martes, 23 de febrero de 2010

El reproche de la tecnocracia



Hoy amanecimos con un desplegado donde la tecnocracia que lo suscribe expresa su malestar por la falta de reformas. Trece años sin poder hacer reformas, se quejan al unísono, con la fauna de acompañamiento de los abajo firmantes.

Es de suponer que la generación del sí le dice no a la generación del no. Está claro: en el fondo todos somos contreras, ejercemos nuestro derecho de decir no. En este blog, por ejemplo, le decimos no a la injusticia, no al autoritarismo, no a la violencia, no a la dilapidación del capital natural, no a la pobreza.

El desplegado afirma que el gobierno no puede andar el camino por el bloqueo persistente de las fuerzas políticas. Se reconoce, por inferencia, que el actual gobierno es incapaz de ponerse acuerdo con las fuerzas políticas. Escúchalo bien Felipe Calderón.

“Quién se opone a todo está a favor de nada”. Es una declaración falaz hasta que no se demuestre lo contrario pues habría que encontrar al sujeto que se opone a todo.

“Si estuviéramos en el paraíso, el cambio sería riesgoso pero, ¿estamos en el paraíso?” La respuesta se la dejamos a los deudos de Pasta de Conchos, a los padres de la guardería ABC de Hermosillo, a los estudiantes de Ciudad Juárez, a los mineros de Cananea, a los habitantes del Valle de Chalco.

El desplegado está redactado para defender las propuestas de reforma política de Felipe Calderón, seguramente porque algunos de los suscribientes contribuyeron a los planteamientos de dicha reforma y se sienten obligados a defenderla.

“La resistencia al cambio une a la Generación del NO” Pero, ¿quiénes forman la señalada generación del no? Quiénes son esos desgraciados: López Obrador y el movimiento social que conduce, Carmen Lira y La Jornada. En realidad se queda uno sin saber quiénes forman la generación del no. Acaso será Juan Pueblo. Esa generación del no que al parecer está infiltrada en el Poder legislativo, pues los signatarios llaman a los legisladores para que dejen las diferencias menores y aprueben las reformas. Así nada más, digo, tontos legisladores que no saben cómo se hicieron las reformas antes de 1994. A ver, adivina adivinador.

Lo que sí se sabe es quienes han insistido una y otra vez en la necesidad de reformas estructurales: la tecnocracia. Por eso nada extraño que esté representada en el desplegado, aunque los operadores de fraguar la inserción no tuvieron el cuidado de excluir a Luis Téllez. Quién les va a creer si ponen a ése sinvergüenza, que primero despotricó contra Carlos Salinas acusándolo de ratero y después reculó.

Ahí están Ernesto Zedillo, Jaime Serra Puche y Pedro Aspe, quienes le deben al país una genuina rendición de cuentas. Ellos saben cómo se hicieron las reformas inconsultas y quiénes fueron los beneficiarios. Reformas que se hicieron más o menos igual que la negociación reciente entre Fernando Gómez Mont y parte de la cúpula del PRI para aprobar el incremento de la carga impositiva sobre la población de los causantes cautivos.

Por favor, vamos a reír un poco.
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