jueves, 4 de octubre de 2012

El desgaste


 

Cuando el 31 de agosto de 2012, el Tribunal Electoral emitía la declaración de validez y de presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, era de esperarse que tal definición serviría de fundamento para un recorrido del Electo, se mostrase en su nueva condición y saliera impulsar un día sí y otro también las iniciativas de rendición de cuentas y transparencia anunciadas con antelación, para que todos identificáramos a Enrique Peña Nieto como el futuro presidente de la transparencia y nos demostrara la convicción de que la cosa va en serio. Y que ése fuera el tema de la agenda después de una competida elección presidencial.

Suponer no es derrotero, los caminos de la política tienen sus propias asechanzas.

El primero de septiembre, el día de la apertura de sesiones del Congreso, el presidente Calderón aprovechó para estrenar la última edición de la reforma política y decidió ingresar una iniciativa preferente de ley en materia laboral. Con treinta días para dictaminar, la alianza del PRI con el PAN, PVEM y PANAL en San Lázaro concretó una reforma en favor de los empresarios y el statu quo sindical, antes de que se cumpliera el plazo. Cubierto ese tramo legislativo y en el tránsito del dictamen a la Cámara de Senadores, empezó un nuevo jaloneo. Al PAN ya no le gustó lo que votaron sus diputados, a los empresarios del Consejo Coordinador Empresarial el dictamen les quedó a deber. La criatura legislativa salió feíta. Ya veremos cómo se pone la discusión el lunes próximo en la comisión de los senadores encargada de revisar, modificar y aprobar el documento.

Como se apuntó en otra entrega, la reforma laboral le está resultando costosa a Peña Nieto, quien queda sujeto a la agenda de Felipe Calderón y descuida la difusión y apoyo des sus propuestas legislativas. El que sale se empeña en dejar compromisos de continuidad con su proyecto, el cual fue descalificado en las urnas. El presidente Calderón debería contribuir para la concordia y hace lo contrario, quiere dejar su huella transexenal esperando el eterno agradecimiento de los mexicanos.

Agregándose a esta situación, la inseguridad expresada en la violencia incontenible reduce el espacio mediático a la información que produce el presidente electo. Se dirá que ya no estamos en los tiempos de partido hegemónico, ni del autoritarismo, que lo visto es normal en una democracia y así debe ser. Es una situación de desgaste que con otros elementos padeció Felipe Calderón y desde el inicio de su gestión hasta su finalización cargó con la impronta de la ilegitimidad.

Hay información que la mayoría de los ciudadanos desconocemos, lo evidente es que la conclusión del proceso electoral 2012 no terminó por configurar un arreglo de estabilidad, la lucha por el poder está retando la legalidad electoral. La coyuntura está envenenada.

lunes, 1 de octubre de 2012

Adiós al Siglo XX



El mundo del trabajo o el tema obrero ha perdido la densidad teórica y la influencia política que tuvo durante todo el siglo pasado. Para tal resultado han confluido factores diversos, el fracaso del socialismo que realmente existió (la Unión Soviética y Europa del Centro-Este) donde los llamados Consejos Obreros terminaron como justificación de una pesada burocracia. La desviación del sindicalismo que de ser instrumento de la lucha económica de los trabajadores se transformó en mecanismo de control para beneficio de la “aristocracia” obrera y de la estabilidad política del régimen. El empuje del neoliberalismo fue arrinconando la discusión de los temas del trabajo –derechos y conquistas- hasta convertirse en asuntos de menor importancia. La emergencia de temas como el de la lucha electoral, el renacer del indigenismo, el enfoque hacia los derechos humanos, fueron formando intereses puntuales y demandados socialmente que opacaron la cuestión obrera. Esta expresión en sí misma parece y es de otro mundo.

Es en este proceso de debilitamiento de un valor y un prestigio asociado al ser trabajador. En este contexto, la reforma laboral ha cubierto el trámite en la Cámara de Diputados acomodándose a esa realidad. Una reforma que legaliza lo que antes estaba fuera de norma pero que no puede demostrar que efectivamente se realicen como derechos en beneficio del trabajador, como tampoco puede demostrar que en sí misma sea detonante del empleo formal. Esto se afirma así pues si antes se rehuía el respeto al orden laboral nada garantiza que ahora sí se haga. Baste recordar que en los albores de esta administración que ya fenece, fracasó el programa de primer empleo –propuesto por el Presidente del empleo- porque buscaba integrar a la formalidad de la seguridad social a micros, pequeñas y medianas empresas. Esta masa de empresarios no le quiso entrar y mientras no haya sanciones rigurosas en contra de la informalidad no tiene porqué funcionar el nuevo esquema como se pinta. Hay una inercia de incumplimiento o déficit de Estado de derecho que no se ve como la reforma laboral vaya a remontar. Añadiendo a esta contra argumentación, es aventurado vender la idea de que la reforma traiga aparejado aumento de empleos y crecimiento económico, la inestabilidad de la economía global no permite hacer ese tipo de oferta. Es francamente irresponsable.

El otro aspecto de la propuesta de reforma que no transitó, relacionado con la vida interna de los sindicatos, no prosperó porque según se dice requiere de una reforma al artículo 123 y no va de la mano de una iniciativa preferente. Será el sereno, pero el afectado fue Enrique Peña Nieto, él que se ha postulado como el Presidente de la transparencia. Y no es un tema al que sólo tenga que rendirse en el sector gubernamental, también los sindicatos, la iglesia y los empresarios, el capital financiero con más urgencia. Pero estamos hablando de los dirigentes vitalicios de los sindicatos, negación de la rendición de cuentas y la democracia. Ellos alegan que le dieron votos a Peña Nieto ¿Le dieron? Pues que no el voto es libre y secreto. Ya me imagino si en la pasada campaña presidencial, los Gamboa Pascoe y Romero Deschamps salen a hacer publicidad a favor de Peña Nieto, seguro le hubieran bajado el caudal de votos. Pero no lo hicieron, se escondieron de los medios.

La Cámara de Diputados le ha dicho adiós al Siglo XX, los legisladores priístas han terminado por tirar al basurero el resto de su legitimidad histórica.
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