Fotografía publicada en la cuenta de twitter MeTooUdeG
El feminismo como corriente de la
lucha de la humanidad por la igualdad, comienza sus registros en ascenso desde
el siglo XIX. Coincidencia o confluencia, el movimiento feminista está ligado a
la lucha de los trabajadores. Tiene tres reivindicaciones iniciales: derechos
cívicos (voto de la mujer), derechos laborales (a trabajo igual salario igual)
y derechos sociales (acceso a la educación y a la salud públicas).
La conquista de derechos por
completar y ejercer suele ser detenida o diferida, en los hechos, por la
sociedad machista que impone la subordinación irrestricta de la mujer al
hombre. En consecuencia, el movimiento feminista, dentro de las sociedades
mencionadas, también demanda el derecho de la mujer sobre el dominio y control
de su persona. Aquí se rebela contra la violencia institucionalizada (tolerada)
que se instruye en la familia, la escuela, centro de trabajo e iglesia. El
acoso, el manoseo, la explotación, la violación y la violencia letal, el feminicidio
son actos que producen enojo profundo y a la exigencia de justicia.
Sociológicamente, el machismo se
naturaliza y hasta se le hace pasar por “respetable”, digno de imitar, de
ennoblecimiento, en espacios o roles generalmente vedados para la mujer. Por
ejemplo, cuántas mujeres han dirigido las cúpulas empresariales. Den el nombre
de una mujer que haya dirigido la Coparmex. Es una rareza el que una
mujer destaque como lideresa de un emporio empresarial, el caso de María
Asunción Aramburuzabala en el Grupo Modelo es extraordinario.
Por eso la importancia de la
multitudinaria marcha del domingo 8 de marzo, no sólo por lo que defiende en
sí, sino que refuerza el derecho a la manifestación que otros han querido
criminalizar, medios y celebridades frente a las protestas de los profesores,
por ejemplo. El paro nacional del día 9, independientemente de su extensión,
redunda en la legitimidad de ese acto colectivo. Recordemos que actualmente
varias escuelas y facultades de la UNAM se encuentran en paro indefinido. Las
dos convocatorias feministas son éxitos consecutivos en su realización, en
espera de labrar su trascendencia si logra desarticular la sociedad machista.
El vigor del movimiento se hizo
atractivo, al grado que la derecha, medios e intelectuales afines, hicieron el
ejercicio fallido de yuxtaponer (poner algo junto a otra cosa) a las demandas
del movimiento, la demanda de las oposiciones partidistas contrarias al actual
gobernante. Al final de sendas jornadas, ha resultado más fuerte en sus causas
el movimiento, sin darle el juego retórico al oxímoron derecha feminista,
pues quedó evidenciado que la lucha feminista es auténtica y no se presta como
moneda de cambio al servicio de los políticos.