jueves, 12 de septiembre de 2013

El engendro político


Se explica que José Cárdenas, en el noticiero UNO, vocifere en lugar de informar. A él le paga Carlos Slim y a lo mejor para eso lo contrató. Así funciona el mercado, me dirán. Es inaceptable. Lo que no se justifica es Once TV, a través de Adriana Pérez Cañedo, sumándose a la desinformación. Ese noticiario se paga con dinero público.

El conflicto magisterial no concluye y le sigue como perro de presa la escalada desinformativa. Ayer miércoles dio un nuevo hervor la movilización y se extendió a veintidós entidades a parte del Distrito Federal. Lo malo es que ya empezaron los golpes y no hay quien ate los cabos de este lío.

Negar que la educación en México requiere cambio es defender el desastre educativo. Pero no reconocer que ese desastre tiene un fondo político es no querer solucionar el conflicto.

Me creerían si les dijera que toda esta confrontación entre la autoridad y el magisterio pudo haberse evitado de existir previamente voluntad política entre las partes. No se necesitaba cambiar las leyes sino modificar las condiciones generales de trabajo pactadas. Por qué no prosperó esa opción, pues porque esas mentadas condiciones siempre han guardado un pacto político, incluido el apoyo electoral. Te doy concesiones y tú, sindicato, me entregas votos. Arreglo como ese la autoridad electoral no los puede combatir en serio, dicho sea de paso. Ese pacto no lo cuestionan los noticiarios, por eso no atienden con probidad a sus audiencias. Reciclan basura. Y bien que saben qué es lo que pasa.

Desde hace muchos años la organización gremial de los profesores se caracterizó en un principio por garantizar votos al Partido Revolucionario Institucional. Ese pacto se tambaleó en los 80’, surgió la disidencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. El pacto se rehízo a través de Elba Esther Gordillo y un nuevo paquete de concesiones. Como las elecciones se fueron haciendo más competidas el voto de los profesores cada vez salía más caro. Llegó el momento en el que la misma lucha electoral se convirtió en un incentivo para chantajear.

Con la primera alternancia el esquema no cambió, tan sencillo como que el SNTE se puso a disposición de Vicente Fox, se salió del PRI, formó su propio partido y hasta cooptó al secretario de educación. Con Felipe Calderón la cosa empeoró, pues él llegó a la presidencia de la república gracias al acarreo del voto de los profesores. Por eso a Calderón se le motejó de espurio o ya lo habían olvidado.

Y no nos olvidemos que en el Partido de la Revolución Democrática también se han beneficiado de este esquema, tienen su héroe o villano: René Bejarano y su papel en las victorias del PRD en la capital.

Así las cosas, en los medios no se menciona este pacto político, sólo se escuchan quejumbres y descalificaciones a razón de los “malvados” profesores. Tampoco tocan, o casi no, a los gobernadores en su irresponsabilidad de incrementar las concesiones hechas por el gobierno federal, con el mismo propósito de agraciarse apoyo político. Bajo esta óptica, magnitud del conflicto adquiere una dimensión explosiva no prevista por quienes instigaron e hicieron la reforma educativa.

Sí, hay que hablar de instigadores. La cuestión no era nada más Mexicanos Primero, ni De panzazo, como catapulta del golpe al magisterio. Desde el principio fue un asunto de poder movido por un grupúsculo de empresarios, quienes en su codicia no tienen idea de lo que estaban provocando ¿O sí? Como Pilatos, ellos se lavan las manos. Si se cae el país, se van a vivir al extranjero, para eso ya sacaron parte de un dinero y no es poco, como del tamaño de una desaceleración económica.

martes, 10 de septiembre de 2013

Reforma fiscal


El proyecto llegó al Congreso con la oportunidad de darle un toque social al actual gobierno. No es casualidad que fuera el 8 de septiembre, el mismo domingo en el que López obrador convocó a un evento masivo en contra de la reforma energética.

La reforma fiscal ha sido un ensayo recurrente, con errores recurrentes. Sin alcanzar el óptimo ideal, nunca deja contentos a todos, materia de rezongo. El principal problema para abordarla es su especializado contenido técnico. Sólo para iniciados. Ése no sería el problema si el gobierno hiciera las cuentas claras. Utilizando los medios sin privilegiar el road show de los funcionarios o las secuencias publicitarias (no más hombrecillo saltarín que hace ver pueril a la ciudadanía) Diez minutos diarios en red nacional, en el mejor horario, exponiendo con peras y manzanas el alcance de la reforma, segmento por segmento.

La cúpula empresarial y un sector del PAN han pegado el grito en el cielo. Dicen que la reforma está en contra de la clase media (ya me imagino en Hacienda pensando: vamos a fastidiar a la clase media) Su argumento es que son siempre los mismos causantes cautivos sin aumentar el número de contribuyentes. Argumento hasta cierto punto falaz pues se dota de un nuevo intento de incorporar a los informales al patrón de contribuyentes. También es miope: cómo podría ser de otra manera la dificultad para ampliar la base de contribuyentes si el esquema económico se esmera en producir pobres y cada vez son más.

