“En el momento en el que un nuevo
desorden mundial intenta instalar su neocapitalismo y su neoliberalismo,
ninguna denegación consigue liberarse de todos los fantasmas de Marx. La
hegemonía sigue organizando la represión y, por tanto, la confirmación de un
asedio.”
Jacques Derrida
Me encuentro de regreso, se acaba
el mes de julio y he tomado algunos días para reactivar mi información sobre
las noticias políticas. Encuentro un país empantanado, en buena medida porque
desde las élites se creyó en una capacidad de transformar desde un núcleo
pequeño de funcionarios, líderes partidistas y empresariales, obviando toda
consideración por realizar una consulta popular o referéndum.
Lo evidente es la incapacidad
para dirimir y resolver conflictos que permanecen en calidad de inmutables. El
caso del inmueble de la Casa Blanca de Las Lomas, por ejemplo, adquirió nuevo
espacio en los medios no por la publicación del libro a cargo de quienes
hicieron el reportaje original. Fue el presidente Enrique Peña Nieto quien le
dio y renovó la singularidad noticiosa, acatando el consejo que hace tiempo le
hiciera Enrique Krauze, pidió perdón y al mismo tiempo se exoneró durante la promulgación
de las leyes anticorrupción que darán vida burocrática al Sistema Nacional Anticorrupción.
En paralelo, la empresa de medios MVS solicitó la mutilación del libro en
cuestión, exige se expurgue el prólogo escrito por Carmen Aristegui.
Simplemente delirante.
El PRI y el PRD nombran
dirigentes sin garantía alguna de que dichos nombramientos sean la solución a
la crisis de ambos institutos. Enrique
Ochoa Reza y Alejandra Barrales cuesta arriba, todavía no asimilan el resultado
electoral del primer domingo de junio pasado. El PAN, por su parte, se
encuentra en la ruta de los vetos: negar la posibilidad a la esposa de Felipe
Calderón -Margarita Zavala- la candidatura a la presidencia de México en el
2018 por parte de ése partido.
Mientras, la delincuencia
organizada sigue acumulando crímenes, ejecuciones sin descanso, frente a un
Ministerio Público rebasado en su capacidad investigativa, ni hablar del
Consejo Nacional de Seguridad. La criminalidad “empistolada” representa la
marca del siglo XXI mexicano.
Más empantanado está el conflicto
magisterial. La intervención de la secretaría de gobernación no ha sido
suficiente para llegar a un arreglo. Se hace difícil cuando la consigna
gubernamental es inflexible, no dar marcha atrás a la impostura de la reforma
educativa: en realidad se trató de una reforma laboral sectorial, dirigida a
las condiciones de trabajo y contratación de los profesores del sistema de
educación pública. Ahora tratan de darle contenido “educativo” con la propuesta
de modelo lanzada el 13 de julio, muchos meses después de aprobada la reforma.
Modelo que, por cierto, no requería de una reforma constitucional.
La presión sobre el gobierno
federal se acrecienta, ahora la iniciativa privada –autora intelectual y
corresponsable de la reforma de marras- conmina al gobierno para que éste
adopte la mano dura: exige represión. La campaña de odio en contra de la CNTE
se aviva. Pero como se evita considerar el debate en los términos laborales de
origen de conflicto, luego entonces se descalifica. Se asimila el movimiento
magisterial como revolucionario, ligado a la guerrilla. Para ello se recurre a
las filtraciones del CISEN y se pretende evaporar el contenido laboral del
conflicto. En esta campaña desesperada se señala a los profesores de “antisistémicos”*,
como si esta caracterización sociológica fuera constitutiva de delito a
perseguir.
En el supuesto de las ansias
represoras que pueden habitar el fuero interno de Peña Nieto –Atenco es un
antecedente a considerar- éstas no se han desplegado a su gusto y para
complacencia de los empresarios organizados. El frente de contención de un eventual
y definitivo despliegue represivo se encuentra en el exterior, de manera
específica en los socios comerciales del TLC de América del Norte. El
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el primer ministro de Canadá,
Justin Trudeau, se han constituido en un freno eficaz de las ansias represoras
del gobierno y las cúpulas empresariales. La exposición pública de los
mandatarios mencionados hecha hace poco durante la reunión a propósito del TLC,
es indicio de la aseveración que contiene éste párrafo, sobre la contención
internacional en torno a la tentativa represora que se cocina en México.
Peña Nieto se ha situado en un
dilema: alcanzar una victoria pírrica ensangrentada. La opción Díaz Ordaz; la
otra opción es encarar la raíz laboral del conflicto y encargar al secretario
del trabajo, Alfonso Navarrete Prida, la resolución del conflicto. Es claro que
el gobierno rechaza esta posibilidad porque despeja la impostura de la reforma
educativa. Pero es un carril para llegar a una solución legal. El gobierno tiene
instrumentos para enmendar, el caso es usarlos. Fuera del dilema, la opción es
que el conflicto y el gobierno se pudran, allanar el camino de los
blanquiazules.
En este momento y por los años y
meses que le restan al gobierno, Peña Nieto se encuentra atado de manos, no
sólo por las consecuencias de sus decisiones reformadoras que le encarecieron
de manera definitiva los remanentes de legitimidad histórica de la Revolución
Mexicana (Uno de los afectados ha sido el PRI, quien clausuro principios para
cerrar su capítulo como partido de masas y avenirse a la calidad de partido de
grupos. Es ya un descolorido panecillo tricolor)
Pero la capacidad de maniobra del
Presidente también ha sido acotada por un desganado combate a la corrupción. El
sistema nacional anticorrupción llegó tarde, cuando bien se pudo constituir de
inicio en la madre de todas las reformas.
(Lo que sucede en México forma
parte de una sintomatología del proceso de globalización convertido en dogma.
Una globalización contradicha por la postulación de Donald Trump como candidato
del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos; por el referéndum
soberanista de Gran Bretaña que la saca de la Unión Europea; por la protesta
organizada de los trabajadores franceses a la tentativa de reforma laboral; por
el debilitamiento de los derechos humanos frente a la persistencia de la
migración. Uno de los vicios constitutivos de la globalización ha sido el
abaratamiento de la fuerza de trabajo como un equilibrio natural del mercado:
salario empobrecedor, pensiones indignas, entre otras lindezas. En las
consecuencias tenemos la transformación sí, hacia una sociedad delictiva,
encantada por el individualismo transgresor convertido en estilo de vida, para
muestra están las videograbaciones que pululan en los medios sobre “lords” y
ladies”)
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*A mi parece más liberal y
democrático hablar de inconformes para referirme a cualquier movimiento
opositor, sobre todo si es de índole social, preferible a motejarlos de
antisistémicos. Pero uno compra palabras que son recibidas acríticamente en los
medios, el caso de neoliberal, por ejemplo. Palabras que pronto adquieren una
fuerte carga peyorativa en demérito de su contribución al conocimiento. Immanuel
Wallerstein dice haber acuñado la expresión movimiento antisistémico. Su
sugerencia tiene el propósito de caracterizar los movimientos sociales de fin
de siglo, los cuales ya no son nacionalistas, ni revolucionarios, más bien
enfocados a temas de los derechos humanos o del medio ambiente.