viernes, 12 de noviembre de 2021

Un provinciano en Nueva York

Evita Andrés Manuel López Obrador hacer viajes al extranjero, atendiendo su máxima de que la mejor política exterior es la interior o algo así. Prefiere hacer giras con objetivos muy precisos y sin desperdicio. La firma del tratado de libre comercio de América del Norte en su nueva versión, lo llevó en 2019 a Washington, D.C. El segundo viaje lo realizó también a los Estados Unidos, aprovechando la circunstancia de que México preside el Consejo de seguridad de la ONU durante este mes de noviembre. La visita se verificó los días 8 y 9 del mes mencionado en la ciudad de Nueva York. La verdad que ese Consejo sólo cobra notoriedad cuando hay amenaza bélica en algún lugar de planeta o está un curso un conflicto armado. Sin ocurrir esa característica, la participación del presidente prescindió de la discusión armamentística y le dio oportunidad para hablar del fortalecimiento de la paz entre los países y los pueblos. Señalo la importancia de superar las desigualdades para hacer un mundo mejor, en el que la migración en tanto expresión de desigualdades sea atendida con políticas de desarrollo. Criticó que durante las últimas décadas sólo se hayan promovido políticas comerciales que, a fin de cuentas, profundizaron desigualdades. Ha sido un horror que durante la pandemia por COVID-19 los mecanismos de cooperación hayan quedado subordinados a las decisiones comerciales de las farmacéuticas.

Para quienes escuchamos con regularidad al presidente no hubo sorpresas, la novedad, sí, fue el foro desde donde se escucharon sus propuestas para fortalecer la paz y evitar la guerra o el conflicto entre las naciones. Planteamiento que tiene contacto con los programas sociales que impulsó Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos. O lo que promovieron los laboristas británicos en la posguerra. Para no ir más lejos está también el ejemplo inspirador del Gral. Lázaro Cárdenas. Hay en la exposición ante el Consejo un eco del padre de la macroeconomía John M. Keynes, del Estado como regulador de la economía y promotor del desarrollo. Keynes comprendía las causas que movían las luchas sociales, por eso entendía de la importancia de darles un encauzamiento pacífico. Toda una visión de efectos prácticos desde la década de los años treinta del siglo pasado hasta 1975, la cual fue empañada por el ascenso y la hegemonía del neoliberalismo.

La derecha prefiere ignorar todo esto, su clasismo y racismo se lo impide, opta por el desprecio y la burla. Ni se toma la molestia por comprender el viaje de AMLO porque sus prejuicios y, sobre todo, su defensa de privilegios la confrontan en automático a toda posibilidad de justicia social. Así son los conservadores, arrogantes, soberbios. Aquí en México y en el mundo. Un modelo de conservador, sin duda, fue Winston Churchill, un supremacista consumado con fama de demócrata. Lo uno no va con lo otro. Su brutal desconsideración por los pueblos no blancos, condenados a ser tutelados. Tristemente célebres sus opiniones sobre “Alma Grande” Gandhi:

"Es alarmante y nauseabundo ver al señor Gandhi, un abogado sedicioso, posando ahora como un faquir…dando zancadas medio desnudo subiendo las escaleras de la casa del virrey", dijo Churchill sobre su adversario anticolonialista en 1931.

"Gandhi no debería ser liberado por la simple amenaza del ayuno", Churchill le dijo a su gabinete en otra ocasión. "Nos desharíamos de un hombre malo y de un enemigo del Imperio si muriera". https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/01/150124_reino_unido_cinco_principales_controversias_winston_churchill_lv



Así ha sido la derecha sin lugar a sorpresas, ni modo que les agrade un provinciano en Nueva York.

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