Para empezar, las crisis les
ocurren a los gobernantes sin importar su filiación ideológica. Es común su
verificación, aun cuando se espera tener las medidas que la eviten y modos de
sortearlas si estas estallan. Las crisis pasan y, más temprano que tarde, el
sistema se estabiliza y sigue funcionando.
Primera. El 26 de junio de
2020 parecía un día normal dentro de la emergencia de la pandemia por Covid-19.
Claudia Sheinbaum había presentado su conferencia de prensa ese viernes,
asistida por dos expertos en análisis estadístico y probabilístico, se
anunciaba el semáforo naranja. Al acercarse la medianoche un grupo armado atentó
contra su secretario de seguridad, el Licenciado Omar García Harfuch. Al otro
día, no habían pasado 24 horas, la jefa de gobierno daba otra conferencia para
informar sobre lo sucedido a su subalterno. Ni tiempo le dio de cambiar su
vestuario, asistida en esta ocasión por el General responsable de la zona
militar número 1 y su secretaria de gobierno, Rosa Icela Rodríguez. Se afirmó
con énfasis, el funcionario herido seguía al mando de la policía capitalina
desde su cama de hospital. Después, fuera de esa conferencia se dio a conocer
la participación del cártel de Jalisco Nueva Generación, principal contendiente
de otro cártel, el de Sinaloa, con el cual disputa el mapa delictivo del país.
Por la naturaleza del caso, el apoyo federal fue indispensable para salir de
esta crisis. Se arrestó a los delincuentes.
Segunda. El 3 de mayo de
2021, después de las diez de la noche, colapsó un tramo del Metro próximo a la
estación Olivos. Inmediata atención a las víctimas y una larga reparación de la
Línea 12, todavía sin concluir. A las Semanas renunció la directora del Metro,
Florencia Serranía, oficialmente librada de cualquier sospecha. Los estudios
solicitados a un despacho noruego concluyeron que el accidente se debió a la
falta o insuficiencia de mantenimiento. El estudio se mantiene en condiciones
de reservado. Adicionalmente, el sistema colectivo Metro ha tenido incidencias
en su funcionamiento, fuente de malestar entre los usuarios. Con impunidad y
falta de transparencia se cerró esta crisis.
Tercera. El 6 de junio de
2021, día de elecciones para diputados federales, locales y alcaldías en la
CDMX. La mitad de la ciudad votó en contra de MORENA. Pablo Gómez reconoció soberbia
en su derrota de Coyoacán. En la Cuauhtémoc hubo quienes le echaron la culpa a
Ricardo Monreal. Otros más a la gestión de la jefa de gobierno, ella misma
aceptó que no se había metido lo suficiente. Tres de sus recomendados
perdieron. Se trató de una votación atípica de acuerdo con la trayectoria de la
izquierda electoral en la ciudad durante los últimos años. Lo cierto es que se
trató de una votación en contra de López Obrador, porque los que él llama
conservadores se aglutinaron para quitarle la mitad de la ciudad a su
movimiento. La presumible respuesta a esta debacle fue la renuncia del
secretario de gobierno, José Alfonso Suárez del Real.
En un año se sucedieron tres crisis que sacudieron su gestión. Claudia Sheinbaum las vio como una revelación de su aspiración para ser presidenta. Ella veía a la ciudad bien y en buenas manos, gobernable por la vía del panem et circenses. El momento para iniciar sus recorridos por el país presumiendo los programas de la CDMX, sin publicitar sus ambiciones. En esas andaba cuando Marcelo Ebrard le comunicó al presidente López Obrador su intención de buscar la presidencia de la república. AMLO no tuvo de otra más que notificarlo en su mañanera a principios del año 2022. Pública e informalmente se inició la sucesión y desde entonces, afirmando lo contrario, es el asunto que más ocupa al presidente: decidir quién será su sucesor. La cuestión que abrumó a los césares, a los monarcas medievales, absolutos y a los presidentes de México del siglo XX hasta nuestros días.
Con
la sucesión hemos topado y de qué manera.