La rendición de cuentas es la
propuesta con la cual Enrique Peña Nieto puede alcanzar una legitimidad
arrolladora, más allá de la que obtuvo a través de las urnas. Peña Nieto se
convertiría en el presidente del siglo XXI por antonomasia, de época.
Será suficiente la formación de
organismos y la expedición de leyes para la rendición de cuentas. Una gran duda
me embarga, las modificaciones institucionales que yo he visto me hacen
escéptico. Es difícil creer que con la formación de aparatos y directrices
legales la transparencia se imponga y la corrupción se elimine. Sobre todo para
combatir a los altos funcionarios, que las más de las veces están blindados por
la misma ley.
Una reforma eficaz haría
empequeñecer cualquier reforma que se planteé. Implicaría revisar toda la
legislación que rige la administración pública y depurarla. Actualmente, una
circular, una firma autorizada es capaz de echar abajo todas las buenas
intenciones. Auditorías demoledoras paralizarían el servicio público, pues la
costumbre ha sido recurrir a la ley para incumplirla a través de las rendijas legales.
Abatir la corrupción haría de
México otro país. Una reforma eficaz sería una catástrofe para personajes,
familias y grupos que han vivido de la corrupción ¿Está preparado el próximo
gobierno para afrontar esa catástrofe?
A fin de cuentas ¿Qué es la
corrupción? Es una acción administrativa irregular que se realiza desde el
servicio público, redistribuye la riqueza perversamente y propicia más
desigualdad social. Tomemos como experiencia los sobornos que prodigó Wal-Mart
a autoridades locales. El servidor público se benefició y la empresa también,
con ese mecanismo la empresa pudo aumentar sus ganancias beneficiando al funcionario
que se corrompió, quien perdió fue la sociedad.
Resulta que Felipe Calderón, de
salida en una administración por voleo, dice que quiere aportar a la
transparencia con una reforma a la Ley General
de Contabilidad Gubernamental, la que por cierto promovió al segundo año
de su administración. Legislación que en la letra es atractiva y estéril en sus
resultados, no se conocen frutos públicos de ella, no sé si realmente se
aplique. Si así fuera cualquier ciudadano podría saber, mediante solicitud, qué
y dónde se gasta.
En la exposición de motivos de la
iniciativa de marras, es un refrito de la ley a reformar, se quiere incorporar
a Estados y municipios al sistema de la contabilidad gubernamental. No
encuentro como la ley cambie el estado de cosas, menos cuando se crea
legislación sin buscar compactación o armonizarse entre sí. Cuando la
administración hace como que funciona bajo la prioridad de acatar órdenes antes
que la ley. Las oficinas jurídicas, como los órganos internos de control, de
las dependencias sirven para eludir la ley no pocas veces, se encargan de poner
la pátina, la cobertura de que lo que se hace es legal. Empapelan los
procedimientos, lo que no quiere decir que se cumpla la ley. Muchos altos funcionarios
hacen lo que se les pega la gana, el servicio público es su hacienda personal
mientras les dura el nombramiento.
La rendición de cuentas es el eje
maestro con el cual Peña Nieto puede hacer la diferencia ¿Estará a dispuesto a
afrontar el desafío? Es la incógnita. Después de todo, la corrupción representa
el inconsciente colectivo de la acumulación originaria del capital.