viernes, 18 de diciembre de 2009

Sufragio efectivo



Andaba Ernesto Zedillo en Davos, Suiza, desde allá declaró que el problema de la competencia electoral en México se condensaba en una disputa inequitativa. Por tal motivo, expuso el entonces presidente, proponía una reforma política definitiva. Eso ocurrió en la última década del siglo pasado. La historia ya la conocemos, se hizo la reforma que dio paso al gobierno dividido. Reforma que fue ajustada para permitir coaliciones a modo como la que catapultó a Vicente Fox. Esa reforma se agotó en la alternancia demostrando que no fue la última. Alternancia forzada pues la credibilidad del Instituto Federal Electoral estaba en juego sólo por el hecho de admitirla –a la alternancia- valiéndose de la cortina de humo del Pemexgate y soslayando el financiamiento exterior de la campaña de Fox. Zedillo le abrió el paso al PAN pero no a la democracia como tal, a plenitud.

Bajo otras circunstancias, que no obstante se justifica en la deficiencia de la democracia mexicana, Felipe Calderón convoca a realizar una reforma política de fondo. El martes 15 de diciembre convocó a los medios para hacer el anuncio de su video propuesta, de un video decálogo para una nueva reforma. Como es costumbre en Calderón, mucha palabrería sin las tripas en la mano, tal como esos charlatanes que hacen cirugía sin bisturí o algún otro instrumental avanzado.

El michoacano pergeñó una especie de exposición de motivos de la que sustrajo información básica que él posee: ¿Cómo se ganan elecciones haiga sido como haiga sido? Esa hubiera sido una argumentación poderosísima desde la cual justificar la reforma de fondo, pues en México se espera que algún día el sufragio sea efectivo. No lo hizo. Aunque dice Calderón que el eje es el ciudadano no aclara qué ciudadano, al menos no el de México con bajas calificaciones en desarrollo social (Alimentación, educación, salud) En verdad la reforma tiene dos ejes, uno es la zanahoria de la reelección que hace tiempo propuso Jorge Castañeda, el otro eje es la descalificación de los legisladores bajo el sambenito de ineficaces, de tortuosos a la hora de tomar decisiones. Así planteado, la reforma ha nacido muerta, a menos de que el PRI decida sacarla adelante.

La verdad es que Felipe Calderón ha agotado la poca credibilidad que tenía, tan así es que lo razonable de su planteamiento se hunde en la sospecha. No hay en la reforma ninguna mención que obligue al Ejecutivo a no entrometerse en asuntos electorales, ni que lo obligue a una verdadera rendición de cuentas. Quiere manejar a su antojo las determinaciones legislativas sobre el presupuesto y los ingresos, pero calla acerca de la irresponsabilidad del subejercicio. Tampoco resuelve la intervención de los poderes fácticos para amarrarles las manos, de los gobernadores y el crimen organizado también. Lo de las candidaturas independientes es una incógnita ¿Independientes de qué o de quiénes?

Un mal socio le hizo la propuesta de reforma política al Presidente, con ganas de desprestigiarlo aún más.

Pretender recargar el presidencialismo es confesión de que todo el entramado de instituciones autónomas fracasó en su intento de moderar al poder ejecutivo. ¿Es el IFE más autónomo hoy? Igual se puede interrogar sobre del IFAI, del INEGI, de la CNDH y de Banxico. La verdad es que con Calderón han perdido autonomía.


La reforma creíble debe contener una propuesta adicional, adelantar las elecciones presidenciales del 2012 al 2010. Eso sí sería celebrar en grande el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ansiada despedida



El 2009 es un año al cual los actores políticos quieren despedir ya. Y qué será del 2010: las opiniones escasean. Nada como recordar 1994, año terrible en el que la violencia se hizo parte del paisaje. El año que siguió, 1995, no fue mejor, aparición pública de la rebelión indígena de Los Altos de Chiapas y estrepitosa caída de la economía. Por eso la cuestión es por qué tanta ansiedad por apurar 2009 si no hay certidumbres esperanzadoras para el que sigue.

En el año que termina la economía se derrumbó por la falta de previsiones eficaces, las que se tenían -el blindaje- no fueron tales. Aunque se sabía que la producción petrolera ya no era suficiente para las finanzas nacionales no se hizo nada para fortalecer la industria, a lo más que se llegó fue a comprar un seguro para paliar los números negativos que arrastraba la paraestatal PEMEX. No se tenía un plan para fortalecer, por el contrario, se quería continuar el deterioro de la empresa. Eso debilitó al país frente a la crisis.

Otro factor que aportó a la vulnerabilidad de la economía mexicana ha sido la “guerra” contra el narcotráfico declarada por el presidente Calderón. Afectó pues la violencia, espantó capitales y no se tenían las estimaciones de qué tanto en el país la producción y los servicios en general estaban “prosperando” por el efluvio del dinero negro. Qué tanto estaba instalada la narcoeconomía.

Por su parte, el gobierno se escudó en los factores externos, para eludir responsabilidad. Dice que la crisis vino de Estados Unidos, pero no explica por qué México fue el más afectado. Dice que la influenza nos vino de fuera, pero no aclara por qué aquí fue tan devastadora para la economía, para el turismo para ser precisos, como en ningún otro país.

Es en la autocrítica donde Felipe Calderón le ha sacado la vuelta. Su administración sobrevive gracias a la respiración de boca a boca que le ha dado el PRI. Los priístas han demostrado lo que saben hacer: apoyar al presidente en turno.

Ante este panorama, el Presidente decidió operar cambios sin explicar para qué. Elogia a Carstens, hizo las cosas tan bien en Hacienda –se le cayó la economía- y ahora se le manda como gobernador del Banco de México. Lo mismo ocurre con Ernesto Cordero, su esplendido trabajo en SEDESOL –se le multiplicaron los pobres del país- que ahora se le da la encomienda de levantar la economía. Antes de iniciar Cordero, ya le embarraron sus nuevas responsabilidades introduciéndolo como candidato fuerte para disputar la presidencia de la república en el 2012. Y no es que se quiera desearles la mala suerte, no es el caso. Si el pasado reciente no los dota de buenos augurios, la fortuna no está obligada a seguirlos. Si la recuperación económica es consistente en Estados Unidos, la producción y la mano de obra mexicana puede reciclarse al impulso norteamericano. Si los grandes capitalistas están dispuestos a repatriar capitales, seguro que se beneficiará el desempeño económico del país.

Si el Presidente hace uso de sus facultades para reactivar el sector público, también se pueden mejorar los números económicos. Pero esa decisión no corresponde con su ideología, por el contario, está más dispuesto a rematar las últimas empresas del sector con miras a obtener beneficios en el corto plazo, nada más para entregar la estafeta al que lo suceda. Puede, por decreto, finiquitar el IPAB que ha sido insaciable devorador de recursos fiscales. Eso sería una sorpresa y ganas de querer el bien de todos.

Frente a la cruda realidad se alzará la danza de cifras. El coreógrafo está listo, falta la aprobación del auditorio.

martes, 8 de diciembre de 2009

Papá Cristero



Al ver la nota en El Universal no da lugar para el asombro sino para la confirmación. La confirmación de que Felipe Calderón está muy lejos de ser el presidente que México necesita ¿Cómo está eso de aceptar una invitación del PAN local en Michoacán para conmemorar el XX Aniversario Luctuoso del Licenciado Luis Calderón Vega? (El tema del aniversario luctuoso también lo retomó La Jornada y Milenio Diario el mismo lunes 7 de diciembre)

Sí, se sabe que don Luis fue su padre, pero la estatura que se le propone es la de un amigo, un familiar, dable en un encuentro privado. Pero hacer un acto público partidista para honrar al que fuera padre del presidente Calderón como que las circunstancias no están para eso. Como si la administración de Calderón fuera un ejemplo a seguir, merecedora de enaltecer los genes de tan incapaz Presidente. Porque de eso se trata, hacer autoelogio aunque sea indirectamente.

Lo que son las ganas de generarse ambientes y audiencias a modo, cuando el país está que arde, pues las manifestaciones de inconformidad se reproducen: ya no son sólo los padres de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, reclamando justicia por sus hijos muertos; ni los trabajadores del SME despedidos de su empres; se manifiestan también los deudores de la Banca, los ciudadanos de Ciudad Juárez y de Tijuana por el fracaso de la lucha anticrimen. Por distintas causas se nutre el contingente de la inconformidad. Incluso por otros medios, sin salir a protestar a la calle, la prensa ha sido vehículo para señalar la tardanza de Calderón para proponer al gobernador del Banco de México, al grado que se ha creado una corriente de opinión para respaldar un nuevo periodo para Guillermo Ortiz, el actual gobernador. Hay decisiones que retrasarlas es casi dejar que se pudran, ejemplo, el destape de Luis Donaldo Colosio.

Pero al Presidente parecen interesarle los ambientes rosas con olor a sacristía, muy del estilo de los meones de agua bendita, gozando la autopurificación que se brindan entre fariseos. Y no extrañe que a algún lambiscón se le ocurra solicitar a la jerarquía católica la beatificación del extinto Calderón Vega. Desde tiempos de Vicente Fox y en complicidad con la Iglesia católica se ha abierto, sin debatir, un proceso para incorporar al movimiento cristero como parte del bagaje e identificación de la historia nacional. Pero no se dice que los alcances de ese movimiento eran muy limitados, por no decir que retrógrados. Uno de sus personajes, ese sí famoso –relativamente- Anacleto González Flores, proponía como régimen político y social a emular la Edad Media. Nada que ver con la modernidad, estamos de acuerdo.

Pero ese movimiento complace a algunos panistas, esos revoltosos si son legítimos. Por eso no extraña que Felipe Calderón despreocupadamente dedique cincuenta minutos para recordar a su padre, que no está mal, y suelte algunas barbaridades cuando dice que a su padre en algún momento de sus andanzas cristeras “le sorprendió de frente un contingente de federales”. Esos federales no son lo que hoy conocemos como el Ejército negro de Genaro García Luna. Son el Ejército Mexicano del cual es hoy comandante en jefe Felipe Calderón. Ejército Mexicano que fue agredido por los cristeros como hoy lo es por el crimen organizado por otras razones. Ejército Mexicano que gracias a Calderón hoy es acusado de excesos contra la población civil porque el Presidente lo involucró en la lucha contra el narcotráfico.

Mucha revoltura hay en la cabeza de Calderón.

En fin, vivimos tiempos complicados para una joven democracia. Es claro que si queremos que este país mejore ya no es suficiente el voto, es ineludible la movilización social. De otra manera, los que actualmente dicen gobernar seguirán aferrados al poder.

viernes, 4 de diciembre de 2009

¿Dónde están?



Ni-Ni no es un nuevo virus de influenza. Es una especie de acrónimo que nombra a los jóvenes que Ni estudian, Ni trabajan. Así lo ha dicho el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles. Son siete millones de jóvenes mexicanos los que ni estudian, ni trabajan. Esta condición los hace candidatos para incorporarse al crimen organizado. Eso dice el Rector. La cuestión es el país que los pone en esa condición. http://www.eluniversal.com.mx/primera/34037.html

La información de la nota periodística es magra, mucho hay que investigar al respecto. Aquí sólo se sugiere indagar, plantear preguntas que cuestionan las fronteras de lo dicho por el Rector.

¿Los Ni-Nis tienen una expresión cultural? Son “Emos”, “Punketos”, “Cholos”, teleadictos, cibernautas de tiempo completo, expertos en videojuegos. Están recluidos las veinticuatro horas del día en su casa o la calle es su hogar. Cuántos son pobres, cuántos no tienen problemas de ingreso, cuántos tienen una patología física o mental. Falla el diseño de las dependencias: la Secretaría de Educación Pública en su vertiente media y superior, la Secretaría del Trabajo en la capacitación o se trata de la marginalidad necesaria para el óptimo funcionamiento de los mercados.

