Para que la corrupción de las
altas esferas del poder público siga impune, se impone una recomendación que
hace escuela: no dejar evidencias, ocultar con papeles y cifras. Para así,
impostar con la afirmación ¡Fue legal!
Por eso la corrupción de altos
vuelos es difícil de aniquilar, así haya leyes y exposición en los medios con
el propósito de extirpar el peculado y el cohecho en el que incurren los altos
funcionarios. Cuando se llega a castigar una malversación de los recursos
públicos se coloca en el banquillo a un funcionario menor o hasta una
secretaria. Sucede a veces que la motivación política esté de por medio: se
llama venganza.
Siendo que los casos de PEMEX
-Emilio Lozoya Austin- y de SCT -Gerardo Ruiz Esparza van de la mano de un
mismo grupo político, aquí me detendré en el primero para hacer algunos
comentarios.
El ex director de PEMEX ha dicho:
mi casa (de 38 millones de pesos) es fruto de mi trabajo en la iniciativa
privada. Parecida declaración a la de Angélica Rivera sobre su casa en las
Lomas, adquirida por una millonaria y generosa liquidación por parte de Televisa.
Yo no firmé documento que me incrimine, sostiene ELA. Lo mismo dijo Enrique
Peña Nieto cuando explotó el escándalo de su casa en Ixtapan de la Sal, estado
de México. Vaya que se hace escuela.
Han de saber que la
administración financiera de PEMEX es revisada por la Secretaría de Hacienda,
la de Energía, la Auditoría Superior de la Federación y la auditoría externa
realizada por el despacho que se contrate (La CFE, por ejemplo, en los tiempos
de Alfredo Elías Ayub, presumía de la revisión que le hacía Transparencia
Mexicana) No hay manera fehaciente, de acuerdo a lo documentado, de encontrar
los diez millones de dólares que los directivos de Odebrecht -Marcelo Odebrecht
y Luis Alberto de Meneses Weyll- acusan haber trasladado a ELA.
Se trata de un arreglo informal,
en el uso posible de prestanombres y paraísos fiscales. Elemental para no dejar
registros de un trato directo y de la ruta de los dólares. De ser ciertas las
imputaciones de los directivos de Odebrecht, el cohecho se realizó en la
sombra. En ese caso, los directivos de la empresa brasileña tienen que prender
lámparas para sacar verdaderamente a la luz los delitos. Ofrecer agenda de
reuniones, audio, video, cuentas y fechas de depósitos, identificación de
prestanombres ¿Lo harán? ¿Le conviene al actual gobierno de Brasil?
En este entramado de
enriquecimiento bajo sospecha, el Sistema Nacional Anticorrupción parece
congelado. El SNA mantiene cautela. Estando una supuesta investigación en
marcha por parte de la PGR, lo prudente será no estorbar el llamado debido
proceso, ajá. Al menos hasta que no se cuente con el fiscal anticorrupción y a
ver si entonces se echa a andar el sistema. Por lo pronto, el SNA mantiene a
reserva las habilidades de sus funcionarios para demostrar de qué están hechas
las capacidades del ente autónomo. Cuando despierte el sistema, se espera tenga
la contundencia para sanear la vida pública y no resulte un Frankenstein más.