sábado, 30 de mayo de 2009

Retroceso



La entrevista que se le hizo al secretario de gobernación, que se refirió en el comentario anterior, ha sido el anuncio del no retorno y la profundización de la escalada del gobierno federal y el PAN en contra de sus adversarios institucionales. Envuelto en la lucha contra en la inseguridad ha quedado atrapado el proceso electoral. Fernando Gómez Montt sugirió: no se hagan bolas, la seguridad es prioridad sobre los social y lo económico. Es una guerra sin fin en la que se ha enrolado el gobierno, a la que le faltan las armas de la cohesión política y social, para la cual no es suficiente un alfombra roja con la farándula. No es sólo coerción secretario de gobernación.

Desde ese momento un secreto estaba por develarse, el despliegue del operativo federal del martes pasado en contra algunos presidentes municipales y funcionarios estatales del estado de Michoacán. Un operativo que no aclara su proceder legal y al no hacerlo lo encasilla como parte de la contienda electoral en curso. Operativo frente al cual Felipe Calderón se ha mantenido en silencio, ni siquiera le tomó la llamada al gobernador Leonel Godoy, que lo es de su estado natal. Y si la legalidad no ha quedado sustentada, y ha sido peor esgrimida, entonces la supuesta valentía presidencial desaparece y queda expuesto el presidente como un golpista. Un retroceso democrático.

Simultáneamente, la prioridad de la “guerra” al crimen organizado ha servido de parapeto para que las autoridades hacendarias y quien las puso no quieran poner dentro de la agenda nacional, que hoy se viste de electoral, el tema de la economía. Se les cayó la economía y no sólo por causas externas, sino por diagnósticos equivocados (Rogelio Ramírez de la O en El Universal) sólo para surtir una confianza sin datos reales sobre la fortalece de la economía mexicana.

Desde hace ya más de dos años se alimentó la especie de una economía fuera de riesgo. Se llenó de mentiras y ahora que la realidad nos alcanza tampoco se atreven a reconocer la gravedad de la situación. Se dice, sin demostrarlo, que la crisis ya tocó fondo, lo contrario es ser catastrofista. Será lo que sea, pero el mismo gobierno se encargó de liquidar su credibilidad en materia de manejo de la economía.

Felipe Calderón se ha instalado en un esquema de guerra, de raíz religiosa y de derecha radical, de metas absolutas y nulos resultados, salvo que la destrucción y la desolación sea lo esperado por él. El presidente Calderón nos ha convocado a lo abisal y sólo cierta manipulación mediática está dispuesta a secundarlo: “siga valiente”, “la única campaña efectiva es la del PAN” “la partidocracia está sepultando al sistema”. Los que ayer indignados afirmaban que la reforma electoral se hacía contra la libertad de expresión la realidad les ha demostrado que no es así -la libertad de expresión tiene otras amenazas que permanecen impunes. Vemos como desde los medios con toda libertad no ha habido capacidad para detener la conflagración. Se es complaciente con la polarización promovida por Acción Nacional haciendo giros informativos que le hacen campaña a favor. Como si la gente fuera tonta.

Lo único que se está generando con este ambiente pincelado es una orientación ciudadana de abstencionismo que ya es corriente de opinión ampliamente divulgada. Se especulan modalidades de abstención que se reducen en el no voto y el voto en blanco. Todos los esfuerzos por hacer un sistema electoral creíble están por los suelos. Precisamente al punto anterior a 1977. Es otro retroceso.

lunes, 25 de mayo de 2009

Triángulo



Dejemos las campañas electorales. Reparemos en la discreta gestión del Fernando Gómez Mont, tan sin reflectores que poco se habla de su actuación presente. Un secretario de gobernación que se ha manejado en el bajo perfil, de litigante penalista a responsable de la negociación en tiempos de guerra sucia. No se habla mucho de él pero por su posición en el gabinete no tiene que pasar por mucho tiempo desapercibido. Cierto es que gobernación es un encargo que ha disminuido sus competencias, aún así, no es imprescindible su labor de acercamiento entre poderes, niveles de gobierno e institutos políticos.