Para decirlo crudamente: son la gente que sobra, que no tiene lugar ni en las aulas, ni en el mercado laboral. Un rezago social más, como el de la pobreza o los relacionados con la equidad de género. Una nueva clasificación estadística que masifica, que no admite nombre propio, ni domicilio. Estadística que no nos dice cómo se llaman, ni dónde están, pues eso sería el inicio para concederles respeto. Respeto que les es negado.

Los Ni-Nis son jóvenes mexicanos sin identidad que los inserte socialmente, ni voz reconocida en la escucha de la audiencia del poder. Son la dilapidación del bono demográfico. La caridad y la filantropía no los alcanza. No sabemos si están al amparo de una política pública o están a merced del crimen organizado o de la policía. Son resultado el desvanecimiento de los derechos sociales en aras de una competitividad que comprime y exprime el factor trabajo. No tienen esperanzas. El aquí y ahora tiene en ellos aspecto delincuencial. No se ve por donde desde su condición surja el clamor por sus derechos sociales, pues no se asumen portadores de esos derechos. Si eso ocurriera serían sujetos activos del estallido social.

Hoy, los Ni-Nis son la hendidura de un país fracturado entre trabajadores que salen a reclamar sus derechos y una élite que se le desgarra el corazón por lo niños que padecen alguna discapacidad.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Exequias



Lo opinión generalizada sobre el gobierno de Calderón constituyen exequias para un gobierno muerto. Entendido gobierno en la restricción de su significado a la evidencia de rumbo y a la vitalidad del apoyo popular (no confundir con las encuestas) Cada vez son más los que no le ven rumbo al gobierno y son mucho menos los que están dispuestos, a voluntad, a salir a la plaza pública para celebrar al presidente constitucional pues no hay motivo para ello: más desempleo, más pobreza, más delincuencia. Todo acto público presidencial está blindado del contacto con el pueblo.

Felipe Calderón sabe que se le fueron tres años pero no tiene la humildad de la autocrítica. Se justifica aduciendo a la proclividad, no dice de quien, de preferir el debate estéril. Se le olvida que el debate lo hacen cuando menos dos. Se le olvida que él ha preferido las campañas publicitarias al debate. Recordemos el tesoro escondido, la desaparición de tres secretarías o el 2% de impuesto al consumo para combatir la pobreza, por mencionar algo de su repertorio publicitario. Antes de concluir el debido acuerdo y alcanzar la definición legislativa se tañían las campanas de la publicidad. Ahora el presidente Calderón se dice dispuesto a reiniciar y vuelve a los temas de la reforma energética, fiscal y política.

El gobierno ha muerto y el país vive gracias a las instituciones del Estado construidas en el siglo pasado, gracias a la sociedad que pese a su desesperación y sufrimiento no se ha rebelado para exigir la renuncia del gobernante. Cierto que la solicitud existe, no con la fuerza suficiente para ser un reclamo popular. Las condiciones están dadas, a la explosión la detiene el pretexto que colme la desmesura del encono.

La pregunta vital para el país no es saber en qué falló Felipe Calderón. Eso ya lo sabemos: falló en todo. Como sociedad se ha fallado en la ejecución de la transición hacia la democracia. El autoritarismo quedó intacto pues las instituciones de la democracia electoral sustituyeron al pacto social. Así como en el pasado el pacto social, que dio identidad y fuerza a la nación, fue desvirtuado por el corporativismo que dio pie al ejercicio autoritario del poder. Hoy la democracia ha quedado desvirtuada por el rejuego de los poderes fácticos, poderes que han reinstalado el ejercicio autoritario. Sólo asociando la democracia al pacto social se podrán generar mejores condiciones para confrontar y evitar el autoritarismo.

En esta situación el PRI ha dejado de ser promotor del pacto social, lo ha echado al olvido y ha preferido ser el principal sostén político de Felipe Calderón, a sabiendas de que el gobierno está muerto, pues el reconocimiento y el liderazgo sólo alcanza para su familia nuclear, según lo agradeció Calderón en el aguado festejo del tercer aniversario del gobierno fenecido.

El país se le ha ido de las manos, son las instituciones del Estado y la sociedad las que han evitado el caos. La pregunta es hasta cuándo. Será hasta que todo el territorio se convierta en campo de batalla de los tres ejércitos (Javier Ibarrola dixit) y la sociedad quede sometida a alguno de ellos: al del narcotráfico, al del verde olivo o al inventado por Calderón, el ejército negro de Genaro García Luna. ¿Será necesario llegar a tal extremo? Y sólo entonces la movilización popular opere el cambio de manera extraparlamentaria y a pesar de los partidos.

martes, 24 de noviembre de 2009

No hay sorpresa



Que el festejo oficial que conmemora un aniversario más de la Revolución Mexicana haya sido tan deslucido no sorprende. Los festejos cívicos que exaltan la participación de las masas han venido en picada desde que durante un desfile, allá por 1985 en un desfile del primero de mayo –si la memoria no se equivoca- lanzaron una bomba molotov a uno de los balcones de Palacio Nacional. No fue un acontecimiento fortuito, la era tecnocrática había despegado y el proceso de desvinculación popular del régimen de la revolución también. Lo que posteriormente hizo Vicente Fox fue la afirmación de una tendencia.

Las fechas cívicas, hay que recordarlo, eran también celebración del presidente en turno.

Lo que se dejó ver en los festejos de la semana pasada fue la consumación del aislamiento de la presidencia de la república respecto a una actuación de comunión con el pueblo. El espacio informativo de una celebración disminuida fue ocupado por una cascada de opiniones acerca del deficiente desempeño del Titular del Ejecutivo federal. Los que ayer apoyaron se suman hoy, sin revolverse, al conjunto de los insatisfechos. No quisieron ver la realidad y ahora los chasquidos, gesticulaciones y muecas de desaprobación las dedican al presidente constitucional.

No hay lugar para la sorpresa, sí para la indignación.

Hay que recordarlo. Felipe Calderón no estaba preparado para gobernar al país y pese a ello llegó a Los Pinos. Todos sabemos que no alcanzó un triunfo contundente e inobjetable. La presidencia se la dio el tribunal electoral. Lo que se vendió al electorado fue una mercancía que al quitársele la envoltura, el empaque, demostró ser mucho muy deficiente respecto a lo ofrecido. Dónde está el México ganador, dónde el presidente del empleo

Para llegar a la presidencia, Calderón tuvo que facturar con anticipación el poder. Son esos compromisos los que lo han atado: Fox, Elba Esther, los gobernadores, los empresarios de la radio y la televisión, con excepciones que ya han sido castigadas como José Gutiérrez Vivó. Antes de obtenerlo ya lo había repartido. Para complicar su gestión hizo de la amistad, no de las capacidades, el criterio privilegiado para nombrar su gabinete. Para terminarla de amolar se alió con los tecnócratas que no le han servido para maldita la cosa.

Amarrado a la ideología neoliberal, el presidente Calderón no encuentra modo cierto y seguro de tomar el timón del Estado.

En esta anotación de por qué no le ha ido bien al país durante la gestión de Felipe Calderón, habrá que apuntar dos procesos que han contribuido y coincidido a la formación del fracaso. El debilitamiento de la institución presidencial sin el fortalecimiento alternativo de las instituciones del Estado. El abandono de la rectoría del Estado no en beneficio del funcionamiento de los mercados, sino del capital corporativo que gusta de las prácticas monopólicas que expolian a los consumidores y extraen rentas institucionales del erario público.

No hay sorpresa, si acaso el hecho de que los priístas no se acuerden notoriamente de la Revolución, tal vez ya no entienden de donde les viene lo revolucionario y se aferren a una institucionalización hacia la derecha. Criminalizando a las mujeres en el país de los feminicidios. Peor, imposible.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Desvelo y presupuesto



Pocas veces la prensa escrita es tan unánime sobre un tema noticioso. En esta ocasión, la aprobación del presupuesto 2010 hecha en San Lázaro ha formado un coro condenatorio sobre la clase política mexicana. Tan aplastante es la opinión adversa que se pierden los matices ante un hecho vergonzoso, de pena ajena. Y los diarios tienen la razón, el espectáculo fue de reparto de botín.

No es que antes no haya sido así, nada más que antes la disputa por el presupuesto la controlaba el presidente de la república y la actuaban los titulares de las dependencias a su cargo. La Cámara de Diputados tenía una clara mayoría priísta en términos absolutos. La rebatinga era discreta. Pero desde que llegó el gobierno dividido y después con el arribo de la alternancia, la fuerza de los gobernadores se impuso. Que no se diga que esto es producto de la democracia. Eso sí, es resultado de tener élites que parasitan a la democracia y a su principal activo, el ciudadano.

Y no se trata de hacer una discusión técnica sobre la hechura del presupuesto. Lo que molesta es la actuación de rapiña que brindan los legisladores. Ya quisiera la ciudadanía ver en los legisladores el mismo celo y desvelo por la rendición de cuentas. Eso sí nomás no se les da. Una clase política que lleva al país a situarse en los índices de la africanización en cuanto a alimentación, competitividad y transparencia.

Una clase política que no garantiza con el presupuesto aprobado mejora en la educación, crecimiento económico, creación de empleos o reducción de la pobreza. Lo suyo, lo que se dice lo suyo son las campañas, darle manga ancha a los gobernadores, satisfacer al corporativismo. El ciudadano común es lo de menos, allá él y su tristeza, su apatía. Rumiando una sed de justicia que no se apaga (Los mexicanos padecen un cuadro agudo de desánimo - El Universal - Sociedad)

Los legisladores y los gobernantes no ven esa realidad porque ni siquiera se asoman a verla. Su arrogancia es tal que no están dispuestos a ver por el prójimo, sino a verse a sí mismo en el amplio espectro del espejo mediático de 360 grados, con toda la falsedad de lo que es editado. El copete, el bigote y sin abucheos. No están dispuestos a abandonar su zona de confort, diría Gómez Mont. Aumentando los impuestos sin mejorar los servicios que están obligados a prestar. Todos, toditos, ya están pensando en la sucesión del 2012.

Ya se pueden incendiar guarderías, decretar despidos masivos, penalizar a la mujer que toma la dolorosa decisión de abortar, los políticos no se conmueven. Sólo los mueve la disputa por los recursos, les quita el sueño, los pone a trabajar en días de asueto. Sacar cuentas para que al día siguiente se consigne en la prensa decir quien ganó, quien perdió de entre ellos. Al fin y al cabo hay un perdedor absoluto: la sociedad.

Que no se diga que esto es democracia, que se topó con la mala suerte de la crisis económica. No han brotado los frutos de un orden democrático: amor, paz y bienestar.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿La última marcha?



El poder de penetración de los medios electrónicos, la radio y televisión, no son garantía de obtener mejor información, poco o nada dicen del evidente distanciamiento o las claras diferencias entre el presidente Felipe Calderón y ciertos empresarios. Por el contrario, todo aparece glamorosamente a todo lo que da el Jet Set, aunque el motivo sea el balompié, obsequiándonos un presidente panbolero a falta de mejores prendas, que para colmo lo expone al escarnio público de la rechifla y los abucheos.

Punto y a parte, sin perder el hilo, el domingo pasado se inauguró la cumbre de negocios en San Pedro Garza García, en Nuevo León. El encuentro ha sido oportunidad para que prominentes empresarios expresen sus desacuerdos con la conducción que desde Los Pinos se le da a la política de crecimiento económico como negación del mercado interno y de la generación de empleos.

