jueves, 8 de octubre de 2009

Lo que viene



Sigue candente la confrontación entre el gobierno y el Sindicato Mexicano de Electricistas. La provocación está a la orden del día y, fuera de desplantes autoritarios de parte del gobierno, no se ve claro que quiere Calderón y compañía. Acaso vengarse de un dirigente sindical que apoya a López Obrador o acabar con los abusos de los dirigentes sindicales. Si es lo primero es como volverle a dar reflectores a AMLO. Si se trata de una estrategia para someter a los dirigentes sindicales se esperaría un efecto dominó ¿De veras quiere eso Felipe Calderón y su grupo? Pegarle a Elba Esther, Romero Deschamps, Hernández Juárez, Joel Ayala y demás dirigentes vitalicios. Si es esto último, que el gobierno nos informe que va a hacer ante la respuesta del sindicalismo. Algo debe tener preparado y no su manido fuego mediático, costoso e inútil.

A este gobierno, presidido conspicuamente por abogados de la Escuela Libre de Derecho, todo le sale mal precisamente por la ruta que debería tener mejor dominada: la ley.

Para no ir muy lejos, recordemos el caso de Ramsés Villarreal Gómez, estudiante de la UAM al que le cargaron la serie de explosiones del mes de septiembre pasado en Bancos y establecimientos comerciales. Al joven lo bajaron de un trasporte colectivo, lo resguardaron y, posteriormente, lo llevaron ante un juez que no encontró en el expediente que le fue presentado delito que perseguir. Una investigación mal hecha, basada en una fotografía y, es de suponerse, en un expediente de la policía política (CISEN): sin pruebas que acreditaran la culpabilidad del joven. El juez cumplió con su obligación y se liberó a Ramsés. Realmente la PGR actuó como en tiempos que se creían ya superados. Lo grave es el proceder autoritario que a todos los ciudadanos nos deja en la total indefensión. Así se estrenó el flamante procurador de la república Arturo Chávez Chávez.

Las muestras de incompetencia están a la vista y no hay manera de engañar. Será creíble lo que dijo Juan Molinar Horcasitas ante los diputados, que la falta de inversiones en el sector comunicaciones y transportes obedece a las normas vigentes que la obstaculizan. Posición esgrimida por su antecesor y que hoy, el mismo Luis Téllez, sigue repitiendo como lorito: “mejorar el sistema jurídico, pide Téllez (El Financiero) Si ese es el problema de inversión en infraestructura, cómo se explica entonces la obra de Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard. Ellos no han pretextado el sistema jurídico y siguen haciendo obra. Haber ¿Cómo le hacen? Incurren en ilegalidades, son magos o sí saben hacer las cosas.

Dentro de los obstáculos para atraer inversión a México está la desconfianza que genera el propio gobierno. La sucesión de actos fallidos no es para entusiasmar. En caridad sea de Dios, qué no se dan cuenta que uno de los efectos de una mayor apertura democrática está en el hecho de que no se le puede engañar a la gente tan fácilmente. No estamos en tiempo de López Portillo, que con lujo de fuerza hizo uso del Ejército para someter a la Tendencia Democrática del SUTERM.

Mientras tanto, se está en espera de un acercamiento sincero entre las partes para el cual no está preparado Javier Lozano, pues como árbitro ha sido un burdo golpeador.

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