martes, 25 de febrero de 2020

Antes y después


El historiador tiene la instrucción, que con gusto se da a sí mismo, de poner en el tiempo sucesos, épocas, estructuras. La luminosa línea del tiempo que distingue el antes y el después. Hacer algo así nos conmina la explosión de feminicidios que se ha sostenido en los últimos años en México. No es suficiente remitirse a la sociedad patriarcal o patriarcado para explicar la violencia de género, además hay que indagar por qué en una sociedad a la que se le estima moderna y liberal, la violencia de género se sostiene y se expande.

En la perspectiva de la sucesión de generaciones, los que nacimos en los años cincuenta del siglo pasado, cuando el patriarcado tenía todavía un consenso que parecía inconmovible, no vimos una proliferación de feminicidios como la que ocurre desde hace varias décadas. En cambio, la generación de mexicanos que nació en los ochentas, le ha tocado impactarse con una realidad distinta, el feminicidio se ha constituido en rasgo criminológico distintivo de la sociedad mexicana.


Qué sucedió en los ochentas para dar lugar a la explosión feminicida. Dos elementos destacan o quiero destacar.

La res-pública (cosa pública) tiene un vuelco o vaciamiento en su contenido, la centralidad que la orienta es el libre comercio y los derechos de propiedad, son la piedra angular de las reformas exigidas por algunos centros de educación superior, partidos y las cúpulas empresariales. En consonancia, se implantó la colonización de los altos puestos burocráticos con el arribo de la tecnocracia especializada en Economía, en la versión monetarista de la Macroeconomía. Reducir, minimizar lo público, fue su cometido.

El otro elemento destacable, independientemente de leyes, aparatos y poderes públicos formalmente orientados a proporcionar seguridad y justicia, éstos se desnaturalizaron debido a la asociación delictuosa -convenida o forzada- que se extendió entre organizaciones criminales y autoridades de los tres niveles de gobierno.

Es bajo estas coordenadas, la configuración degradada de la res-pública y la colusión de autoridades delictivas están en la matriz de los feminicidios de los últimos años, no solo en función del patriarcado. Esas coordenadas han resultado desastrosas para la mayoría de los mexicanos. Por eso una voluntad mayoritaria, mediante el recurso del voto, decidió pacíficamente robustecer la república en sus sistemas de educación, seguridad y salud públicas, sin atentar libertades, cumpliendo contratos y sin forzar derechos de propiedad con decretos expropiatorios.

Por una república democrática real, México está en un proceso de transición, con resistencias de quienes no aceptan que se cerró la cortina de una etapa de México para iniciar otra. Antes y después.




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