Desde Miguel Alemán Velasco, organizador de la cumbre, hasta Carlos Slim y Roberto González Barrera, coinciden en dar una calificación muy menor a lo realizado por Calderón. No se dicen decepcionados porque eso sería reconocer que creyeron en él. Lo que sí es cierto es que la decepción no es cubierta en los espacios radiofónicos y en los telenoticiarios con la importancia del caso. El lunes pasado fue ocasión para medir el enfriamiento de la relación entre el gobierno y los empresarios, la columna Templo Mayor del Diario Reforma registró lo que marcó el termómetro:

“QUIÉN SABE qué traería en su cabeza, pero el que llegó con cara de pocos amigos en su visita de ayer a Monterrey fue el presidente Felipe Calderón.“ADEMÁS del rostro compungido, durante su laaarga participación en la Cumbre de Negocios, el mandatario estuvo hasta golpeando el podium, siempre con tono de regaño.“EN RESPUESTA, como que el respetable no conectó con su discurso, estuvo muy distante y no hubo ni una interrupción con aplausos, ni cuando abordó el tema de Luz y Fuerza.“OTRA COSA que llamó la atención fue que los empresarios regios brillaron por su ausencia en el evento, ya que del llamado "Grupo de los 10" sólo se vio a uno de ellos.“LO QUE QUEDÓ ayer muy evidenciado con el evento fue que aquella fuerte relación que tenía Calderón con los empresarios, unos de sus principales aliados que lo llevaron al poder, anda helada paleta.”

Qué esperanzas que la radio y la televisión nos pudieran ofrecer este nivel de detalle. Se sabe que los empresarios del ramo están a partir de un piñón con el presidente Calderón y no pierden oportunidad para mostrarse como fervorosos soldados, es el caso de su posición informativa en relación al conflicto entre el gobierno federal y los electricistas del Valle de México. Todo sea por defender sus privilegios, el de los industriales de la radio y la televisión. No es casual entonces que la relación entre el SME y los medios electrónicos sea ríspida, hay que quedar bien con el patrón que les extiende las concesiones (privilegios). Y si para quedar bien hay que acusar de privilegiados a los electricistas de Luz y Fuerza, entonces que se les linche.

Pero en el fondo del conflicto sindical, el tratamiento de los medios electrónicos puede resultar anecdótico si lo que se juega es la posibilidad que construye el gobierno federal de ofrendar a los empresarios una “reforma estructural”: la reforma laboral. A partir del decreto de liquidación de Luz y Fuerza del Centro se puede sentar el precedente para irse con todo en contra del artículo 123 de la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, para crear un marco jurídico restrictivo de los derechos laborales para las generaciones de futuros asalariados, como de hecho ya está ocurriendo.

Por eso la marcha del miércoles 11 de noviembre pone contra reloj a los electricistas del SME. Ya no se tuvo la misma capacidad de convocatoria y si no ha sido por el STUNAM no llegan a congregar a 50 mil almas. Una marcha realmente pacífica que sólo tuvo eventos violentos fuera de la capital, allí donde estaba apostado el ejército negro de la Policía Federal Preventiva, listo para impedir el ingreso de los manifestantes que venían de provincia. Vil provocación.

Como pobre ha sido el cumplimiento de Calderón, la reforma laboral es ya la tabla de salvación del sexenio. Propósito que se cumplirá si el SME no es arropado socialmente por un movimiento mayor. Clave de esta resolución la forman los priístas de moda, que bien pueden regalarle a Calderón, para festejar el Centenario de la Revolución de 1910, la reforma anhelada. La nueva generación de priístas (los Peña Nieto, Osorio Chong, etc.) y quienes les anteceden (Beltrones, Paredes, etc.), se sienten libres de la herencia revolucionaria. Para ellos la revolución se acabó. El signo de los tiempos es hacer negocios invocando al dios del mercado.




lunes, 9 de noviembre de 2009

Praxis del Estado fingido



A manera de continuación de la primicia del Estado fingido, no podemos dejar escapar la ocasión que nos da el secretario de trabajo y previsión social para exponer un aspecto práctico asociado a novísimo planteamiento teórico. El Lic. Javier Lozano Alarcón ha incitado a los trabajadores electricistas de Luz y Fuerza del Centro a que desistan de promover procedimientos legales en contra del decretazo del 11 de octubre pasado con el que se “extingue” Luz y Fuerza del Centro. Les pide a los del SME que no defiendan sus derechos y que acepten sin chistar la voluntad presidencial condenatoria de su existencia laboral.

Así de fácil, éste abogado desalienta el recurso de la legalidad cuando se trata de defender un derecho afectado por una autoridad. Si esa lógica cundiera, cualquier instrumento como el juicio de amparo o todo tipo de defensoría de derechos habría que desestimarlos. Qué sería del país de adoptar esa lógica: el retroceso total.

Si la autoridad afecta la propiedad, la familia, el trabajo o el patrimonio de cualquier ciudadano, la recomendación del cara dura de Lozano Alarcón es no interponer recurso legal en contra de la afectación. Suena descabellado, lo es. No se le puede pedir a la gente que no defienda sus derechos. La recomendación tiene sentido para el funcionamiento del Estado fingido que da entender lo que no es cierto, en este caso, que el ciudadano no tiene derecho a la defensa legal.

La praxis del Estado fingido propone ocluir la vía de la legalidad para que cualquier decreto presidencial siga la consigna de publíquese y acátese. Supone que cualquier decisión de la autoridad es incontrovertible e inapelable. Como no hay sustento jurídico sólido para tal supuesto, lo que la ley no dicta se ha querido subsanar con la campaña de linchamiento y la desinformación en contra de los trabajadores.

El secretario del trabajo debería de entender que el derecho laboral, en aras de llegar al equilibrio entre los factores de la producción, les otorga a los involucrados procedimientos claros y ciertos para defenderse. Pero es una realidad que no acepta Alarcón Lozano y por eso mantiene litigios abiertos como el existente entre los mineros y el empresario Germán Larrea.

El secretario en cuestión procede de una escuela que no se ha significado por el derecho laboral como defensa de los trabajadores. Profesionalmente, en el servicio público se ha formado dentro de las huestes de la tecnocracia. Y su especialidad en el ámbito del derecho son las telecomunicaciones que, por cierto, son parte del negocio que se quiere consumar con la liquidación de Luz y Fuerza del Centro. Por mera curiosidad, por morbo, estaría de escándalo conocer la opinión del sr. Lozano su opinión sobre el llamado Chiquihuitazo, el agandalle sobre una concesión que hizo TV Azteca en perjuicio de la extinguida opción de televisión CNI Canal 40. A favor de quién estaría, de Moreno Valle o de Salinas Pliego.

El secretario del trabajo ha metido en un problemón a Felipe Calderón, aún sí haya sido por instrucción presidencial. Otro ex priísta que compromete al Presidente y no le resuelve la chamba de manera aseada. Hoy descalifica los procedimientos judiciales, mañana tal vez se vea obligado a dejar la STyPS que le resulta tan ajena. El miércoles 11 de noviembre será un día decisivo para la permanencia de Lozano al frente de la secretaría.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El Estado fingido

Dedicado al profesor universitario Arnaldo Córdova, que ha insistido sobre el tema en sus artículo dominicales de La Jornada, también al embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, teórico del Estado fallido.


Los turbulentos días que vive México son el resultado de la incapacidad de las élites y la sociedad para ponerse de acuerdo y modificar el régimen de la revolución mexicana, con el propósito de ofrecer un nuevo orden en el que todos se sientan incluidos. Desde 1983, de manera sistemática, la crema y nata de los empresarios, sustentados en la genuflexión de los gobernantes en turno, se han dedicado a cambiar un orden. Enmiendas a la Constitución, leyes, reglamentos y decretos que no han podido destruir, pero sí obstruir, la complejidad elaborada por el Constituyente de 1917. Se ha llegado a una situación donde la Constitución si no se cumple, se finge. En el meollo del verbo fingir: Dar a entender lo que no es cierto (RAE).

Los derechos de los trabajadores se eluden. El derecho a la educación se pervierte. El derecho a la salud es un artículo de lujo. La rectoría del Estado el precepto constitucional más violado por el Presidente de la República. Y así se podría seguir. La estructura de poderes es de un fingimiento que no tiene límites. El Presidente finge gobernar para todos. Los legisladores fingen ser representantes populares. Los jueces fingen impartir justicia. Si ese es el verbo, qué se puede esperar. Pues fingir que en México realmente opera en el mercado la ley de la oferta y la demanda. Los monopolios, las licitaciones, el fraude impune y la vista gorda de la autoridad, son negación del mercado en beneficio de 400 corporativos.

Se jura respetar la Constitución y en el estado de Chiapas el gobernador, los presidentes municipales y el congreso local ya decidieron ampliar su mandato para ajustar las elecciones locales a las federales. El apego a lo que manda el precepto constitucional obligaba a realizar el ajuste reduciendo el mandato por venir no aumentando el vigente. Tal como ocurrió en el estado de Michoacán. Se vive el Estado fingido.

En el municipio de San Pedro Garza García, en Nuevo León, territorio que se autoproclama de avanzada nacional, el presidente municipal Mauricio Fernández, ése que de joven fumaba mota y ya después se decía dispuesto a pactar con el crimen organizado, el sábado pasado juro respetar la Constitución y desde ese mismo día ha dado muestras de violentarla, de estar dispuesto a incurrir en la ilegalidad con tal de combatir la delincuencia. Un escándalo del cual todos están enterados menos Felipe Calderón, la PGR y la Suprema Corte de Justicia, pues estos entes, entelequias sería más correcto, no se han pronunciado al respecto. Cuatro personas ejecutadas son halladas dentro de un vehículo en un barrio de la ciudad de México que pertenece a una delegación gobernada por el PAN. Nada extraño dentro de la violenta normalidad. Lo curioso es que el hallazgo de la policía ministerial capitalina era un hecho conocido y difundido por el edil Fernández horas antes. Es el momento que el tempestuoso sampetrino no es investigado de oficio. Otra muestra de que el Estado fingido es una realidad.

El incendio ha iniciado y no se ven los bomberos. Acaso nos tocará ver a una oligarquía que beba de su propia sangre.

martes, 3 de noviembre de 2009

Preparándonos para el 2010



Qué celebraremos el año que viene. El Bicentenario de una irritación social que tuvo por consigna ¡A coger gachupines! El Centenario de otra irritación social que entre sus consignas de justicia social el zapatismo acuñó ¡Tierra y Libertad!

Doscientos años después se ha formado una nueva irritación social y su consigna está por escribirse. Provisionalmente los “saltacomidas” podrían copiar a los piqueteros argentinos ¡Que se vayan todos!

No se ve cómo el actual gobierno pueda manejar el malestar de muchos. Por el contrario, las autoridades se esfuerzan por alentar la irritación. Todo porque las élites se obcecan en mantener un arreglo perverso de mutua conveniencia a costa de la mayoría. Los empresarios corporativos hacen como que pagan impuestos, los gobernantes hacen como que rinden cuentas. Se les hace más fácil aumentar o crear nuevos impuestos en lugar de imprimir eficacia a la recaudación y al aprovechamiento de los ya existentes.

