viernes, 29 de julio de 2016

La decisión

“En el momento en el que un nuevo desorden mundial intenta instalar su neocapitalismo y su neoliberalismo, ninguna denegación consigue liberarse de todos los fantasmas de Marx. La hegemonía sigue organizando la represión y, por tanto, la confirmación de un asedio.”
Jacques Derrida

Me encuentro de regreso, se acaba el mes de julio y he tomado algunos días para reactivar mi información sobre las noticias políticas. Encuentro un país empantanado, en buena medida porque desde las élites se creyó en una capacidad de transformar desde un núcleo pequeño de funcionarios, líderes partidistas y empresariales, obviando toda consideración por realizar una consulta popular o referéndum.

Lo evidente es la incapacidad para dirimir y resolver conflictos que permanecen en calidad de inmutables. El caso del inmueble de la Casa Blanca de Las Lomas, por ejemplo, adquirió nuevo espacio en los medios no por la publicación del libro a cargo de quienes hicieron el reportaje original. Fue el presidente Enrique Peña Nieto quien le dio y renovó la singularidad noticiosa, acatando el consejo que hace tiempo le hiciera Enrique Krauze, pidió perdón y al mismo tiempo se exoneró durante la promulgación de las leyes anticorrupción que darán vida burocrática al Sistema Nacional Anticorrupción. En paralelo, la empresa de medios MVS solicitó la mutilación del libro en cuestión, exige se expurgue el prólogo escrito por Carmen Aristegui. Simplemente delirante.

El PRI y el PRD nombran dirigentes sin garantía alguna de que dichos nombramientos sean la solución a la crisis  de ambos institutos. Enrique Ochoa Reza y Alejandra Barrales cuesta arriba, todavía no asimilan el resultado electoral del primer domingo de junio pasado. El PAN, por su parte, se encuentra en la ruta de los vetos: negar la posibilidad a la esposa de Felipe Calderón -Margarita Zavala- la candidatura a la presidencia de México en el 2018 por parte de ése partido.

Mientras, la delincuencia organizada sigue acumulando crímenes, ejecuciones sin descanso, frente a un Ministerio Público rebasado en su capacidad investigativa, ni hablar del Consejo Nacional de Seguridad. La criminalidad “empistolada” representa la marca del siglo XXI mexicano.

Más empantanado está el conflicto magisterial. La intervención de la secretaría de gobernación no ha sido suficiente para llegar a un arreglo. Se hace difícil cuando la consigna gubernamental es inflexible, no dar marcha atrás a la impostura de la reforma educativa: en realidad se trató de una reforma laboral sectorial, dirigida a las condiciones de trabajo y contratación de los profesores del sistema de educación pública. Ahora tratan de darle contenido “educativo” con la propuesta de modelo lanzada el 13 de julio, muchos meses después de aprobada la reforma. Modelo que, por cierto, no requería de una reforma constitucional.

La presión sobre el gobierno federal se acrecienta, ahora la iniciativa privada –autora intelectual y corresponsable de la reforma de marras- conmina al gobierno para que éste adopte la mano dura: exige represión. La campaña de odio en contra de la CNTE se aviva. Pero como se evita considerar el debate en los términos laborales de origen de conflicto, luego entonces se descalifica. Se asimila el movimiento magisterial como revolucionario, ligado a la guerrilla. Para ello se recurre a las filtraciones del CISEN y se pretende evaporar el contenido laboral del conflicto. En esta campaña desesperada se señala a los profesores de “antisistémicos”*, como si esta caracterización sociológica fuera constitutiva de delito a perseguir.

En el supuesto de las ansias represoras que pueden habitar el fuero interno de Peña Nieto –Atenco es un antecedente a considerar- éstas no se han desplegado a su gusto y para complacencia de los empresarios organizados. El frente de contención de un eventual y definitivo despliegue represivo se encuentra en el exterior, de manera específica en los socios comerciales del TLC de América del Norte. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se han constituido en un freno eficaz de las ansias represoras del gobierno y las cúpulas empresariales. La exposición pública de los mandatarios mencionados hecha hace poco durante la reunión a propósito del TLC, es indicio de la aseveración que contiene éste párrafo, sobre la contención internacional en torno a la tentativa represora que se cocina en México.

Peña Nieto se ha situado en un dilema: alcanzar una victoria pírrica ensangrentada. La opción Díaz Ordaz; la otra opción es encarar la raíz laboral del conflicto y encargar al secretario del trabajo, Alfonso Navarrete Prida, la resolución del conflicto. Es claro que el gobierno rechaza esta posibilidad porque despeja la impostura de la reforma educativa. Pero es un carril para llegar a una solución legal. El gobierno tiene instrumentos para enmendar, el caso es usarlos. Fuera del dilema, la opción es que el conflicto y el gobierno se pudran, allanar el camino de los blanquiazules.

En este momento y por los años y meses que le restan al gobierno, Peña Nieto se encuentra atado de manos, no sólo por las consecuencias de sus decisiones reformadoras que le encarecieron de manera definitiva los remanentes de legitimidad histórica de la Revolución Mexicana (Uno de los afectados ha sido el PRI, quien clausuro principios para cerrar su capítulo como partido de masas y avenirse a la calidad de partido de grupos. Es ya un descolorido panecillo tricolor)

Pero la capacidad de maniobra del Presidente también ha sido acotada por un desganado combate a la corrupción. El sistema nacional anticorrupción llegó tarde, cuando bien se pudo constituir de inicio en la madre de todas las reformas.



(Lo que sucede en México forma parte de una sintomatología del proceso de globalización convertido en dogma. Una globalización contradicha por la postulación de Donald Trump como candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos; por el referéndum soberanista de Gran Bretaña que la saca de la Unión Europea; por la protesta organizada de los trabajadores franceses a la tentativa de reforma laboral; por el debilitamiento de los derechos humanos frente a la persistencia de la migración. Uno de los vicios constitutivos de la globalización ha sido el abaratamiento de la fuerza de trabajo como un equilibrio natural del mercado: salario empobrecedor, pensiones indignas, entre otras lindezas. En las consecuencias tenemos la transformación sí, hacia una sociedad delictiva, encantada por el individualismo transgresor convertido en estilo de vida, para muestra están las videograbaciones que pululan en los medios sobre “lords” y ladies”)
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*A mi parece más liberal y democrático hablar de inconformes para referirme a cualquier movimiento opositor, sobre todo si es de índole social, preferible a motejarlos de antisistémicos. Pero uno compra palabras que son recibidas acríticamente en los medios, el caso de neoliberal, por ejemplo. Palabras que pronto adquieren una fuerte carga peyorativa en demérito de su contribución al conocimiento. Immanuel Wallerstein dice haber acuñado la expresión movimiento antisistémico. Su sugerencia tiene el propósito de caracterizar los movimientos sociales de fin de siglo, los cuales ya no son nacionalistas, ni revolucionarios, más bien enfocados a temas de los derechos humanos o del medio ambiente. 

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