Sin promesas, ni maquillaje, la justificación general y consistente es una: que el Estado, independientemente de quien gobierne, cumpla con sus obligaciones, rinda buenos servicios a través del aparato público administrativo.

Me hubiera gustado esta reforma en el primer paquete que se presentó al inicio del sexenio. A estas alturas, con el alto costo representado por el serial de reformas, la fiscal tal vez no encuentre los mejores oídos. La razón para que así haya sucedido puede ser ponerla en sincronía con el paquete económico 2014. Situación que no se podía dar en el 2013.

El caso es que hay propuesta y ojalá la deliberación legislativa sea afortunada. De parte del gobierno pudo darle mejores condiciones a la reforma mostrando un mejor ejercicio -no sólo entendido como gasto del presupuesto programado- sino en el amplio desempeño de la función pública.

Se reformó la ley de la administración pública federal y es el día que no sabemos dónde quedó la secretaría de la función pública. Se hizo invisible. No se tocó la Ley burocrática, sigue el mismo mecanismo inútil afectado por la discrecionalidad. Del decreto de austeridad no se tiene un informe puntual y bien difundido ¿Se lograron los resultados esperados? Se trató de un distractor para volver a la vieja y pegajosa canción Quítate tú pa’ponerme yo.  De regreso al expediente de las cuotas y de los cuates. Las inercias y las resistencias de la burocracia no están dentro del plan de mover a México. Sacudir a la administración detectando los procedimientos con alta incidencia de corrupción, adoptando las medidas correctivas. Es actuación como marco y demostración de que se quiere una reforma fiscal progresiva.

domingo, 8 de septiembre de 2013

¿Qué Estado?


En estos meses de “mover a México”, en estos días de movilización magisterial disidente, más los años que ha llevado el propósito de incorporar al país a las procelosas aguas de la economía global. En todo este tiempo agregado poco se ha ventilado el tema del Estado, no con el énfasis y la difusión ameritada. Extraña que a pesar de esa omisión, aquí y allá se frasea en forma de reclamo por la instalación de políticas de Estado (el plural ya es muestra de ignorancia) para atender demandas específicas de algún grupo de interés o gremio.

El punto es que el proceso reformador, que no nació con el actual presidente Enrique Peña Nieto, ha realizado una rehabilitación del Estado liberal oligárquico, burgués le dirán unos, que se enseñoreó en tiempos de Porfirio Díaz. Particularmente en la línea de presentar al Estado como garante y promotor de la inversión privada, sin interés y acción deliberada por instituir derechos sociales.

La actual versión del Estado liberal oligárquico se ha construido sobre el despojo de otro modelo histórico que hemos tenido, el Estado autoritario del bienestar, populista dirán otros. Estado éste que instituyó derechos sociales al tiempo que se sirvió del pacto corporativo para hacer viables sus iniciativas, donde empresarios, trabajadores y campesinos disponían sus intereses en la posibilidad de ser arbitrados eficazmente por el Presidente de la república, posibilidad efectiva mientras que se contó con un entorno mundial favorable que lo hacía manejable, verosímil como modelo. Ese entorno fue el conflicto Este - Oeste o la “Guerra Fría”.

En este dilema entre del Estado burgués o el Estado populista, la opción de un Estado liberal del bienestar no ha prosperado, ni siquiera como una discusión amplia y persistente, ha habido una discusión esporádica y recurrente cuando hay jaloneo político para obtener posiciones. Plantear la posibilidad real de establecer un Estado liberal del bienestar sí que apuntaría hacia una gran transformación. A cambio, lo que se nos da son las reformas de “gran calado” que afirman al Estado liberal oligárquico.

Éste Estado es de y para los empresarios, en el fondo no le interesa la educación de calidad pues omite definirla. De manera más amplia tampoco le apremia la política social, es un placebo, un instrumento para legitimar más que para transformar. La reforma educativa ha sido el pretexto para, entre otras cosas, repudiar el derecho de manifestación. El Estado que hoy se impone es tolerante con las deficiencias actuales de la educación, deficiencias afloradas precisamente cuando se echó a andar la segunda versión debidamente ajustada en sus inicios por el pacto con el magisterio ¿Se olvidan como llegó Elba Esther Gordillo?

Los modelos de Estado referidos, considerados como aproximaciones y no esquemas cerrados, se han implantado no sin conflicto o sin contradicciones. Cómo desde el Partido Revolucionario Institucional se fueron quitando las bases de su sustentación ideológica y Constitucional. Sólo hasta Ernesto Zedillo el presidente de plano ya no recurrió a la Revolución Mexicana para justificarse y prescindió del partido que lo llevó al poder.

El Estado actual tiene "alternativas" a la educación y parece disfrutar de su devaluación. Las aulas son avasalladas. Un reality show, una pauta publicitaria, una telenovela, dejan más mensajes actitudinales que una jornada de enseñanza aprendizaje dentro de la escuela. La apología de la violencia y el culto a las armas de fuego se han vuelto de lo más común en la televisión. La educación ha sido despojada de sus poderes salvíficos. Eso lo saben hasta los mismos profesores.

Por eso digo yo, si se quiere avanzar y transformar hay que empezar por definir qué Estado queremos.
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