No hay disposición de las élites, peor de parte de la clase política. El presidente Calderón reconoce que los grandes corporativos “rara, rara vez pagan impuestos” y no hace nada. Igual que Porfirio Díaz cuando declaraba hace cien años que México ya estaba preparado para la democracia. El PRI se enorgullece de que le enmendó la plana al paquete fiscal del gobierno. (Francisco Rojas y todos los diputados del PRI deberían tener claro que no se les dio la oportunidad de alcanzar el mayor grupo parlamentario para aumentar impuestos, sino para meterle verdadera presión al gobierno de Calderón y ajustarlo a que cumpla con la Constitución, salvo excepciones, les valió queso el mandato popular) Tales afirmaciones no quitan la esquilmada que darán a contribuyentes y consumidores para el 2010. Con qué cara van a salir a celebrar Felipe Calderón y su gabinete, Beatriz Paredes y los gobernadores del PRI. Seguramente lo harán desde un búnker que los blinde del populacho.

Los mexicanos quieren de sus representantes buenas noticias. No quieren seguir anclados al siglo pasado, como el legalismo para no cumplir las obligaciones fiscales de quienes más se enriquecen, seguir pagando la absurda deuda de Fobaproa/IPAB o manteniendo el contratismo que ayuda a que algunos políticos no sean pobres políticos pobres.

A las élites no les avergüenza que más mexicanos engrosen las filas de pobreza, que se precarice la clase media, que la economía informal y la delincuencia se establezcan como extendido modo de vida. Saben que las cosas no andan bien pero no están dispuestas a disminuir privilegios.

A las cuatrocientas corporaciones empresariales tampoco les da vergüenza acogerse a recibir beneficios fiscales que para efectos prácticos resultan subsidios disfrazados. Todavía les alcanza la cara para que, encabezados por Televisa, organicen su Teletón. Teatro de la filantropía de las telecomunicaciones que sirve para exentar más impuestos. Para qué ser competitivos si el gobierno les auxilia a no enfrentar plenamente la competencia a los 400.

Ya se dijo aquí el mes pasado. El gobierno ha abierto el debate de los privilegios que no sabe conducir, mucho menos podrá concluir a satisfacción (Privilegios a debate) Suceden situaciones en las que la clase dominante por defender sus intereses atenta contra ellos. Muy cerca estamos de una situación semejante.

jueves, 29 de octubre de 2009

Ideología apta para delincuentes



Desde el mediodía de ayer miércoles 28 de octubre el platillo estaba servido. En pleno reventón de San Judas Tadeo. En ese santo día la agencia radiofónica de noticias Formato 21, y después Internet, dieron rienda suelta a las declaraciones del subsecretario de agronegocios de SAGARPA, el Lic. Jeffrey Max Jones Jones. Sus declaraciones bordaron sobre la identidad entre la organización delincuencial y el funcionamiento de los mercados. Muchos se le fueron a la yugular del inesperadamente ilustre funcionario. Una declaración valiente, que por fin, sin enmascaramientos, transparentó la identidad del crimen organizado y el mercado en la codicia. Los narcotraficantes entienden los mercados y no requieren de pedir subsidios, ese fue el elogio de Jones.

Todos estos años los mexicanos han vivido como maridos engañados con la inmaculada gestión de los mercados, pero lo que dijo el funcionario en su argumentación ideológica coincide con lo que nos han venido diciendo desde hace buen rato columnistas financieros como David Páramo y Mari Carmen Cortés, académicos como Leo Zuckerman y Carlos Elizondo Mayer-Serra, exfuncionarios como Ernesto Zedillo y Luis Téllez, funcionarios vigentes como Carstens y Ruiz Mateos. Lo cual se puede resumir en apología del mercado y condena de los subsidios. Es la cantaleta neoliberal que hoy en día todo funcionario de medio pelo la proclama a los cuatro vientos.

Delincuentes, empresarios y gobierno comparten el mismo pensamiento único. Es el neoliberalismo la ideología que ha despojado a los políticos de su prestigio para reclamar el ejercicio del poder. Los políticos son simples marionetas que se mueven al tronar de los dedos de los Azcárraga, Slim, Zambrano (Sobre esto último ver la columna de Gregorio Ortega Molina que nos recuerda el cambio de mando en la conducción política del país con la llegada de los tecnócratas: El poder político está subordinado).

Valiente Jones, tiene cojones, no es de los coyones. Paredones para los populistones. Así celebran en su fuero interno los neoliberales a chihuahuense funcionario que ya ha sido diputado y senador bajo las siglas del PAN.

Ya en serio y por el bien del país, ha llegado el tiempo de crear un nuevo equilibrio, un nuevo consenso con el propósito deliberado de reducir las desigualdades y arribar a una nueva convivencia pues el estado de cosas existentes es insostenible. No se puede vivir en una comunidad nacional donde las decisiones políticas descansan en quienes no tienen responsabilidades públicas.

lunes, 26 de octubre de 2009

Agudizando las contradicciones



Desde que la competencia electoral en México alcanzó un grado mayor de credibilidad, la clase política mexicana ha hecho esfuerzos descomunales para hacer de las elecciones su principal actividad. Los políticos batallan primero para ganar la postulación de cualquier partido político. Si alcanzan la postulación batallan para ganar el puesto deseado. Enseguida, logrado el objetivo, se alistan para una nueva postulación. Y así se les va la vida: en campaña permanente. Cómo gobiernan o qué legislan, según sea el caso, resulta secundario, lo que les importa es que la ciudadanía les asegure una chamba bien remunerada y los libre del desempleo. Y como nada es seguro en democracia, esa misma clase política tiene un incentivo poderoso para corromperse: el cargo es temporal y hay que tomar recursos de donde haya y vender su alma al poderoso que les ayudó, se trate de un gobernador o de un magnate, lo importante es que la política reditúe como mecanismo de acumulación.

Este cuadro ha sido puntualmente reproducido durante el proceso de la aprobación de la ley de ingresos en curso. La propuesta de aumentar los impuestos se ha justificado por el boquete de las finanzas públicas de 300 mil millones de pesos, es lo que se dice. Lo que no se dice es que los afanes recaudatorios tienen, entre otros propósitos, financiar la carrera de Enrique Peña Nieto para llegar a la Presidencia o promover las candidaturas a gobernadores de algunos senadores. Es lo que ha dejado al desnudo el actual debate sobre la recaudación del próximo año. La clase política no escucha recomendaciones, como la que sugiere no incrementar los impuestos en tiempos de recesión o generar intervenciones que amplíen la base de contribuyentes. Tampoco le interesa hacer un esfuerzo serio por rendir cuentas o evitar el subejercicio ¿Para qué entonces pide más recursos que se desvían o simplemente no se gastan? Pues para mantenerse en campaña y realizar personales negocios, el amor a la patria o el combate a la pobreza son engañifas.

Lo que los mexicanos tenemos en el Congreso no son representantes populares. Son súbditos de los gobernadores o personeros del Presidente. La representación popular está secuestrada, por eso el paquetazo fiscal fue aprobado por mayoría y reprobado en la opinión pública. La propuesta ley de ingresos ha sido mal recibida y la porción de diputados que estuvieron en contra siendo minoría tienen, hipotéticamente, un gran respaldo de la ciudadanía. Cosa de verse, la toma de la tribuna por parte del PT y los amloístas del PRD no fue sometida de inmediato a la pira mediática. También hubo diputados del PRI que se resistieron a seguir la línea y votaron a “conciencia” del costo de dicha aprobación. Un gobernador, Humberto Moreira, “instruyó a sus diputados” a votar en contra de la propuesta.

Desde que al país lo alcanzó el gobierno dividido todo se ha ido en disputas estériles, en legislar para simular, en pérdida de crecimiento, en ampliación del número de pobres, en el recrudecimiento de la violencia, en el encono entre mexicanos. Escandalizados y atemorizados, la mayoría de los mexicanos son espectadores de la representación conocida como “agudización de las contradicciones” según lo recuerda a este blog Luis Ángel Gómez (obrerólogo en receso) Se trata de una teorización de Mao Ze Dong en su Tésis sobre la contradicción. En el parecer de los discípulos maoístas, la agudización de las contradicciones es el procedimiento para acelerar el cambio (revolucionario) En una de esas hasta Felipe Calderón resulta émulo del camarada Mao, de tal forma que se cumple aquello de: “Los contrarios se transforman el uno en el otro, pues entre ellos existe una determinada identidad”. Al grado de no saber quién es quién, la ciudadanía y los contribuyentes no ven la suya.

Lo que sucede en el Congreso da lugar a extraña conjunción entre organismos empresariales, el PT, AMLO y Manlio Fabio Beltrones en contra del paquetazo. Conjunción que no tiene mucho de donde sostenerse como para abrigar esperanzas de una clase política con verdadera vocación de servicio público. Y en aras de agudizar las contradicciones, las declaraciones de César Nava para endosarle al PRI la paternidad de la ley ingresos puede no resultar una verborrea ingenua o inexperta ¿Alguien puede asegurar que Cesarín se maneja solo?

El asunto no es contra los impuestos, ellos son parte irremplazable de todo Estado. La cuestión es que no se los roben, que se apliquen bien. Hay una genética de corrupción y de impunidad que el PANgobierno no está dispuesto a combatir. Por el contrario, los consideran derechos adquiridos a perpetuidad después de tanto tiempo de fungir como oposición leal. Para eso llegaron al poder. No es casual que Vicente Fox y Felipe Calderón se hayan entendido tan bien con esa insignia del viejo régimen que es la CTM. Son corruptos.

lunes, 19 de octubre de 2009

Privilegios a debate



Aunque parezca increíble, un país como México, que ha entablado guerras internas causadas por el enojo de muchos en contra de los privilegios de uno cuantos, se encuentra en el umbral de situaciones que se creían superadas. El decreto liquidacionista de Luz y Fuerza del Centro y su sindicato, que publicó el actual gobierno el 10 de octubre, ha abierto sin proponérselo el tema de los privilegios. Desde diversas perspectivas, se ha expresado en la opinión publicada menciones referidas a los privilegios. No se cita para evitar omisiones.

Históricamente, el combate a los privilegios se encuentra asociado a los pasos hacia la modernidad encaminados cancelar las disposiciones exclusivas y excluyentes del orden monárquico feudal. Un personaje fundamental en este debate universal fue Rousseau. No sólo disertó sobre las desigualdades entre los hombres, también propuso un mecanismo para reducir esas desigualdades: el contrato social. Sin ser radical, el ginebrino se proponía un orden que redujera los dictados estamentales para sustituirlos por normas en que cada individuo se viera y se sintiera más igual a su semejante. A su pensamiento quedaron relacionadas las revoluciones burguesas, la francesa en particular, las guerras de independencia en América. México no fue la excepción. Los puntos de quiebre en la historia nacional están marcados por las disputas que generan los privilegios: de los peninsulares frente a los criollos en la gesta de Independencia, del clero y los militares frente a la clase media ilustrada durante la reforma liberal, de los propietarios de minas y hacendados frente a los peones en la guerra de revolución.

Por eso, cuando Felipe Calderón justifica su decreto para liquidar a LyFC y a su sindicato como una definición en contra de los privilegios de los electricistas, no pocos se han preguntado si en realidad se están atacando privilegios poderosísimos, si el gobierno estará dispuesto a combatir privilegios mayores. Este debate lo abrió el gobierno y no se sabe si tenga capacidad para conducirlo y concluirlo, pues su decreto está anclado en el corto plazo: liquidar al SME. Ayudado por plumíferos y vociferantes, Calderón ha ondeado la bandera en contra de los privilegios, tras ella pretende ocultar el abuso de poder en el que ha incurrido. Lejos de producir equilibrios se está apurando la polarización.

