jueves, 30 de junio de 2016

El vacío de los trabajadores organizados

Parecerá un punto de vista retro, pero el arreglo político, el pacto social sostén del régimen político mexicano actual es todavía más retrogrado, es del siglo XIX.

Qué pieza de la política, interlocutor reconocido, consultado, factor de la gobernabilidad ayer se ha devaluado. Ésa pieza es el antes oficialmente llamado y hoy olvidado movimiento obrero organizado. La fuerza de los trabajadores organizados al perder su peso específico ha generado un vacío que es ocupado de manera persistente por las organizaciones empresariales, la iglesia y, desde la guerra de Calderón declarada al crimen organizado, una mayor injerencia de las Fuerzas Armadas. Ése es el punto en el que se encuentra actualmente el país.

Un largo proceso que ha pasado por la asunción de decisiones orientadas a limitar la influencia de las organizaciones de los asalariados. Proceso que inició, por dar un punto de arranque, con la desmovilización del movimiento democrático de los electricistas dirigidos por Rafael Galván durante el gobierno de José López Portillo; continuó el serial, sin acabar, de políticas de austeridad instrumentadas desde el gobierno de Miguel de la Madrid; con Salinas de Gortari vino la confrontación con los petroleros y el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia, su líder; con Ernesto Zedillo se hace consistente la marginación de las organizaciones de los trabajadores en la deliberación de los temas nacionales; con Vicente Fox vino la confrontación con el sindicato de trabajadores minero-metalúrgicos, su líder, Napoleón Gómez Urrutia, se encuentra desde entonces exiliado en Canadá. Los sucesores de Fox han mantenido esa condición de exilio para el dirigente de los mineros; los dos presidentes panistas, Fox y Calderón, totalmente ausentes del mundo sindical, sólo tuvieron ojos para hacerse aliados de Elba Esther Gordillo. Ella fue, el gremio de los maestros para ser exactos, el factor de gobernabilidad. Ningún otro líder sindical tuvo tanta presencia e influencia (Nótese que en todos estos caso se hace referencia a sindicatos nacionales)

Pero llegó Enrique Peña Nieto con un menú de reformas que le soplaron al oído. Tres de esas reformas en particular, incidían sobre trabajadores organizados, con dimensión nacional y en sectores estratégicos. La reforma laboral, diseñada para abaratar el costo de la mano de obra, su administración sindical, como para dar vía libre a sindicatos blancos al servicio de los empleadores; la reforma energética, cuya legislación fue negociada con los actuales líderes corruptos de electricistas y petroleros; la “educativa”, con fines de regimentar las condiciones laborales de los maestros, para lo cual se recurrió al expediente, otra vez, de encarcelar al líder moral, en este caso la señora Gordillo Morales.

Esta es la perspectiva, simplificada, desde la cual propongo observar el movimiento magisterial conducido  por la CNTE. 

Está aterrado el gobierno, pues él mismo se puso en la opción del aplastamiento de los disidentes. La represión del domingo 12 de junio en Nochixtlán, Oaxaca, es apenas el ensayo.


Me ahorro el pronóstico, para no errarle.

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