Hay una enfermedad cíclica de la
política mexicana que, a lo largo del tiempo, yo y cuántos más, hemos percibido
y padecido. Se llama la sucesión presidencial. Una enfermedad que ataca con
mayor virulencia al partido en el poder. Esto es así porque los que están, han
accedido a puestos que no quieren dejar, sólo si caen para arriba. MORENA no es
inmune a esta enfermedad, sus integrantes desoyen la conseja presidencial:
confíen en la taumaturgia de las encuestas, de ahí saldrá el bueno a postular
por el partido. Se trata de una enfermedad estacional cuya fecha de terminación
está asociada a la nominación, las más de las veces. Sin dejar de considerar
que deja secuelas y traumatismos.
Pero la enfermedad que requiere
atención continua por ser crónica es de muy documentada razón
epidemiológica-histórica, el canibalismo tan recurrente en la izquierda
(Bakunin-Marx, Stalin-Trotsky, Durruti-Largo Caballero). Cierto es, la sucesión
es ahora percutor de esta enfermedad. No es casual que el presidente López
Obrador últimamente salga a responder preguntas dirigidas a la vida interna de
su partido. No hace mucho, hasta el año pasado, esas preguntas las bateaba.
Para no ir tan lejos, este año se
promovió una rebelión convencionista en contra de los dirigentes de MORENA.
MORENA v.s. MORENA. Al parecer la presión surtió efecto. Al correr de los días
se convocó a la elección de consejeros a congreso y a una jornada de afiliación
masiva. Afiliación y elección ocurrieron el fin de semana recién. Se eligieron tres
mil consejeros (10 por distrito electoral de trescientos). Se afiliaron tres
millones (un paradigma que deja en la intemperie a la oposición de salón)
Todo esto no cura la enfermedad
del canibalismo, muy expuesta en redes y algunos artículos. La detracción, el
sarcasmo, zaherir al camarada es lo habitual. Por eso habrá que clarificar
cuántos de esos consejeros se sustrajeron del pueblo raso o la mayoría se trata
de apparátchik conocido. Más aún, cuántos ya tienen identidad de grupo.
La iluminación con fuegos fatuos es engañosa. Esos tres mil consejeros tienen
que pronunciarse a la brevedad en dos sentidos complementarios.
Uno es garantizar públicamente
que todos los interesados a la postulación presidencial tienen reconocida su
participación. Evitar la exclusión fast track.
A manera de corolario. Llamar a la
conducción ética en los procesos internos. Erradicar la enfermedad del
canibalismo.
Lean la historia y el presente a
un mismo tiempo. No hay modelo a seguir. Inaugurar la novedad de una aurora
inédita.