En la actualidad, un privilegio es la concesión de una exclusividad que hace la autoridad hacia un ciudadano, empresa o gremio, que le otorga ventajas respecto a otros ciudadanos, otras empresas o el conjunto de los asalariados. El electricista que gana seis mil pesos es un privilegiado respecto a los que no tienen empleo o a los que no tienen una organización que lo respalde (como es el caso de los empleados que laboran en McDonald’s o Wal-Mart) Su privilegio se minimiza y es nada frente a los privilegios del Presidente de la república, de los Senadores, los Diputados, la jerarquía católica, los grandes empresarios. Al gobierno le molestan los privilegios del contrato colectivo del SME pero no dice nada de los privilegios que prodiga en las concesiones de radio, televisión y telefonía, en el mantenimiento del régimen de consolidación fiscal que beneficia a las grandes empresas, en los contratos que empeñan recursos públicos y favorecen a familiares o amigos del Presidente o miembros de su gabinete. Y qué decir de ese gran privilegio dirigido a la banca comercial, el maldito Fobaproa-IPAB. No hay voluntad del Ejecutivo para combatir a fondo los privilegios.

Se ha iniciado la guerra en contra de los privilegios, que puestos sobre la báscula su destino será dividir a la sociedad sino se actua a tiempo para restablecer la paz social. Ya se verá de qué cuero salen más correas.

viernes, 16 de octubre de 2009

Ordenando la calabaza



Veinticuatro horas después, demasiada información se ha difundido sobre la marcha convocada al calor del conflicto entre el gobierno federal y el Sindicato Mexicano de Electricistas. Una marcha pacífica, que como todas y por regla general, plantea demandas máximas y obtiene resultados mínimos, si es que los alcanza más allá de la catarsis. No es por despreciar, así es la realidad. Se prometió una mesa de diálogo sin quitarle la pata del cuello al sindicato.

Se calculan varias cifras para aproximar el número de participantes y la principal dificultad es que no se llega a una compactación de la masa para una fotografía completa. Lo seguro es que no fueron cincuenta mil y sí más de ciento cincuenta mil los que pudieron circular durante cuatro horas.

No todos los marchistas iniciaron desde El Ángel, muchos se iban incorporando por las calles aledañas. En el eje Reforma-Juárez se hacía un doble flujo en un mismo sentido, los que caminaban por el arroyo y los que, más rápido, trotaban por la banqueta. No todos los que marcharon llegaron al Zócalo, ni todos los que llegaban esperaban y permanecían a que llegaran los demás. Eso sí, con toda seguridad estuvieron más del 0.09 de mexicanos y no será la última marcha del sindicato. Fueron más de cuatro causas o razones que animaron el apoyo al SME, entre otras el incremento del número de pobres, el desempleo, la recesión económica. Y de manera muy clara, las ganas de mentarle la madre al Presidente. En las cartulinas improvisadas dos eran los epítetos favoritos que le hacían a Calderón: ratero y corrupto. El estribillo más coreado: “sacaremos a Felipe de los güevos”.

De los contingentes el del SME fue el mayor, seguido de la suma de gremios y estudiantes. Muy por abajo y al final el PRD. Los que no tenían contingente fueron muchos. Es de destacar que gracias a la palabrería oficial se pudo detectar una categoría social, la de los “saltacomidas”, esos que tanto sorprenden al secretario de desarrollo social en sus empeños actuariales y que tuvo que llegar al gabinete para darse cuenta de ellos, que son tan antiguos que ya en los Evangelios se cuenta el milagro que operó Jesús para multiplicar los panes y los peces. Los “saltacomidas” estaban por todas partes. Eran un chingo. A esa categoría quieren reducir a los electricistas y sus familias de Luz y Fuerza.

Es de jurar que la multitud allí reunida no era de privilegiados. O si se quiere, los privilegios ahí reunidos son nada ante el privilegio de los comensales que se reunieron, el día anterior, para celebrar la semana de la radio y la televisión que año con año convida la Cámara que los corporativiza y les sirve para defender sus intereses y sus derechos, privilegios .

Y pensar que todo este conflicto se tenía planeado desde octubre de 2006, según nos lo cuenta Alberto Barranco en El Universal. Se arriba a una fase superior de fascismo – en algo tenía que mejorar el país- el fascismo milimétrico. Un fascismo que no deja de ser corriente, pues como firma una cosa hace otra. (Leer a Ciro Murayama en La Crónica de Hoy)

--o—

Los dictadores, como los asesinos seriales, portan su insensibilidad en la fortaleza de su conciencia tranquila.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Propaganda infamante



Guerra perdida consigna Raymundo Riva Palacio, fabricación de un villano concluye Raúl Trejo Delarbre. El aplastamiento mediático, propagandístico, del Sindicato Mexicano de Electricistas es la noticia. La opinión pública le ha dado la espalda al SME. Mientras, el Partido Revolucionario Institucional ha optado por una actuación paraestatal. Y en el adelanto de las conclusiones, con el decreto de liquidación de Luz y Fuerza del Centro, se afirma que Felipe Calderón ya resolvió la sucesión presidencial del 2012 a su favor. Por fin se le concede al Presidente la estatura de conductor del Estado pues ha sometido a un sindicato corrupto con toda la fuerza del Estado (autoritario): la fuerza de la policía, el dinero (de los contribuyentes) y el quebranto de la ley. Lo que no se ha podido contra el crimen organizado, hoy el gobernante se siente victorioso por derrotar a una institución del Estado Mexicano.

Implacable pero no impecable, el golpe ha producido ensoñaciones que convocan a una marcha final en contra de esta especie de asalariados que osaron de manera institucional tener prestaciones a favor de su calidad de vida. Según Federico Reyes Heroles González Garza: “Los 106 millones de habitantes son una mayoría tan apabullante que los sindicalistas se desvanecen. Trabajadores y jubilados y un porcentaje de sus parientes representan alrededor del 0.09% de la población nacional.” Así se expresa la épica del aniquilamiento demográfico y se le llama arrojo, valentía. Hitler y Pol Pot se quedan chiquitos ante la hazaña de Felipe Calderón. Se les hace tarde para una marcha sobre Roma.

Para llegar a este aniquilamiento se recurre a la simplificación pues la complejidad puede llevar a la justicia, la moral y a la prudencia. El silogismo es fácil y falaz: la empresa está quebrada porque el sindicato corrupto a sí lo quiere. Difúndase por todos los medios cueste lo que cueste para que la “opinión pública” los condene. Una idea del cueste lo que cueste ya se había calculado la década pasada por encargo de Carlos Salinas y la hizo Pedro Aspe Armella: 35 mil millones de pesos (Riva Palacio 09-10-2009) Hoy con $20 mil millones se pretende comprar la conciencia de los agremiados al SME. Conste que no se contabiliza el costo de los medios, empresas y periodistas. En verdad, no se había visto propaganda tan aniquilante desde 1968. Como diría el clásico “toda unanimidad es sospechosa”. Por lo pronto, Calderón ya agradeció a los concesionarios de Radio y Televisión su objetividad en el tratamiento del conflicto.

Todo sea por construir al malo de esta película, para ello se arremete con el argumento de los subsidios y se le hace creer a la gente que todo se lo traga el sindicato. Alberto Barranco ha desmenuzado ese rubro presupuestal de la compañía en proceso de liquidación: “orientado el subsidio hacia la tarifa en lugar del consumo, la mayor parte de éste beneficia a las industrias. Dicho con todos los números, para ellas van 16 mil 862.33 millones de los 25 mil 595.90 recibidos, lo que representa para cada una de las 16 mil 165 empresas un beneficio superior al millón de pesos…En contraste, para los usuarios domésticos el subsidio total es de 6 mil 219.80 millones, lo que dividido entre 5 millones 389 mil 398 de ellos, les plantea un ahorro de mil 154 pesos…Dicho en porcentajes, 58.9% del subsidio va a los industriales; 21.8% a las casas; 13% a los comercios; 6.1% a las empresas de servicios, y 0.2 a usuarios agrícolas.” O sea que el despilfarro es compartido.

Contentos están los aplaudidores de siempre, aunque se trate de otra generación. Se sentirán igual de victoriosos que su amo si mañana jueves 15 de octubre la marcha convocada por los electricistas resulta un fracaso.

lunes, 12 de octubre de 2009

La represión toca la puerta



Felipe Calderón ha decidido llevar al límite el conflicto con una porción de sus empleados, los trabajadores sindicalizados del SME. El 10 de octubre el titular del Ejecutivo federal decretó la extinción de la paraestatal Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Dentro de su argumentación descalificatoria de la empresa arguyó la corrupción. Así, en abstracto y sin describir hechos, ni dar nombres. Vale cuestionarse: ¿Es Calderón la persona mejor calificada para acusar de corrupción? Qué hizo para erradicar la corrupción en la empresa, qué hicieron los directivos que el nombró para combatirla. Después de tres años, por omisión o incapacidad, la actual administración federal es parte del problema pues sí conocía la situación de la empresa. Acaso no se dio cuenta que al firmarse el contrato colectivo, como cada dos años, se establecía como legalidad lo que hoy se condena como abuso. Claro, no es lo mismo hablar en red nacional y otra, muy distinta, fincar responsabilidades bajo procedimiento.

Como en los viejos tiempos, los miembros del partido en el poder se lanzan a defender los exabruptos presidenciales. La diputada Josefina Vázquez Mota, coordinadora de la fracción blanquiazul en San Lázaro, afirma que el país no se puede dar el lujo de mantener prebendas y privilegios. De veras no más prebendas y privilegios. Si es así, que renuncie a sus dietas y a su fuero. Otra vez se declara con sesgo insidioso. Alguien le va a creer a la diputada que los trabajadores de LyFC son los únicos recipiendarios de prebendas y privilegios en un país con grandes desigualdades.

La claridad es lo de menos, primero se consuma el golpe policíaco, después se responde como puede y mal las preguntas que surgen. Le preguntan a Agustín Carstens si se va acabar con el régimen de subsidios con la liquidación decretada y se hace bolas. Siendo tan sencillo, que si eso ocurre, los usuarios de esta compañía se darán cuenta en el recibo de cobro y ya veríamos que inconformidad se levantaría con la consecuente elevación del cobro. Eso sí, ya anda afirmando el secretario de hacienda que con la solución decretada se abre espacio para modificar el paquete económico ¡Ya apareció el negado Plan B!

Este episodio, sumado a los nueve años de la derecha en poder, han agotado lo que consideraban su capital: una supuesta superioridad moral y de cultura democrática. Con actos autoritarios y enfangados en la corrupción, el PAN ha labrado su autoderrota moral. Las leyes e instituciones que promovieron para hacer la diferencia respecto al pasado dejan resultados deficitarios. La Secretaría de la Función Pública, enredada en el papeleo no da con los míticos peces gordos. Como si le fuera muy difícil vigilar donde están los grandes presupuestos, los grandes contratos, las concesiones, las licitaciones y los subsidios, cuales son las unidades responsables y quiénes están al frente de ellas y como están sus cuentas bancarias personales. La transparencia e información pública gubernamental, por su parte, se reduce básicamente a un procedimiento de solicitud de información, su atención o negación, adheridos a un elefante blanco que consta de un edificio en Coyoacán y la correspondiente burocracia que lo habita.

