Para no sentirse confundidos,
peor aún, engañados, MORENA debe a la ciudadanía una clarificación sobre los
pasos a seguir en la definición de la candidatura a la presidencia.
La sugerencia de López Obrador es
practicar una encuesta en la que se capte el sentir del pueblo. Que sea el
pueblo la avanzada, no las vanguardias, corrientes o facciones del partido. El
pueblo bueno, sabio, mayor de edad tiene la capacidad de orientar el camino
para la continuidad de la 4T. además, se ahorraría el costeo de elecciones
primarias con la encuesta.
Desde que comenzaron a alzar la
mano, quienes se creen con las aptitudes y merecimientos para darle un segundo
aire a la transformación, también iniciaron los pronunciamientos de seguidores.
Tales pronunciamientos han dado lugar a una catarata de descalificaciones ante
la mirada huidiza de la cúpula de MORENA. Dicha directiva parece no tener
autoridad para aclarar el camino, será porque su autoridad quedó mediada por la
intervención del Poder Judicial.
Hay fieles obradoristas que ahora desafían a AMLO -lo que no precisamente es malo- reclamando la ejecución a pie juntillas la aplicación de los estatutos. Esto los lleva a desestimar la encuesta y dejar en la militancia la decisión sobre la candidatura, las candidaturas por extensión a los cargos que entrarán en disputa en el 2024.
La sugerencia que pretendía
ahorrar costos, al no exponerse con contundencia, comienza a generar desgaste
adicional a López Obrador y a su partido, con lo cual el bono de contar con una
oposición moralmente derrotada podría no rendir lo esperado a la hora de
conseguir la mayoría calificada en el Congreso y poner en ejecución el Plan C.
No se olvide que la 4T está
detenida en la Corte. Pero si las decisiones pasan por definir quién es más
izquierdista, por lo menos deben comunicar a la ciudadanía como estiman eso.
Dónde está el pedigrí de la izquierda mexicana actual. Sus genes son tan
variados como los de un perrito callejero. Una aristocracia de izquierda no
tiene sentido dentro de un proyecto que se reclama del pueblo.
En un sentido estricto, la
izquierda que hoy gobierna México es una izquierda reformista, retoma el vigor
de la inversión pública como “palanca de desarrollo”, al tiempo que ofrece
condiciones auspiciosas de la inversión privada. El rasgo distintivo aportado
por André Manuel es su cariz moralista frente al México flagelado por la
corrupción, la delincuencia y una justicia que desprotege las más de las veces
al débil.
Por eso la disyuntiva: el pueblo
o la militancia.