jueves, 3 de febrero de 2022

Vicios ocultos

“Corruptio optimi pessima”

Sentencia latina

Está en marcha el proceso constitucional de reforma eléctrica que, por su carácter, de aprobarse no podrá echarse abajo por medio de amparos. Como le ocurrió a la ley de industria eléctrica impulsada por la presente administración.

Una nueva reforma constitucional en la materia en menos de diez años. Esto es así por los vicios ocultos de la reforma energética de Peña Nieto, la cual debilitó la soberanía en la generación y distribución de energía. Aunque parezca increíble, los mismo que apoyaron esa reforma vuelven con los mismos argumentos sin aceptar un mínimo de autocrítica. Poner al servicio privado por el encima de lo que eminentemente es un servicio público. Vuelven a descalificar la gestión de la CFE y a diferencia de entonces, ahora sabemos por qué: los vicios ocultos de la anterior reforma.

Los legisladores del PRIAN, no obstante que estuvieron de acuerdo con los términos del proyecto privatizador del sector energético, legislaron a cambio de recibir dinero adicional al que les corresponde estrictamente por su actividad. Le pusieron precio a su voto y el director de PEMEX les cumplió. La reforma fue aprobada mediante sobornos. Hay procesos abiertos, incluso exservidores públicos en prisión preventiva. El absoluto vacío moral de la reforma energética deslegitimó sus supuestos alardes técnicos plasmados en cuadros estadísticos y proyecciones estimadas para la industria en cuestión.



La transición energética hacia energías limpias se limitó a cerrar las plantas de la cuenca carbonífera de Río Escondido en el estado de Coahuila. Se detuvo la termoeléctrica instalada en el estado de Morelos ¡Sin cancelar los contratos de suministro de gas! La hidroeléctricas del país -columna vertebral productiva de la CFE- quedaron fuera del concepto de energías limpias. Las fuentes, eólica y solar, como “aportación” exclusiva de los privados. Todo esto sin un plan de cumplimiento del término de dicha transición.

En esta dogmatización de mantener el supuesto de la primacía del libre comercio, se hicieron de la vista gorda acerca de la impuesta operación subsidiaria de la CFE hacia las plantas privadas, nulificando de hecho la competencia real. Disfrazando de productores de energía a grandes consumidores de esta, extrayendo recursos públicos a favor de los campeones del libre comercio. Una reforma, la de Peña, con dedicatoria para empresarios que estuvieron al tanto de estas movidas y con el acompañamiento de economistas que aplaudieron como focas.

Y no se trata de un asunto doméstico, cosa de mexicanos. En el fondo se trata de la reinserción de la economía dirigida, como bien lo observó Giovanni Arrighi con el modelo impulsado en China desde el último decenio del siglo pasado. Reinserción que además se justifica con la abierta lucha por los recursos naturales no renovables, la persistencia de las desigualdades sociales y convulsión de la economía detonada por la pandemia COVID-19.

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