Así como la autoderrota del PRI se cifró en claudicar en la lucha por la justicia social, hoy la autoderrota del PAN se consuma al negarse al imperativo de la rendición de cuentas. Y todavía peor, sin alcanzar legitimidad electoral plena, la actual administración le resulta inalcanzable la legitimidad en el ejercicio de gobierno pues el deterioro del país se ha acentuado. Ante esta situación, el conflicto del gobierno con el SME, su escalamiento por parte de la autoridad, no le deja otro camino que la represión a un gobierno que se ha conducido hacia un callejón sin salida. La represión, como último recurso de un gobierno desgastado, a la que se acerca Felipe Calderón para sostenerse en el poder.

jueves, 8 de octubre de 2009

Lo que viene



Sigue candente la confrontación entre el gobierno y el Sindicato Mexicano de Electricistas. La provocación está a la orden del día y, fuera de desplantes autoritarios de parte del gobierno, no se ve claro que quiere Calderón y compañía. Acaso vengarse de un dirigente sindical que apoya a López Obrador o acabar con los abusos de los dirigentes sindicales. Si es lo primero es como volverle a dar reflectores a AMLO. Si se trata de una estrategia para someter a los dirigentes sindicales se esperaría un efecto dominó ¿De veras quiere eso Felipe Calderón y su grupo? Pegarle a Elba Esther, Romero Deschamps, Hernández Juárez, Joel Ayala y demás dirigentes vitalicios. Si es esto último, que el gobierno nos informe que va a hacer ante la respuesta del sindicalismo. Algo debe tener preparado y no su manido fuego mediático, costoso e inútil.

A este gobierno, presidido conspicuamente por abogados de la Escuela Libre de Derecho, todo le sale mal precisamente por la ruta que debería tener mejor dominada: la ley.

Para no ir muy lejos, recordemos el caso de Ramsés Villarreal Gómez, estudiante de la UAM al que le cargaron la serie de explosiones del mes de septiembre pasado en Bancos y establecimientos comerciales. Al joven lo bajaron de un trasporte colectivo, lo resguardaron y, posteriormente, lo llevaron ante un juez que no encontró en el expediente que le fue presentado delito que perseguir. Una investigación mal hecha, basada en una fotografía y, es de suponerse, en un expediente de la policía política (CISEN): sin pruebas que acreditaran la culpabilidad del joven. El juez cumplió con su obligación y se liberó a Ramsés. Realmente la PGR actuó como en tiempos que se creían ya superados. Lo grave es el proceder autoritario que a todos los ciudadanos nos deja en la total indefensión. Así se estrenó el flamante procurador de la república Arturo Chávez Chávez.

Las muestras de incompetencia están a la vista y no hay manera de engañar. Será creíble lo que dijo Juan Molinar Horcasitas ante los diputados, que la falta de inversiones en el sector comunicaciones y transportes obedece a las normas vigentes que la obstaculizan. Posición esgrimida por su antecesor y que hoy, el mismo Luis Téllez, sigue repitiendo como lorito: “mejorar el sistema jurídico, pide Téllez (El Financiero) Si ese es el problema de inversión en infraestructura, cómo se explica entonces la obra de Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard. Ellos no han pretextado el sistema jurídico y siguen haciendo obra. Haber ¿Cómo le hacen? Incurren en ilegalidades, son magos o sí saben hacer las cosas.

Dentro de los obstáculos para atraer inversión a México está la desconfianza que genera el propio gobierno. La sucesión de actos fallidos no es para entusiasmar. En caridad sea de Dios, qué no se dan cuenta que uno de los efectos de una mayor apertura democrática está en el hecho de que no se le puede engañar a la gente tan fácilmente. No estamos en tiempo de López Portillo, que con lujo de fuerza hizo uso del Ejército para someter a la Tendencia Democrática del SUTERM.

Mientras tanto, se está en espera de un acercamiento sincero entre las partes para el cual no está preparado Javier Lozano, pues como árbitro ha sido un burdo golpeador.

martes, 6 de octubre de 2009

Mala nota



En el ámbito laboral, la toma de nota es el acto administrativo mediante el cual la autoridad competente reconoce una representación de los trabajadores de una empresa o rama de producción, liderazgo que ha sido avalado por la mayoría de los miembros de determinado sindicato. Es un trámite de rutina ¿Cuántas tomas de nota realiza la Secretaría del Trabajo y Previsión Social al año? Excepcionalmente la autoridad encarece ese reconocimiento y dentro de la excepción se encuentra el Sindicato Mexicano de Electricistas. Ocurrió el lunes 5 de octubre próximo pasado.

La justificación del secretario del trabajo ha sido autoritaria y precedida de una campaña en contra del sindicato –en los días previos a la negativa se rumoró hasta de un quinazo en contra de la dirigencia del SME. Una campaña que habla de la quiebra técnica de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, de la carga que representa para el erario el cumplimiento de las prestaciones del contrato colectivo de trabajo. No hay recursos suficientes y los que se tienen se derrochan en la ineficiencia. Es la campaña que se endereza a todo ente o empresa pública. Así fue con ferrocarriles nacionales y teléfonos de México, así es con Petróleos Mexicanos y no tanto con la Comisión Federal de Electricidad.

Esta campaña tiene un doble objetivo. Por un lado, tiene el propósito de preparar el camino a la inversión privada dentro de las empresas públicas. Por el otro, esta campaña persigue el desmantelamiento de los derechos adquiridos de los trabajadores que se plasman en su contrato ley. Al gobierno y a los empresarios el derecho laboral les parece costosísimo, pues limita la eficiencia y competitividad ¿De dónde surgió esta locura, se preguntan ellos con falsa ingenuidad, por institucionalizar los derechos laborales? Esa es una cuestión que olvidan o prefieren ignorar.

En el origen de las garantías de los trabajadores están los constantes conflictos que se dieron en el pasado entre los factores de la producción: capital y trabajo. La historia es nutrida. El derecho laboral se ideó como una fórmula para evitar o reconducir el conflicto obrero-patronal, fue resultado de los arreglos posteriores a contiendas revolucionarias o reformistas, como el movimiento de 1910 en México. Movimiento que, por cierto, se hará centenario el próximo año y no se ve cómo el gobierno panista lo pueda celebrar.

Hoy, ese derecho es despreciado y le urge a la oligarquía minimizarlo. De ninguna manera lo aquí expuesto es una defensa de mafias sindicales, ese es otro tema.

El gobierno de Calderón y la cúpula empresarial tienen la solución radical. Nada de reformitas. El gobierno se puede proponer eliminar físicamente a los pobres. Los empresarios, por su parte, eliminar a los trabajadores asalariados. Así ya no tendrán que inventar impuestos para atender a los pobres, ni tendrán que lidiar con el derecho laboral. Muerto el perro, se acabó la rabia. Es una solución idiota y algo parecido se le ocurrió a Adolf Hitler respecto a los judíos.

De la plutocracia rampante todo se puede esperar. Pueden consentir que padezcan las finanzas públicas por el Fobaproa, pueden tolerar por negligencia de los responsables que se incendie una guardería con todo y criaturas. Pero cómo le enfurece la aspiración pequeño buerguesa del trabajador por alcanzar una jubilación con el salario íntegro. Esa es la ambición desmedida que algunos gremios han osado alcanzar.

viernes, 2 de octubre de 2009

Y con la misma piedra



Si las reformas que propone el Ejecutivo no se han dado, o si las reformas alcanzadas no han colmado los propósitos del Ejecutivo ¿Para qué volver a hacer anuncios de lo que no ha concluido como propuesta, ni mucho menos ha tenido un proceso visible, público, de formación de consensos? Es el caso de las “reformas” necesarias para detonar la construcción de infraestructura que insinúa Felipe Calderón, que sin ser muy claras ya toman el camino de la insuficiencia. Tropezarse de nuevo con la misma piedra. Como no puede Calderón sacar adelante su paquete económico porque él mismo, su gente, negó un Plan B, ahora resulta que la nueva ocurrencia puede resultar en Plan B.

El asunto que se propone es utilizar el ahorro para el retiro de los trabajadores y ponerlo a disposición de los empresarios a través de la Bolsa Mexicana de Valores. En ese idilio, promover un nuevo esquema de conjunción entre inversión pública y privada teniendo como soporte el ahorro de los asalariados que están dentro de la economía formal. Si se quiere eso por qué no de una vez se presenta el proyecto completo y se abre un debate que tome el parecer de los ahorradores de manera principal. Son las formas calderenionas las que caen en el hígado, esas maneras de ser tan obsecuente con la iniciativa privada que a los mexicanos que no somos empresarios nos hace sentir no personas.

Es de imaginarse la tenebra y al tenebroso Es de imaginarse que ante los apuros para sacar el paquetazo bien librado del Congreso, se dieron a urdir el negado Plan B. Imagino el cerebro de Luis Téllez, el mismo que no pudo sacar el programa de infraestructura cuando fue secretario de comunicaciones y transportes, la misma persona que aseguró que la reforma al 27 constitucional traería carretadas de inversiones al campo y las famosas asociaciones en participación, el mismo personaje que ha trabajado en el sector público y que con información privilegiada ha beneficiado empresarios, broker que pone recursos públicos en manos privadas. La propuesta tiene el sello del itamita que hoy, casualmente, está al frente de la BMV.

Se trata de una propuesta cocinada al vapor de la insensibilidad. A penas el 14 de agosto, de gira por Uruguay, el presidente Calderón opinaba respecto al uso bursátil del ahorro para el retiro y hoy lo recuerda Milenio Diario: “Para poder mantener la salud de las finanzas públicas y no poner en riesgo la estabilidad económica, los fondos que tenemos reservados para pensiones tienen que ser utilizados para pensiones. Es su derecho y sería impensable quitarle el dinero a los trabajadores en retiro para dárselo al gasta del gobierno federal o de las entidades”. En menos de dos meses el Ejecutivo ha modificado su opinión: que sea la iniciativa privada, las constructoras, las que dispongan del dinero ahorrado por lo trabajadores.

A Felipe Calderón se le olvida el pasado reciente, que no cuenta con una mayoría en el Congreso, pero tampoco puede formar una mayoría social, esa que no aparece en las encuestas, que se exprese en movilizaciones a favor de su propuesta. Que sus deseos por hacer más ricos a los ricos pasan por el apoyo de los legisladores priístas que evaluaran el costo y no se ve qué beneficio, como instituto político, puedan obtener, su memoria no es tan precaria, se acuerdan del aumento del IVA y de la roqueseñal. También se le olvida al Presidente que los proyectos que no cuentan con la venia popular, no la mediática, terminan por abanderar a Andrés Manuel López Obrador.

A lo mejor estamos equivocados y las “reformas” están bien hechas y amarradas, tanto que al día siguiente de su promulgación se abarrotará el zócalo a favor de las mismas. Pero no demos lugar a las similitudes, Salinas sólo hay uno. No basta con ser chaparro y pelón, hay que ser muy inteligente.


martes, 29 de septiembre de 2009

Negar la realidad



Al parecer, el jefe de gobierno del Distrito Federal ha tenido a bien concluir el cuento de “Juanito”. Cuento que contó con muchas manos en su elaboración y por lo cual no se sabía de quien era autoría original, hasta el PAN se puso a arrastrar el lápiz a través de su dirigente local en la Ciudad de México. Por más de un mes los medios hicieron de la bobería noticia. Gracias Marcelo por poner el punto final, ojala que todos tu retos los resolvieras con la agilidad que mostraste en este caso.

No nos hagamos bolas, “Juanito” fue un cuento que inicio el PRD y a ese instituto le correspondió concluirlo. La distracción se acabó y es necesario voltear la vista hacia lo que el gobierno federal no quiere que veamos desde el cinco de julio pasado: la derrota electoral de su partido que es la derrota de Felipe Calderón.

Si en el año dosmilseis, la elección presidencial dejó un Ejecutivo sin una victoria contundente. Elección en la que, recordemos, el PAN obtuvo 15, 000, 284 votos, el PRD 14, 756, 350 y el PRI 9, 000, 301, en la que la diferencia entre el primero y el segundo fue del 0.58%, mientras que la suma de los votos del PRI y PRD fue de más de 23 millones con un claro No a Felipe Calderón. Elecciones presidenciales que finalmente fueron dirimidas en el Tribunal Electoral con un alto riesgo para la continuidad constitucional del traslado del Poder Ejecutivo a un nuevo presidente de la república. Aún así, Calderón y su grupo actuaron como si hubieran tenido un mandato arrollador.

