miércoles, 12 de octubre de 2011

¡Juicio! ¡Complot!




El 4 de octubre se comentaba en este espacio  respecto a la guerra de Calderón: “Se le acaba el tiempo y más grande se ve la posibilidad de que Calderón sea enjuiciado, si no en su país, en una Corte del extranjero, como Pinochet en España o Milosévic en La Haya, Holanda. Lo barrunto por el hecho de que su guerra en contra del narco se ha convertido en una crisis de derechos humanos.” Lo escrito no era, ni es, un deseo. Son condiciones objetivas de la globalización que no sólo se expresa en el intercambio de mercancías y capitales, sino que tiene consecuencias jurídicas sobre los Estados y quienes los representan. El viernes pasado en Milenio Diario Epigmenio Ibarra anunció el inicio del procedimiento del juicio a Felipe Calderón ante la Corte Penal Internacional. El día 11 de octubre, ayer, se hizo el anuncio formal por parte de las personalidades convocantes (Ver la página http://www.petitiononline.com/CPI/petition.html)



El grupo que impulsa esta iniciativa aportará las pruebas que le soliciten y el gobierno mexicano responderá en su defensa, de hecho la Secretaría de Relaciones Exteriores ya respondió rechazando la intentona (Ver http://www.sre.gob.mx/esocial/contenido/comunicados/2011/oct/cp_372.html) Independientemente de que prospere la petición, es la crisis de derechos humanos que ha acompañado a la guerra  en contra del crimen organizado el fundamento de la solicitud hecha por un puñado de ciudadanos (veinte mil de inicio hasta los que se acumulen el 20 de noviembre)



El litigio ha pegado directamente a la persona de Calderón aunque sea un conjunto de personas señaladas en esta demanda, no está solo él. En la superficie sólo se verá golpeteo y con dificultad se podrá apreciar el núcleo de intereses en juego. Por lo pronto, el mismo día 11 comenzó a circular online la versión de un complot para matar al embajador de Arabia Saudita en Washington, la especie resaltaba la cooperación de las autoridades mexicanas para evitar el atentado. Desde los Estados Unidos se habló de un complot urdido por una inusual alianza entre terroristas islámicos y el grupo delictivo conocido como Los Zetas. Una trama tenebrosa como las que acostumbran allende el Río Bravo. Para la mañana del día 12, la mayoría de los diarios que se imprimen en la capital de la república consignó como su nota principal “el complot”. Una coincidencia oportuna para quitar visibilidad a la petición de juicio a Calderón.



Estados Unidos salió al rescate del presidente Calderón porque aquí en México nadie, desde la sociedad civil o de parte de los actores políticos, se puso de inmediato a defenderlo. Una fría soledad cubrió a FCH y la noticia del “complot” lo arropó oportunamente frente a la demanda de juicio penal en su contra. De hecho, en un mensaje de la SRE difundido ayer mismo (http://www.sre.gob.mx/esocial/disc/2011/oct/disc_006.html) se da cuenta de la captura del presunto terrorista y de su inmediata deportación a Nueva York el 28 de septiembre. Un acto de rutina diplomática que días después, al mes siguiente, adquiriría la dimensión de un complot que tiene asociada una narrativa todavía por demostrar, la de la unión entre terroristas y el crimen organizado.


martes, 11 de octubre de 2011

Lo que se decide en el PRI




Siempre he considerado que pese a la alternancia en el poder que se dio en México en el año 2000, lo que se decide en el Partido Revolucionario Institucional es santo y seña para orientar la votación en la elección presidencial. Si lo que decide le divide reduce sus posibilidades de ganar. Esto considerando desde que las elecciones en México se han hecho competitivas y, consecuentemente, creíbles hace cuatro sexenios. En 1988 el PRI llegó dividido y apenas sacó el resultado a su favor. En 1994 el PRI mantuvo la unidad dolorida por el asesinato de su primer candidato y ganó con suficiencia de votos. En el 2000 el canto de las sirenas volvió a dividir al PRI y perdió por primera vez la presidencia. En el 2006 la división estuvo peor dentro del PRI, una verdadera rebelión corporativa y de gobernadores los mandó al tercer lugar de la contienda.



La división es un fantasma que hasta ahora ha podido detener una confrontación fatal dentro del PRI. La actuación del sábado 8 de octubre pasado, en la sede del Revolucionario Institucional, con el pleno del Consejo Político Nacional reflejó, al menos mediáticamente, que los dos aspirantes priístas son calculadores y no están en la perspectiva de avanzar en su objetivo armando un gran pleito. El día de ayer lunes, en la ciudad de Chihuahua, se realizó un foro auspiciado por la Fundación Colosio para conocer las propuestas en materia económica de las que se tomarán los contenidos del proyecto que presente el PRI de cara a las elecciones federales. Allí estuvieron Peña Nieto y Beltrones, el ex gobernador y el senador. De un lado se destacó la ampliación de la liberalización económica, de manera explícita se refirió a una mayor apertura para Pemex. Por su parte, Manlio Fabio Beltrones hizo énfasis en el combate a la corrupción como una estrategia impostergable para que el crecimiento de la economía reditúe en beneficio del país entero. Coincidieron en la necesidad de una reforma hacendaria. Disintieron sobre la institucionalización de los gobiernos de coalición.



El juego, de manera abierta, se echó a andar en el PRI. Pero qué le dice a la población, más allá de los militantes y simpatizantes. Las cuestiones técnicas que se dirimen ¿cómo suenan al oído ciudadano? ¿Realmente son audibles? ¿Recogen el sentir del electorado? O todo se desfonda en el ruido de la propaganda y el teclear que da forma a las columnas políticas?



Qué quiere la gente, qué pide la gente. Será acaso competitividad o juego limpio en el funcionamiento de los mercados, gobiernos de coalición o cláusula de gobernabilidad para formar una mayoría calificada. Estas son presunciones elitistas y no extendida demanda ciudadana, dicho esto con sinceridad. Lo que quiere la gente es que no disminuyan sus derechos, de ser posible que se amplíen y, sobre todo, que transciendan como derechos ejercidos a plenitud, que no se queden como letra muerta en la escritura de la ley. La gente no puede quedar restringida por el empleo precario, cuando lo hay. Por las limitaciones de los servicios de salud o por la mala calidad de la educación ¿Sabe el PRI lo que quiere la gente? Si es así, facilitará la elaboración de su proyecto y respaldará de mejor forma al candidato que decida.


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