Por lo que aparece en varios medios este lunes 25 de mayo, el periodo de discreta proyección mediática ha concluido para el secretario Gómez Mont. Tiene que hablar con la firmeza, con la contundencia suficiente como para generar la confianza, entre la clase política y la ciudadanía, de que México está en buenas manos.

Primero está la entrevista que el secretario le concede a Milenio Diario. Cada que se encuentra una exclusiva la pregunta que viene a la mente es ¿Por qué? Si se tienen tantas cosas públicas relevantes qué informar cuál es el sentido de la exclusividad. Otra conjetura es la selección de información proporcionada por la entrevista entre la totalidad de lo respondido y lo que se rescató para la versión impresa. Aquí sí se da una lucha entre lo que el periodista quiere destacar y lo que el entrevistado está dispuesto a mantener como su dicho. El resultado puede ser, entre otros, una entrevista que satisfaga la curiosidad del lector o que lo decepcione dejándole más interrogantes de las que formuló el entrevistador.

El resultado de la entrevista para el que esto escribe fue una serie de generalidades, sin enfoque en situaciones específicas, una suma de elusiones que encarecen la firmeza, la contundencia y, consecuentemente, el efecto que se esperaba, producir confianza. Empezando por el título que dio pie a la de ocho: “Calderón sacó al país de la zona de confort”. Qué se quiso decir, que Felipe Calderón nos ha privado de aquello que produce bienestar y comodidades o que el presidente tomó la decisión de poner al país entero en una situación de guerra contra el crimen organizado, lo que ha generado retenes, cateos e incomodidades para la población, en aras de recobrar la seguridad perdida.

Según Gómez Mont, la seguridad adquiere centralidad por sobre cualquier otra política, calificando de “ingenuo o tonto útil” a quien crea que el combate a la seguridad se combate con “puras políticas sociales o económicas. Para qué blandir el calificativo gratuito, quién es el destinatario de tal descalificación. Eso no se dice. Lo que se esboza con esta declaración es un giro en la orientación de la política gubernamental que en los últimos sexenios ha privilegiado la política económica. Lo que queda implícito cuando se excluye la integralidad, la complentariedad de las políticas, es dejar abierta la tentación al juego incontinente de medidas represivas. No se informa en el cuerpo de la entrevista si está al tanto de tal modificación el presidente Calderón. Y si se contrastan estas declaraciones del secretario con el reportaje “Esclavos de los cárteles” publicado hoy por El Universal –que describe la relación entre la pobreza y el cultivo de la amapola como un recurso de sobrevivencia más que de enriquecimiento que derive hacia un proceso del control violento de comunidades. Como que se están definiendo políticas con una información parcial, sesgada a lo meramente policiaco y represivo.

El final de la entrevista presenta problemas de edición o es un galimatías, como para darse de topes con la pared. Se pregunta Gómez Mont “¿Cuál es el riesgo que constantemente vive la delincuencia organizada?” –se responde- “Tener que existir al margen de las instituciones” Cabe preguntar: se trata de un riesgo o es su condición y definición del crimen organizado. Luego como que el secretario se quiere meter en la mente de los delincuentes tratando de contrastar su ilegal modo de vida con sus fantasías de una vida social honesta, para rematar diciendo que uno de los objetivos de la estrategia del gobierno es evitar que el crimen organizado opere dentro de las instituciones del país. Lo que no dice es qué instituciones alude. Se refería al penal Cieneguillas del estado de Zacatecas o a lo que sucede en el estado de Morelos. En este momento qué instituciones y en qué lugar opera el crimen organizado. Si uno sitúa la entrevista en el contexto de las revelaciones que hace Raymundo Riva Palacio en El Financiero el día de hoy, como que no da para creerle al secretario.

De esta triangulación de notas respecto al tema de seguridad despunta una exigencia: mejor comunicación, de frases cortas y redondeadas por una buena sintaxis. Claridad es virtud por cultivar por quienes tienen responsabilidades de gobierno.
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