Para el año dosmilnueve, el presidente Calderón quiso hacer de la elección federal para renovar la Cámara de Diputados una especie de plebiscito que confirmara su mando. Con ello se expuso a que el resultado pusiera en entredicho su mandato obtenido por la vía judicial. En efecto, su mandato fue cuestionado. El PRI sacó una ventaja contundente sobre el PAN que superó el 8 por ciento de diferencia. Esa es la realidad que niega Felipe Calderón, no acepta que su apuesta al plebiscito simulado ha terminado por disminuir aún más su mando. Realidad que ni con encuestas, ni con publicidad se puede ocultar. Tres años no sirvieron para fortalecer el mando.

Desde el mismo seis de julio el presidente Calderón debió dar un giro claro en la conducción del país, con un planteamiento acorde a la realidad política surgida de las elecciones, pasando desde ya la barredora sobre su gabinete, como muestra de que entendió, ahora sí, el mensaje de las urnas. Pero no es así, le da largas al asunto y desde el 2 de septiembre reinaugura el discurso del cambio para mantenerse en sus cuatro. Nada más que ahora pone el combate a la pobreza como su principal bandera y garlito de su paquete económico.

La verdad es que el primero que tiene que cambiar de esquema es el mismo Calderón, de su concepción de la acción del Estado. Lo que deja ver es que le resulta totalmente ajena una concepción del Estado como factor del crecimiento económico y promotor del desarrollo. Para él, el Estado se resume en recaudar impuestos y echar andar el aparato policíaco. La economía no le compete al Estado, aunque constitucionalmente se afirme lo contrario. Felipe Calderón está afectado de soberbia y en nada tiene que emular a sus pares, según él. No acepta que un verdadero Jefe de Estado tiene que afrontar decisiones por encima de sus creencias y, con mayor razón, de sus dogmas.

Se acabó el cuento de “Juanito” ¡Volvamos a la realidad!

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ganas de contradecir



Apenas dábamos por terminado el mes de septiembre, con la extrañeza de que el tercer informe de gobierno de Felipe Calderón había quedado oculto por el mensaje del cambio y el paquete económico que el mismo Presidente había presentado. Los hechos corrigieron esa conclusión de manera estruendosa. La comparecencia del secretario de seguridad pública federal el día de ayer jueves, 24 de septiembre, nos recordaron que había informe que glosar en el Palacio de San Lázaro. Al menos el referido al tema de la seguridad.

Sin dispensar la natural indignación del espectáculo representado por los diputados, es pueril sorprenderse y lamentarse por las estupideces y la ordinariez desplegada. No es una actuación excepcional, Vicente Fox se prodigó en ese tipo de actos y llegó a ocupar la silla presidencial ¿Algún día se hará un reportaje sobre los periodistas que por coincidencia se hicieron millonarios durante la gestión del ranchero presidente? Tampoco da mucho para sorprenderse a quienes aceptaron y no criticaron las campañas sucias, al contrario, las encomiaba como signo de la vitalidad democrática. De aquellos lodos son estos polvos.

La pregunta es ¿Por qué la oposición encaró con dureza a una persona que se limitaría a informar sobre lo realizado en materia de seguridad pública? Primero porque es el tema que subió el actual gobierno como su prioridad en los tres primeros años de gobierno y, consecuentemente, ha estado cotidianamente en el foco público. Ha sido la apuesta de Calderón para legitimarse; Segundo, es una decisión que ha tomado el sendero de su exposición mediática antes de adquirir un consenso entre la clase política y el resto de la sociedad respecto a las medidas adoptadas; Tercero, los resultados no reflejan una disminución de los actos delictivos y sí han producido paranoia en la sociedad. Tener miedo es algo extendido entre la ciudadanía; Cuarto, Genaro García Luna ha sido identificado como el hombre más poderoso del gabinete presidencial. Se han publicado muchas cosas sobre él y no se ha preocupado por poner las cosas en su lugar, adoptando un perfil bajo en el que se hunde bajo el rol de un policía siniestro.

Esto da relevancia al tratar un tema del informe presidencial pero no explica la virulencia de los diputados opositores. Hay otros motivos. Para el PT, contrarrestar la campaña de desprestigio que aqueja a quien ahora es su nuevo líder moral, Andrés Manuel López Obrador. Atacar a García Luna es atacar a Calderón Hinojosa. El PRD está agraviado por el operativo en Michoacán que dejó muy mal parado a uno de sus gobernadores, precisamente a semanas de las elecciones. Los perredistas colaboracionistas no entienden por qué el gobierno federal no se esperó hasta después de las elecciones. Para el PRI, la comparecencia del secretario de seguridad fue la oportunidad para responder a la camapaña sucia del gobierno en su contra en las pasadas elecciones y exhibir el uso faccioso que se ha hecho desde el gobierno del tema de la seguridad. Le pusieron enfrente al personaje que ha tenido que ver en la construcción de la campaña sucia en su contra y que guarda los secretos más sórdidos de Felipe Calderón en contra de sus adversarios.

Que no nos gustan los espectáculos de insultos y estupideces en el Congreso, es verdad. Qué hacer entonces: avanzar en la realización de un nuevo régimen. Si consideramos que hoy el voto vale y se cuenta, avancemos en la realización de un verdadero sistema de rendición de cuentas como piedra de miliar de un nuevo régimen. Empecemos por convenir y establecer un gabinete de transición basado en compromisos nacionales no de protección de impunidades, pues el actual está demasiado debilitado. Con las comparecencias de este mes ante el Congreso, al gabinete ya lo mandaron a la segunda división, incluyendo al recién ingresado, el procurador Arturo Chávez Chávez.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Informe invisible



Extraño que esté por terminar el mes de septiembre y el informe presidencial haya pasado desapercibido, a no ser por la “spotiza” (neologismo de la picaresca política mexicana) que nos pincela el gobierno en la prensa, radio, la televisión, teléfono e Internet para referir acciones, datos, cifras de lo realizado por la administración de Felipe Calderón. En alguna medida, esta percepción está determinada porque el nuevo formato para informar al Congreso, del estado que guarda la administración pública federal, constitucionalmente no exige ni la presencia, ni el discurso presidencial ante senadores y diputados. Basta con que algún representante del Ejecutivo presente puntualmente el primero de septiembre el documento del informe.

La invisibilidad del informe también fue provocada por la apuración del presidente Calderón por relanzar las reformas estructurales tantas veces propuestas por la tecnocracia. El famoso decálogo ofrecido el 2 de septiembre, envuelto con la prioridad del combate a la pobreza, opacó el informe. Acto seguido, la glosa del informe por parte de los secretarios de Hacienda, Gobernación y Desarrollo no ha sido tal, pues se ha privilegiado debatir con el Congreso el paquete económico destinado a tapar el boquete de las finanzas públicas proponiendo recortes, impuestos, alzas a los energéticos, entre otras medidas. Hemos visto a los secretarios defender el nuevo impuesto del 2% al consumo, aunque poco o nada abundara sobre el tercer informe presidencial.

Y no es que el informe se encuentre desconectado del paquete económico, por el contrario, es el soporte documentado que justifica la propuesta. Por tal razón, mucho es lo que valdría saber del informe, no tanto como publicidad o autoelogio de una administración, sino datos con fuerte dosis de realidad como para fundamentar con solidez cualquier propuesta.

Como la mayoría de los ciudadanos, que no estamos familiarizados con el lenguaje de las finanzas públicas, ni con la confección de presupuestos y misceláneas fiscales y, si acaso, algunos nos enteramos por la prensa de los asegunes financieros. Los ciudadanos sí requerimos una explicación clara y contundente de cómo se formó el mentado boquete. Necesitamos saber qué se ha hecho de los recursos públicos, ser informados sobre el uso de los excedentes petroleros, enterados sobre el no ejercicio de gasto presupuestado (le llaman subejercicio) y, un capítulo especial, qué tanto de los recursos públicos se fueron por la cañería de la corrupción (rendición de cuentas) o en proyectos mal planteados. Además, saber no sólo del costo presupuestal de la declarada guerra al crimen organizado, también de su efecto en la economía.

Pero parece que el gobierno quiere dejar la impresión de que sustancialmente la crisis vino de fuera, con la crisis de las hipotecas que afectó al sistema financiero mundial. Lo cual en parte es verdad, al tiempo que un desmentido del supuesto blindaje que amurallaba a la economía nacional. Todo un contrasentido creer en la apertura de la economía y pretender construir “blindajes” económicos.

Ante un informe presidencial invisible, cabe la inferencia de que Felipe Calderón no sabe administrar o, peor aún, se maneja con la clave del viejo presidencialismo que en varios aspectos ha sido desmantelado. Guiado el Ejecutivo por la estrechez de una ideología económica empeñada en disminuir al Estado, que es presentada como la única política de Estado, evita informar su fracaso.

martes, 22 de septiembre de 2009

Tiempo de psicópatas



Desde que en México ocurre el gobierno dividido (La conjugación del verbo ocurrir es correcta pues no hay deliberación, plan o diseño explicito por construir un gobierno dividido por parte de las fuerzas políticas, éste se impone por el veredicto de las urnas) no se han establecido instituciones para que la actividad gubernamental se acerque a la gente y responda de manera efectiva a las obligaciones de un Estado respecto a su población. Desde entonces, año de 1997, se da el regateo entre Poderes y se encuentran las salidas que no llevan a otra parte que no sea el deterioro del país. Un tema que ejemplifica esta realidad desgraciada es la votación en el Palacio de San Lázaro del presupuesto, la ley de ingresos y los criterios de política económica a seguir cada año fiscal. Se creía que con la promulgación de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, promulgada el sexenio pasado, el jaloneo entre fracciones parlamentarias se reduciría. Ya vemos que no.

Hoy, la propuesta del gobierno federal ha sido rechazada por incluir un menú de nuevos impuestos orientados a sanear las finanzas públicas que en años recientes se presumían de sanas. Una propuesta que desde el mundo empresarial y la academia se considera altamente recesiva, contraria al estímulo del crecimiento económico. El gobierno justifica su propuesta argumentando que es tiempo de aportar a favor de los pobres y ese es el propósito que lo anima. Cambios de Felipe Calderón que como candidato se postuló como el presidente del empleo, cuando asumió la Presidencia cambio de prioridad por la declaración de guerra al narcotráfico, llegada la mitad de su sexenio cambio la prioridad sin considerar que el incremento de la pobreza está directamente relacionado con el dogma económico que él profesa. Lo único seguro de este debate es que el resultado de la deliberación en el Congreso tiene la forma de acuerdo entre los funcionarios de Hacienda y los legisladores del PRI. Estamos en sus manos y más les vale que tomen las decisiones más acertadas por el bien del país, alternativas hay, es cuestión de que las consideren y las incorporen. Que no nos engañen, el 2% de impuesto al consumo no es una solución mágica. Antes el gobierno tiene que hacer un esfuerzo creíble y efectivo de rendición de cuentas.

Junto con la discusión del paquete económico corre paralelo el tema de la reforma del Estado, que recobra el aliento y lo peor que puede sucederle es estigmatizarla como la propuesta Beltrones, en gracia a que el senador Manlio Fabio ha venido pateando esa lata desde que inició la gestión de Felipe Calderón. La verdad es que mucho se ha manoseado la reforma del Estado y la lista de los que la han cachondeado es voluminosa. Por no dejar, se puede mencionar a Cuahtémoc Cárdenas, Santiago Creel, Porfirio Muñoz Ledo. Sin duda, política económica y reforma del Estado son definiciones cruciales para encarar el combate a la pobreza y al crimen organizado. Son asuntos ineludibles de la agenda pública que no se deja ver con claridad en tiempo de psicópatas, marcado por sucesos que provocan escalofríos en el cuerpo social.

