viernes, 16 de julio de 2010

Apagón



El resultado desapercibido del cuatro de julio es el apagón de la vida política. Estamos a oscuras. El resultado de las elecciones no contuvo la nota roja, ola sangrienta del crimen organizado. La violencia sigue ahí y la política es incapaz de acotarla. Golpes espectaculares, como el de diciembre pasado en el que se aniquiló a uno de los Beltrán Leyva, por ejemplo, no ha detenido la ola expansiva de ejecuciones en el sur del país. Lo que antes se concentraba en los estados de Michoacán y Guerrero, Acapulco para ser precisos, ahora se extiende al estado de Morelos. ¿Qué se logró con tan espectacular operativo? Multiplicar la acción de los cárteles. Y no se diga en el norte del país. Si los operativos en contra del crimen organizando no han reducido la acción de los delincuentes algo está pasando y no somos informados.


Todos vivimos en peligro y el estratega no se da cuenta. En medio de la violencia incontinente, esta semana se ha vivido en la esfera política la defenestración más lente que le haya ocurrido a un alto funcionario. Después de meses, el rumor se hizo noticia: Fernando Gómez Mont dejó la secretaría de gobernación. De nada servirá el cambio si no se analiza que está pasando en el proceso político mexicano. Y no le quieran cargar responsabilidades al nuevo secretario José Francisco Blake, él sólo es una pieza desechable más. El responsable es Felipe Calderón que no ha acertado con los nombramientos en ese despacho.


Empezó con Francisco Ramírez Acuña, un político atrabiliario cuyo único mérito fue destapar la candidatura presidencial de Felipe Calderón. Le siguió Juan Camilo Mouriño, cuya verdadera vocación era el sector energético en su vertiente privada. El mencionado Gómez Mont, un litigante penalista metido a concertar ¡Qué despropósito! Bueno, ahora con Blake Mora ya estamos curados de sorpresas y en la prensa casi nadie le otorga el beneficio de la duda. Y como que no ha sido el fuerte del PAN gobierno armar el gabinete presidencial desde los tiempos de Vicente Fox.


¿Qué está pasando? Muy sencillo, en México se vino dando un cambio de manos en la toma de las decisiones públicas –disfrazado de democracia electoral- en el que los políticos cedieron esa capacidad a los grandes empresarios, realidad que se hizo más que evidente con la alternancia. Los políticos se devaluaron, ya por la corrupción, la impunidad o simplemente por no cumplir expectativas de la población. Esa autonomía relativa propia del Estado, extensiva a sus operadores en la clase política, ya no existe. Los políticos se manejan como una mercancía más, no tienen ideología fiable, viven de pedir favores a los ricos. En esas condiciones no le sirven a la sociedad. El caso es que el ciclo de la confianza en los empresarios como conductores de los asuntos públicos ya se terminó. El ejemplo demostrativo de esta afirmación es el alcalde de San Pedro Garza García en el estado de Nuevo León. La gestión de Mauricio Fernández ha dado la pauta para dar por concluido el ciclo. Zapatero a tus zapatos.


Por eso no puede uno irse con la finta del tronante artículo que proviene de los mismos empresarios, o mejor dicho, de uno de sus Juniors que ahora critican a Felipe Calderón cuando ésos empresarios han sido los beneficiarios del embrollo actual y ahora quieren salir por peteneras. No coman cuentos, el hijo de Caludio X. González, que también los es putativamente de Luis Téllez Kuenzler, no es la persona mejor calificada para criticar a la actual administración. Es corresponsable del desbarajuste, cree que se puede ir por la vida con la doble cachucha de iniciativo y de servidor público.


Ése es el principal embrollo del proceso político en México que ahora está de apagón. Equivocadamente se piensa que sólo con las elecciones se puede salir de la actual situación. Como no se resuelve nada con ello se da rienda suelta a la especulación de los próximos eventos electorales, incluyendo el 2012. No hay que hacerse bolas, los políticos deben reasumir responsabilidades bajo condiciones de sufragio efectivo y escrutinio público. Ahí está el switch para alumbrar la política y no es pedir mucho. Pero no se quiere entender y se reedita el viejo juego del tapado, de revisión de caballadas y formación de cargadas. Así como en el pasado que no se ha ido.




martes, 13 de julio de 2010

Y la violencia sigue ahí



Terminó el mundial de futbol y las ilusiones promovidas dejaron a un Felipe Calderón derrotado. Ni pío dijo, pues el fracaso del equipo mexicano se traga en solitario. Futbolero presidente no pudo sacar mayor raja, tempraneramente salió de ese tema y se dedicó de tiempo completo, ya en otra grama, a fungir como jefe de campaña de su partido, Acción Nacional, en las elecciones locales de catorce estados ya comentadas. Los resultados mixtos impiden hablar de un ganador absoluto, hecho que no tendría mayor importancia si la competencia por ganar el 4 de julio pasado no hubiera estado cargada de encono y descalificación. El tema no es quién ganó, sino como se van a sentar las fuerzas políticas para remontar la precaria gobernabilidad del país resultado de una estrategia oficial defectuosa en contra del crimen organizado y el descuido de todos al incurrir desde los puestos públicos a mantener campañas permanentes por puestos ejecutivos y cargos de representación popular.


Con la división de las fuerzas políticas el beneficio colateral es para el crimen organizado que no encuentra un bloque de fuerzas políticas que le haga frente. Paralelamente, la economía no ofrece a la mayoría de los jóvenes actividades formales bien remuneradas. Al tiempo que la sociedad por sí misma no logra fortalecer mecanismo de ayuda para contrarrestar el aumento de las adicciones. Si con trabajos se tienen estimaciones periódicas de los decesos violentos que ocurren a diario en el país en la lucha por el control del territorio entre los criminales y las fuerzas del orden, se carece de un conteo público que informe sobre la agregación de individuos al universo de las adicciones.

No basta poner la jeta por el malestar que produce la confrontación de una psique terca y la realidad, cara descompuesta por el arrebato que genera integrar y conducir un equipo de trabajo o adentrarse en el futurismo de querer orientar la sucesión presidencial. El tiempo no alcanza para amalgamar el capricho, dirigir al gabinete y moldear el 2012. No le alcanza a Felipe Calderón y tendrá que decidirse por mostrar públicamente la ruta hacia el restablecimiento de la convivencia del país que quedó rota con su llegada al poder. Que no diga que las cosas están como están porque el sí se decidió a combatir al crimen organizado, sino que tomó esa opción para desenfocar la desarreglada manera de asumir la presidencia. Es el vicio de origen de la actual gestión federal.

La violencia es en el actual tiempo mexicano cotidianidad, no se reducirá con el concurso exclusivo de las llamadas fuerzas del orden. La violencia sigue ahí, colgada de un puente , como lo muestra la gráfica difundida por proceso.com.mx. y que corresponde a la madrugada de hoy.



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