“Seguimos adelante, como si tal
cosa, mostrándole entera confianza, sobre la base de que un truhan no creería
en nuestra honradez, y que un hombre honrado se convierte en un truhan cuando
se rodea de suspicacias.”
T. E. Lawrence
El presidente López Obrador,
durante su mandato, ha puesto la agenda. Dentro de ella lo realizado, lo
difícil y lo imposible le han dado el vaivén a su gestión. Pero hace más de un
año, cuando desde la mañanera el presidente disparó a Ricardo Monreal, quedó
claro que la ocupación presidencial estaba en la sucesión https://tonalpohualli-rodmigster.blogspot.com/2022/09/bang.html
De lo realizado, los programas
sociales son la insignia del gobierno, igualmente las obras de infraestructura
en el Sureste del país.
De lo difícil, el combate a la
inseguridad y las mejoras en educación y salud públicas, digamos que siguen en
curso. Son los puntos inconclusos de la agenda.
De lo
imposible se puede anotar con rotundidad a la Constitución moral, su abstención
de participar en la sucesión presidencial y su jubilación de la política. Son los
tres retablos por enmarcar aquí*.
Primer
retablo: la Constitución moral, el proyecto de mayor profundidad del
obradorismo se quedó en la superficie y se lo llevó el viento. Se hizo una
recepción de propuestas ciudadanas a través del portal de Hacienda. No se
informó sobre el número de participantes, ni de las orientaciones generales de
las propuestas. Se dio vuelta de página formando una comisión para redactar lo
que finalmente fue una Guía Ética. No se volvió a hablar del compendio moral y
se dio por concluido. Pero había que dejar constancia de resultados a la vista
y la retórica giró hacia la revolución de las consciencias. México era otro en
su condición moral. Luego, para mantener el dicho abstracto, se recurrió a
proclamar el humanismo mexicano ¡Milagro, milagro! Discurso al margen de una
técnica o método demostrativo de la elevación moral de los mexicanos. Cuando de
verdad la inseguridad, la injusticia y la vulgaridad no han desparecido del
paisaje. Lo deseable de una Constitución moral quedó en ascuas.
Segundo
retablo: la abstinencia actoral en la sucesión. Hacer creer que el
presidente no intervenía. Lo vimos, cada que la ocasión se presentaba en la
conferencia mañanera el presidente se metía en la sucesión. Como el mantra era
el no al dedazo, López Obrador comenzó a patinar y desde entones no se ha
quitado los patines. Se la ha pasado patinando. La encuesta como medio neutral
y objetivo, sin cuchareadas, resultó una encuesta cocinada por un chef y demasiados
pinches.
La
encuesta fue un rodeo para llegar a la esencia del dedazo, declarar
anticipadamente al sucesor independientemente del evento electoral. La unción
del presidente en turno de su relevo. Aseguró que no se iba a meter y después
se alineó a lo grotesco. La entrega de un bastón de mando, propio de un ritual
de los pueblos originarios para simbolizar el cambio de mando. Rito que los
priístas utilizaron para presumir las raíces indígenas del ungido, el cual
nunca fue indígena. Ahora el ridículo fue extremo, no participó ningún indígena.
Si algunas raíces pueden presumir López Obrador y Sheinbaum, esas son las de
los conquistadores europeos.
Tercer
retablo: la jubilación. Andrés Manuel lo ha anunciado hasta el cansancio.
Me retiraré de la política al concluir mi mandato. Se olvida de que en la
política no hay jubilación, pero sí marginación. Por razones encontradas, son
muchos los que se encargaran de mantenerlo en el circo de la política. No es
cuestión de voluntad, de yo quiero.
*Nunca está demás volver a la
representación del embuste hecha por un clásico de las letras españolas https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-retablo-de-las-maravillas--0/html/ff328a9c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html