El viernes 19 de septiembre pasado, la capital de la república y el país entero se estremecieron con las imágenes captadas por el circuito interno de televisión del trasporte colectivo Metro. En una de sus estaciones, Balderas, en pleno andén la seguridad no sometió a tiempo a un grafitero espontáneo venido de Jalisco. El sujeto fuera de control mató a un policía, a un usuario e hirió a cinco personas más. Todavía estaba fresco el recuerdo del secuestro de la aeronave de AeroMéxico en su vuelo de Cancún a la ciudad de México del 9 de septiembre. En ambos casos, los sujetos infractores se dijeron portadores de un mensaje divino para el presidente Calderón, advirtiéndole que las cosas se pondrán mal para el país. Se podrá decir que se trata de psicópatas, adultos trastornados mentalmente, incapaces de desarrollar empatía por el otro, sujetos a los que las normas no les dicen nada y su proceder no alberga sentimiento de culpa, cuya intempestiva irrupción en los medios de comunicación, vibra en sincronía con la crisis económica y el descontento social, lo que ha contribuido a proyectar una imagen de inestabilidad y desorden que no se corresponde con la realidad total del país ¿O sí?

Estos actos se dan aquí y otras latitudes, el contexto termina por amplificarlos. Si algún evento inaugural de este tiempo de psicópatas ha ocurrido en México, ése ha sido el del incendio de la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, cuyo dueños encuadran bajo ese perfil que no tiene empatía por el otro, no desarrolla culpa y no se siente sujeto a cumplir las normas.

Así está el asunto, a la espera de que las resoluciones legislativas por venir representen el consenso de la sociedad, no sólo de los políticos, para entonces comenzar a disipar este tiempo de psicópatas.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Plan B



El Universal lo consignó así: “Gobierno y PAN: no hay ‘Plan B’ fiscal”, con ello refería a las declaraciones de Ernesto Cordero (Sedesol) y Josefina Vázquez Mota –coordinadora de la fracción de diputados del PAN en San Lázaro. Declaraciones que hablan de mantener la propuesta de impuesto del 2% al consumo, alimentos y medicinas incluidos. Un IVA con disfraz ha reprochado la oposición. Llama la atención que iniciado formalmente el debate el pasado 15 de septiembre con la comparencia del secretario Agustín Carstens, un día anterior se adelante que no hay disposición a cambiar la propuesta, como si el autoritarismo campeara a plenitud, como si no tuviera sentido la discusión entre legisladores.

Viéndolo bien, se trata de un regateo y al final de cuentas se llegará a un acuerdo, sea este bueno, malo o pésimo. Tanto Cordero como Vázquez Mota, participan de una mentalidad estratégica que les conduce a tener abiertas vías alternas para alcanzar los propósitos del gobierno federal, que no las hagan públicas es otra cosa. El adoptar una posición que denota intransigencia es lo desagradable y los servidores mencionados bien podrían evitar esta actuación arrogante en el contexto de adversidades que vive el país.

Ahora bien, de ser cierto lo que afirman, que el gobierno no dispone de un plan alternativo al paquete económico que ya propusieron, entonces si que están mal las cosas. Una autoridad o representante popular que no tiene una pequeña lista de posibilidades que ofrecer como variante de su propuesta central hace una apuesta elevada y corre el riesgo de quedarse aislado. Bien le valdría al juvenil equipo de Felipe Calderón verse en el espejo de Gustavo Díaz Ordaz, él sí que nunca tuvo un Plan B para atender la demanda democratizadora del movimiento universitario de 1968. No la comprendió y a los más que llegó fue a formar una comisión que no tenía el mandato de negociar, pues Díaz Ordaz no se iba a dejar intimidar por los muchachitos alborotadores. El entonces presidente tenía claro que sólo la represión era la salida para detener al movimiento.

Claro que hay Plan B y será resultado del trabajo legislativo de estas semanas por venir. Un anticipo de ese Plan B es reconocido por el secretario de Hacienda ante los diputados el día de su comparecencia y que lapidariamente recogió La Jornada el día de hoy: “Consorcios no cubrirán al fisco $465 mil millones” Ahí está el recurso para tapar el boquete de las finanzas públicas, acabar con los regímenes especiales. Falta que quiera Calderón y lo quieran los diputados. Es la oportunidad para superar la contradicción de un gobierno que no sabe recaudar y cuando recauda devuelve los impuestos a los que lo solicitaron.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Para reflexionar



Lo que se puede advertir en más de dos décadas de influencia tecnocrática en la definición de la política gubernamental en México, es que existe un equipo técnico formado en universidades norteamericanas que ha trascendido los principios de los partidos políticos y se ha impuesto a ellos. Se enquistaron en los gobiernos del PRI y hoy tienen la sartén por el mango en los gobiernos del PAN. Si uno se fija en quiénes se sientan a la mesa por parte del actual gobierno con los legisladores priístas para negociar el paquete económico, no se encontrará un panista distinguido, mucho menos un doctrinario. Los panistas brillan por su ausencia. Esta reflexión no destaca en las conclusiones de los consejeros panistas para entender qué les pasó en las pasadas elecciones federales. Fácilmente le echan la culpa al muchacho pendenciero Germán Martínez, al incumplimiento de la promesa de empleo que hizo Felipe Calderón y a la operación de “los señores feudales del PRI”, pero no ven el daño que les ha hecho el equipo de especialistas que son el núcleo duro del PRIAN: los tecnócratas. El grupo que debilitó al PRI es el mismo que hoy debilita al PAN.

Ese es problema del PAN. Lo que verdaderamente debe preocupar a la sociedad en su conjunto y es obligado atender, es el hecho de que el proceso democrático, de elecciones impecables con autoridad autónoma y bien pagada, no ha alcanzado a superar del todo la sombra del fraude. Todas las fuerzas políticas, en la medida de sus posibilidades, están dispuestas a beneficiarse del fraude y, llegado el caso, dejar en manos del Poder Judicial, no de los ciudadanos, la imposición de un ganador. Imposición que revela decisiones contrastantes. Para impugnaciones semejantes no aplican el mismo criterio los magistrados. Tal parece que la presión es en ocasiones más fuerte que la ley. Todo un tema para la reforma electoral.

La democratización de México es todavía incompleta y no sólo atañe a temas electorales. Algunos han considerado a las elecciones la esencia de la vida democrática, pero existen otros componentes que han quedado desplazados como la reducción de la desigualdad social y la formación de una ciudadanía fortalecida por el acceso a la alimentación, la educación y la salud. Hasta hoy, la democracia política que vive México está desvinculada de un pacto social, incluso el pacto social se ha ido disolviendo y hacia allá apunta la reforma laboral. El Estado ya no tiene un compromiso fuerte con los trabajadores del campo y de la ciudad, al extremo de que muchos trabajadores ya no se sienten portadores de derechos y se ven obligados incorporarse a las filas de la economía informal. Todavía peor, la inoperancia y desestimación de un pacto social ha llevado a que medio millón de personas vivan de las actividades del crimen organizado.

Otra asignatura pendiente de nuestro proceso democrático es la redefinición del pacto federal. Antes, la falta de pluralidad política en las responsabilidades de gobierno daba por descontado dicho pacto, pues todos los gobernadores se sentían obligados a la sumisión respecto al presidente de la república que les había concedido la gubernatura. Desde que los gobernadores se reconocen como resultado de una elección ciudadana su relación con el gobierno federal adquiere otra calidad, que se refleja en la disputa por los recursos fiscales y que puede ser causa de la ruptura en el futuro.

Mientras tanto, durante todo este mes de septiembre los tecnócratas dictarán la agenda en torno al paquete económico cuya prioridad son las finanzas públicas sanas, no les importa el que no haya crecimiento económico, el que persista la desigualdad. Ellos no son populacheros, nada les dice un pacto social, ni lo que se pueda contemplar desde la política-política. De manera continua ellos han logrado engañar a priístas y panistas, sirviendo a fin de cuentas al gran capital. Son ellos los que sin dificultad pueden pasar de una alta responsabilidad pública para despúes ponerse al servicio de poderosas empresas, Francisco Gil Díaz y Luis Téllez son prototípicos.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Atascado



Una de las dificultades para emprender los cambios en la actual administración federal son los compromisos adquiridos en campaña, no con la ciudadanía, sino con los actores políticos que allanaron el camino para mantener en el poder al partido gobernante Acción Nacional. Felipe Calderón, por ejemplo, aceptó el apoyo de Elba Esther Gordillo (cosa que no hicieron ni Roberto Madrazo, ni López Obrador) y no sabemos bajo qué condiciones. Si se trató de un intercambio de posiciones a cambio de votos. ¿A cambio de qué Calderón aceptó el caudal de votos que le facilitaron algunos gobernadores priístas? En ambos casos hubo una transacción zanjada en el corto plazo: ganar la elección presidencial. Nada que se parezca a un proyecto de nación común. Por eso los apoyos para conquistar la presidencia de la república no significaron un programa de cambios viable, menos un sólido respaldo social.

De los compromisos adquiridos por el presidente Calderón con el gran capital, estos sí encuentran lugar en la propuesta de cambios desde el inicio de la gestión y en la última versión del 2 de septiembre pasado. Es claro que hay empatía entre el gobierno y un grupo selecto de empresarios, el problema es que no se ha podido vestir de proyecto de nación los cambios propuestos por esa alianza. Por más publicidad gubernamental que se ponga de por medio, las propuestas no quedan respaldadas por la oposición política institucional, ni por la población en su conjunto. De ahí que no emerja el consenso sobre el cual soportar las medidas propuestas.

Ya se decía que la agenda de cambios tiene su prueba de fuego en la respuesta de la oposición parlamentaria. Por lo pronto, el paquete económico no ha sido bienvenido. Respecto a los movimientos en el gabinete, inicia remociones en la PGR, PEMEX y SAGARPA, junto con la lista de sustitutos, que no ha convocado entusiasmo y sí visible desagrado. Qué ha ocurrido para que de manera tan inmediata la agenda expuesta en el “gran” discurso presidencial se opaque. Seguramente la agenda del cambio no tuvo una circulación previa con todos los actores involucrados en la institucionalización de las propuestas, producto más bien de un circulo pequeño que tal vez contó con selecta consulta. Lo que se quiera encontrar o lo que faltó, más bien, un proceso efectivo de incorporación de actores clave para impulsar los cambios. Una de dos, o el secretario de gobernación no hizo su chamba o no se la dejaron hacer.

En todo caso no es culpa de Fernando Gómez Mont, sino de su jefe, quien por ser desconfiado y orgulloso no se atreve a encarar la realidad de su mandato. Un mandato cuestionado de origen y que el 5 de julio pasado se confirmó con creces al no alcanzar el PAN mayoría en el Congreso y ser barrido por el PRI. Qué le dijeron las elecciones a Calderón –no las encuestas, nótese: que la mayoría de los ciudadanos no aprueban los resultados de su gestión. Administración que ya está marcada por la violencia del crimen organizado, la crisis económica, el desempleo, la influenza AH1N1 entre otras cosas. Pero el Presidente no escucha e insiste en continuar el camino que se trazó, no le importa el riesgo de que la recesión se convierta en estancamiento.

Tras su convocatoria al cambio Felipe Calderón se encuentra atascado, sin habilidad para dirigir la orquesta de la política nacional. Es su problema. Lo malo es que puede atascar a todo el país. Y ese será nuestro problema.


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