miércoles, 12 de septiembre de 2012

En defensa del discurso


 

El contenido  de una alocución, el residuo que difunde la prensa. La tarea de exponer la nuez de una exposición, el riesgo de buscar la impresión sobre las audiencias. Tres presentaciones de Enrique Peña Nieto y no vale conformarse con lo que quiso decir.

Ejemplo. Frente a la reunión de los 300 líderes, el presidente electo profirió: “El liderazgo efectivo no es cuestión de discursos o de buscar ser querido; el liderazgo se define por los resultados”. Tal vez no esté en el centro de un discurso el ser querido, para eso funcionan mejor los spots o las revistas del corazón. El asunto es que el discurso tiene valor por sí mismo en tanto mensaje o conjunto de mensajes que quieren ser informados al público. El discurso trasmite propuestas, ideas, proyectos, deseos, bla—bla—bla. Fundamentalmente, el discurso político  nos trasmite mundos posibles, un sentido de la vida pública, los arreglos que se proponen. Si se redujeran al ser querido otros medios tendrían que utilizarse, creo yo, como presentarse en un programa de televisión con gran audiencia.
 
El discurso político es más que persuasión razonable, por considerar la democracia ateniense y los sofistas. El discurso político es más que la palabra ritual del jefe en una sociedad tribal. Lo que se dijo el lunes pasado no se queda en la búsqueda de resultados, esa cantaleta la tenemos desde Vicente Fox y ya vemos qué resultados. Lo que se expuso ofrece un orden muy concreto y secuencial, qué va primero qué va al final.

Afortunadamente se cuenta con la difusión online que nos permite salir del compendio periodístico. Ante los 300, Peña Nieto desgranó sus cinco objetivos: Seguridad, con énfasis en la disminución de la violencia (Asunto de Estado); afrontar el desafío de la pobreza, que significa reducir significativamente la pobreza de nuestro país y combatir la desigualdad social (Asunto de Estado); tercer objetivo, elevar la calidad, la cobertura y la equidad en la educación (Asunto de Estado); cuarto objetivo, incrementar la tasa de crecimiento económico en los próximos años (Asunto de Estado); el quinto objetivo es recuperar el liderazgo de México en el mundo. “México debe permitirse que la relación con América del Norte no sólo se signifique o tenga por centro el combate a la inseguridad y el narcotráfico, pero que México pueda aprovechar esta vecindad geográfica que tenemos con América del Norte para buscar una integración más productiva.” (Asunto de Estado)
 
Si se dan cuenta, los tres primeros objetivos son conditio sine qua non para alcanzar los dos últimos. En los tres primeros se fortalece al Estado y sin ellos no es posible el crecimiento económico sostenido y el liderazgo internacional que se propone.

El mismo día, en otro foro, ante los senadores de la coalición que lo llevó al poder, Peña Nieto entregó su propuesta de ley para reforzar al Instituto Federal de Acceso a la Información. Ni al caso redundar en lo que ha sido ampliamente difundido. Lo importante es destacar lo que no fue resaltado y quedó en la penumbra: la reforma administrativa. Así lo dijo:

“Que esta iniciativa deberá estar acompañada también de lo que ya he anunciado: una reforma administrativa inicial que nos permita darle rostro y conformar al nuevo gobierno con las áreas de trabajo que realmente hagan frente a los retos y desafíos que tiene hoy nuestro país.

“Es claro que hoy tenemos una estructura administrativa, el aparato del Estado mexicano, que no necesariamente responde a los desafíos y retos que México tiene. Y en este ajuste está el de crear la Comisión Nacional Anticorrupción y hacer una reforma administrativa, y, a partir de ello, dar paso a las distintas reformas de carácter estructural que nuestro país requiere, y que además he comprometido y he señalado, que ustedes conocen ampliamente, y que en su momento y en su oportunidad habré de presentar.”
 
Tarea que requiere compactar o armonizar leyes. Lo que tenemos en materia de administración pública es una arquitectura gótica, de recovecos en fachada.

Finalmente, el tercer discurso, el ofrecido un día después, el 11 de septiembre, en respuesta al documento que presentó José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE. Peña Nieto afirmó: "He planteado a los mexicanos un modelo económico de libre mercado, sí, pero con sentido social". Lo que no dilucidó es si el desarrollo del mercado es un asunto de particulares o de Estado. Allí se dijo que era el momento de acabar con los pretextos, los cuales no se describieron. Así, va a ser difícil acabar con ellos.

En los tres discursos hay una continuidad reformadora, tan patente como la omisión que los atraviesa. No se dice qué valores son pertinentes, menos se habla de su generación y difusión social. Ese es ya otro tema.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La jugada



Andrés Manuel López Obrador hizo pública su decisión de separarse de los partidos políticos de la izquierda institucional (Revolución Democrática, Trabajo y Movimiento Ciudadano) Toda una jugada de efectos múltiples, que sin orden de prioridades se propone en esta lista:

Primero, el movimiento social anti régimen conserva a su dirigente más conspicuo y vigente que surgió del antiguo  régimen. El movimiento social tendrá conducción y de la claridad de sus propósitos tendrá la opción de congeniarse otros movimientos como el de las víctimas de la guerra en contra del crimen organizado, el #YoSoy132, el de los sindicatos (Mineros y electricistas, entre otros) y el indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Segundo, la izquierda oficial podrá actuar conforme a las obligaciones que le marca la ley en los espacio en los que se comprometió y por lo cual recibe recursos públicos. A diferencia de hace seis años, los partidos de la izquierda, en su desempeño como legisladores y como gobierno local, dejarán la calle y se quitarán de encima el estigma de atentar en contra de las instituciones que le endilgan la derecha y los poderes fácticos.

Tercero, aunque el movimiento no reconoce la autoridad de Enrique Peña Nieto, ello no precisamente derivará en la claudicación del gobierno entrante. Por el contrario, el movimiento podrá adquirir la condición de acicate para quien comandará las instituciones, adquirir potencia y velocidad para remover inercias, consolidar lo que ha denominado presidencia democrática y fortalecer la división de poderes.

Cuarto, el estallido social no es una amenaza, es una posibilidad objetiva resultado del estado en que deja el país Felipe Calderón. El malestar social explota cuando no hay conductores o intermediarios de la protesta social, lo visto la semana pasada en el oriente de la Ciudad de México y del Estado de México es una advertencia. La misma violencia de la delincuencia organizada es ya un estallido social al cual el gobierno panista le dio estatuto de guerra. El estado en el que se entrega la administración saliente es de desastre en términos de la convivencia social rota, Felipe Calderón tendrá que rendir cuentas mientras la movilización social de todos los afectados por su gestión siga viva.

 No todo está dicho, ni todo está visto. La ineptitud y la torpeza con la que se han desenvuelto los encargados de la política social y la política económica son parte del problema para realizar una segunda alternancia de terciopelo, como la primera. Estar pendientes y ser prudentes obliga, pues quedan más de dos meses para que se consume el cambio de poder.
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