Por lo que se refiere a los haberes inmobiliarios cuestionados de las Lomas, Ixtapan y Malinalco, éstos han dejado una impronta de desconfianza sobre la más alta autoridad de México. La salida falsa de encomendar a la secretaría de la función pública, que de origen no tenía competencia jurídica sobre el asunto y así lo dejó claro desde el principio. La vía fiscal aplicable a los involucrados, incluida la constructora HIGA, se supone tendría información más consolidada para detectar ingresos, impuestos y capacidad adquisitiva. Seguir el esquema de la auditoría fiscal. Pero no fue así, se tomó la ruta para alcanzar un resultado leguleyo que en nada abonó a recuperar la confianza perdida ¿O sí?

Así las cosas, el déficit de confianza está coincidiendo con un entorno económico enrarecido: depreciación de la moneda, caída del precio del petróleo, especulación financiera, alineadas para deprimir las expectativas de crecimiento económico del país. Las condiciones de optimismo imperantes en el anterior informe de gobierno se han evaporado. Se ha formado el círculo perverso menos estimado para el arranque de las reformas: desconfianza, inseguridad y retracción de la inversión.

Lo hasta aquí expuesto se mezcla con un modelo presidencial de presidencia debilitada. Debilitamiento jurídico-institucional que redunda en el fortalecimiento de grandes empresas (lo que no significa impulsar el conjunto de la economía), el fortalecimiento de los gobernadores y su efecto en el deterioro de la seguridad.

Mayor muestra de debilitamiento presidencial ha sido no imponer al frente del PRI a uno de sus cercanos. Por más que se le quiera maquillar y acotar, la llegada de Manlio Fabio Beltrones representa la agregación de grupos distintos al de Atlacomulco y anexas, impactando en personajes como Emilio Chuayffet, Osorio Chong, Luis Videgaray. La cuestión es qué tanto el nuevo dirigente del PRI asumirá el papel de encargado del Presidente o será dirigente con la confianza plena para decidir. Le tienen o no confianza. Eso está por verse.

domingo, 23 de agosto de 2015

Videoinformación y comunicación gubernamental

¿Alguien está en contra de combatir el hambre? Públicamente se desconoce una acción consistente y sistemática para desacreditar la Cruzada sin hambre. Es una propuesta del actual gobierno que debería estar en la boca de todos –como en su momento y lo sigue siendo la pensión para adultos mayores en la ciudad de México- y abonar en el reconocimiento de sus impulsores. Pero no es así.

En la red de YouTube los responsables de la Cruzada han subido un video (18-08-2015) https://www.youtube.com/watch?v=OvT1pE4aeS8#action=share, en él se ve al presidente Peña Nieto ensayar una sorpresa doble: una para los beneficiarios del programa en un poblado de Apatzingán, llamado El Chiquihuitillo y para los operadores del programa in situ. Se dejó ver un programa en acción, funcionando. Cierto, se trata de una representación pues la sorpresa no fue improvisada si se considera al Estado Mayor Presidencial de por medio, él no está para sorpresas.

A lo que voy: un video, ni dos, ni tres son suficientes para robustecer la comunicación gubernamental, acaso son un complemento de divulgación. Hace falta algo más que eso para popularizar la Cruzada en los medios. No es suficientes ver caras sonrientes y satisfechas, de personas que además son apapachadas por un Presidente bien alivianado.
Y no basta soltar la cifra de más de cuatro millones de compatriotas.

Lo que falta por comunicar es el efecto multiplicador de la Cruzada, en educación y salud, por ejemplo. Una buena alimentación trae mejor salud, para los que estudian una mejor atención en el aula. Valdría la pena tener la fórmula para mediar ambos impactos. Pero lo que sí se puede informar es sobre el número de empleos generados a partir de la gente que trabaja exclusivamente para la Cruzada; informar si los alimentos proporcionados fueron adquiridos de productores locales, si se compraron a organizaciones de productores, si hicieron contratos con agroempresas transnacionales o se importaron los alimentos. Todo eso importa para destacar cómo la Cruzada está o no virtuosamente ligada a la producción nacional de alimentos. O sea si está realmente ligada al incremento de la producción agropecuaria y su industrialización.

También importa saber cómo la SAGARPA se ha involucrado con la Cruzada pues se trata de una dependencia comprometida con la producción de alimentos; hacer del dominio público la vigilancia que hace la Función Pública sobre la Cruzada; así como conocer la puntual responsabilidad fiscal a través del control presupuestario que ejerce Hacienda, además de indicar el origen de los recursos dispuestos.


Dicho sea esto con el fin de atajar el asistencialismo, el populismo, a los cuales las altas autoridades se han encargado de denostar. La congruencia entre las palabras y las acciones es exigible. Porque si ahora se reconoce la falta de confianza en las instituciones, la desconfianza se debe, entre otras causas, a la secular opacidad y a la información sesgada que caracterizan a la comunicación gubernamental –de los tres niveles de gobierno.
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