martes, 3 de marzo de 2020

La rebelión de los parásitos


“La lucha económica más apremiante de nuestros días no se da simplemente entre los trabajadores y los empresarios, sino que la están librando los intereses rentistas conjuntamente contra los trabajadores, la industria y el Estado”.
Michael Hudson

Muy excitados están cuando las cosas han tomado el curso menos deseado y en detrimento de intereses alimentados directamente de las arcas del Estado. Esos intereses que elogiaron el Estado disminuido. Cómo la política distributiva, sienten y lamentan, les quita lo que ya consideraban derechos adquiridos. Cualquier tema se les convierte en piedra arrojadiza. Ya el coronavirus se presta para denunciar al gobierno, ya aprovechando la lucha feminista descubren al feminicida de palacio. Un spin de fantasías para expresar enojos, reforzadas con encuestas que indican la caída en la aprobación del presidente López Obrador, solo eso. Con la pena, las encuestas no son recurso legal para abatir un mandato constitucional. Celebran un reportaje sobre los negocios que tuvo el empresario regiomontano Alfonso Romo en la Península de Yucatán, pero no dicen nada de la autoridad que permitió el “ecocidio”, Felipe Calderón y su gabinete ambiental. El mismo presidente que presumía su cercanía con Julia Carabias y José Sarukhan, jamás se enteró de lo que sucedía, sus subordinados extendiendo permisos y autorizaciones desde el año de 2007 ¿A sus espaldas? Como Genaro García Luna lo hizo también, cuando estuvo al frente de la seguridad del país.


Una característica de la política distributiva del actual gobierno de México es la de esmerarse en reducir las fugas de recursos públicos hacia intereses rentistas, que no aportan producto y valor a la riqueza nacional. Así tenemos que en el sector salud el mercado de los medicamentos se sustraía del libre comercio, era coto de unas cuantas empresas, que en connivencia con altos funcionarios de ese sector del servicio público, determinaban sobreprecio a los medicamentos (eso se acabó); a veces el propósito de un contrato para abastecer de gas a una termoeléctrica no se cumplía pero so se cobraba (se ajustaron ya los contratos); cuántas empresas como Repsol, Iberdrola, OHL, Odebrecht, Oceanografía, se ponían al servicio de funcionarios corruptos y pactaban contratos onerosos al erario (la cárcel es el futuro de estos vividores, Emilio Lozoya, Alonso Ancira); o el esquema legal de condonación de impuestos a grandes empresas (disposición cancelada el año pasado)

Las responsabilidades del Estado en materia de educación, seguridad, salud, también se dejaron de cubrir cabalmente, pues se convirtieron en festín de contratistas de diverso tipo. Grandes negocios y no tan grandes se hicieron adictos a los recursos públicos, de tal modo que la oferta y la demanda, supuesta guía del mercado libre, quedaba suspendida en beneficio de minorías varias, con voz y medios para hacer ruido.

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