jueves, 12 de febrero de 2015

Es la estructura

“Hay mistificación a partir del momento en que hay racionalización en nombre de cualquier instancia que sea.”

Jean Baudrillard

Dos medios del exterior, Le Monde y The New York Times, han hecho su aportación para exhibir la miseria cívica y el incordio en la élite mexicana, misma que ingenuamente consideró la globalización como un santuario seguro para sus iniquidades. No se trata de un complot, ni se descubre un continente. Es lo ya sabido, machacado, ahora difundido desde París y Nueva York, la proclividad para construir desde lo público ingentes bienes privados.

Un populista, manipulador de masas como la sección 22 de los maestros de Oaxaca, diseñador de un proyecto inmobiliario en los Estados Unidos, bajo un esquema familiar incrustado en empresas fantasma, con el fin de no aparecer como propietario. Más enredado ni el quesillo.

Un tecnócrata, al que le parece muy ético ser funcionario de Agricultura y después pasarse a una trasnacional del ramo, fungir como secretario de energía y después pasar a un consorcio energético. Compinche de grandes empresarios, sigue disfrutando de los beneficios del régimen.

Un miembro de la dinastía originalmente radicada en Santiago Tianguistengo, innovadora del modelo del político empresario, beneficiario de un capital que se forjó al amparo de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, para empezar, después seguiría el gobierno del Estado de México, el DDF, Turismo y Agricultura.



Que si los bienes inmobiliarios en varias localidades de los Estados Unidos, que si las cuentas de inversión radicadas en Suiza por la especie híbrida del político empresario. El caso es no marearse, esto es, ahogarse en la indignación y después flotar en la frivolización, hasta la aceptación: así somos, qué se le va hacer.

Se está ante la oportunidad de correr el velo que cubre la estructura de la corrupción y desmontarla, al menos en parte. Las condiciones “legales” establecidas tiempo ha, permiten a quien tiene control sobre una unidad administrativa gubernamental –del tamaño y nivel que sea- que recibe y maneja recursos públicos servirse de x aparato público para enriquecimiento personal. Privatización silenciosa y vergonzante pues no se atreve a decir su nombre. De nada ha servido la legislación pues sus candados tienen llave. Si por casualidad se diera con una malversación ésta, las más de las veces, sólo alcanza sanciones administrativas. Es del dominio popular, todo alto funcionario público, que se precie de serlo, considera la “buena” conducción y ejercicio de sus responsabilidades como palanca para incrementar su patrimonio más allá de los límites de sus ingresos como servidor público. Es una tradición. Y aquí no ha habido reforma estructural que valga. Por eso se necesita romper la trasmutación y reversibilidad del oficio público al negocio privado, de lo privado al público.


No es suficiente adoptar medidas burocráticas o hacer nombramientos. Tampoco será suficiente armar expedientes, como se rumora, para saciar venganzas. Se tiene que encarecer el atractivo de la corrupción elevando las sanciones administrativas hacia las de tipo penal. Quiere o no quiere el gobierno transformar a México, pasar de un régimen de simulacro y expolio, a un régimen de derecho y justicia. Dados los niveles de corrupción, de complicidad con empresas privadas, la productividad, la competencia, el libre mercado son un cuento.
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Respecto al epígrafe: En 1976, Jean Baudrillard ofrece al lector francés El Intercambio simbólico y la muerte, un trabajo con la herencia intelectual se Saussure y Marx, la cual es puesta a colaborar con el dato etnográfico proporcionado por la antropología de Mauss a Clastres. En este trabajo se hacen las exequias de la lingüística estructural y el marxismo. La sociedad primitiva sirve de alto contraste para exhibir el desatino de la modernidad, la diferencia entre mantener a los muertos dentro de la sociedad o borrarlos de ella. Un libro en el fiel del cambio de época, del Estado del bienestar al capitalismo salvaje. Una lectura radical que México necesita. (Monte Ávila Editores, 1980) 


domingo, 8 de febrero de 2015

Dramatis personae

Marcelo Ebrard no obtuvo la candidatura a la presidencia de la república como abanderado de la izquierda en el 2012.

Marcelo Ebrard no obtuvo la presidencia del Partido de la Revolución Democrática en 2014. Sus posibilidades de protagonismo desde que dejó la jefatura de gobierno del Distrito Federal disminuyeron notablemente. Todavía más, se inició el proceso de distanciamiento con su sucesor y protegido, Miguel Ángel Mancera.

Mancera puso al frente del sistema de transporte colectivo (Metro) a Joel Ortega, antiguo amigo de andanzas políticas de ME y después enemigo jurado. La obra pública – la línea dorada del metro- se convirtió en el objeto de la discordia. Por esa línea 12, en sus defectos técnicos atribuidos a la corrupción, se formó una comisión especial investigadora en la Cámara de Diputados. Dicha comisión elaboró un informe inculpatorio hacia la administración de Ebrard y en la Cámara se ha de decidir si se solicita una investigación penal: le concedieron protagonismo.

El domingo primero de febrero del presente año, la comisión especial presentó su informe y decidió trasladarlo para su trámite inquisitivo. El ex jefe de gobierno reclamó su derecho a defenderse, a ser escuchado. Lo que le fue negado en un primer momento, Ebrard consiguió que la comisión lo recibiera para aclarar lo infundado del informe.

El viernes 6 de febrero, a las cinco de la tarde, se verificó el teatro en un salón de San Lázaro en el que Marcelo fue el personaje. Ignoro qué efecto tendrá  sobre el proceso mismo, pero al ser testigo a través del Canal del Congreso, la representación que duro casi cuatro horas me dejó la impresión de que realmente es muy difícil que se llegue a sancionar demoledoramente a Ebrard, quedando en lo meramente administrativo, si acaso.

Acceder a la representación, como cuando se va al teatro, siempre deja una opinión. Por lo que se vio*, independientemente del expediente, el señalado asumió el papel de víctima, contó con la adyuvancia de Morena, Movimiento Democrático, PT y PRD. Se vieron bien coordinados para apoyar a ME. De pasada, se las ingeniaron para poner como falso héroe al presidente Peña Nieto.

Del lado de los oponentes (PRI, PAN, Panal y el Verde) se apreció descoordinación, impericia para llevar la discusión sobre finanzas públicas. Bajo ese esquema los oponentes no pudieron demostrar el vínculo entre las fallas de la línea dorada y la corrupción. Esta deficiencia de parte de los promoventes de la demanda permitió salir bien librado a ME frente al auditorio expectante. En verdad, los oponentes que alentaron la comisión, elaboraron el informe y tramitan el enjuiciamiento penal no convencieron al respetable.


Pero esto es puro teatro, ya se verá si se da un desenlace jurídico sancionador. En esta indagatoria Ebrard también puede afirmar: ¡Fue legal!

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*He recurrido al auxilio del Diccionario de Retórica y Poética de Helena Beristáin (Porrúa, 1985) para indicar con algo de claridad la disposición de los actantes.


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