“Las transiciones falsas son un procedimiento de superficie muy
favorecido”
S. Kracauer
Algo está podrido en Dinamarca,
consigna la sentencia hamletiana. Lo
que se puede ver en nuestra democracia criolla. Los dirigentes de los partidos convocados por el INE para inaugurar un foro de “ideas” itinerante a desarrollarse en
paralelo con las campañas en curso. Es el colmo y al mismo tiempo entendible la
convocatoria. Pues que no se supone que estos marbetes políticos, en su calidad
de entes públicos sustentan ideas y están obligados por ley. De qué se trata
¿No han cumplido? Es entendible porque son escasas las ideas en los partidos o
ya no se entiende qué entienden por ideas. Ahí están los memes triunfalistas de
César Camacho o las campañas negras de los panistas.
En el foro acondicionado por el
INE se vio un consejero presidente disminuido, al grado de convocar a su tutor
para poner orden y llamar a la civilidad. Buenas intenciones que no le quitan
lo penoso a este performance, según
me dejó ver Once Noticias.
Más de nuestro criollismo. El
lunes empezaron las campañas, de veras, no es broma. Lo de antes fueron
propaganda pegada y pagada para después bajarla. De multas que se impusieron,
del Verde y Morena en frenética campaña, pero apenas iniciaron el lunes. Los
tiempos, como la ley, son flexibles.
Mucha gente está enojada con el
Verde, y con razón, por infringir la ley reiteradamente a la luz pública. Lo
inquietante, por quienes suponen una contienda de ideas –es mi caso y de otros
ingenuos más- es el porcentaje de intención del voto o aceptación que tiene el
PVEM entre la “ciudadanía”, el cual ronda el 9 % ¿Cómo es eso? La pregunta que
no se han hecho los enojados. Ése porcentaje tiene sus causas. La primera,
desde que ése partido se hizo a la convicción de que su destino es ser fauna de acompañamiento, primero
con el PAN, ahora con el PRI. La segunda y no menos importante, poner su
franquicia al servicio de las televisoras, junto con ellas ha desarrollado la
propaganda de micro telenovelas, muy parecidas a la campaña contra la piratería
y hoy otros partidos imitan. No es un partido que se repute por sus “ideas”, es
el reflejo de la falta de cultura cívica de la ciudadanía aletargada por la
sociedad del entretenimiento.
Del lado de la izquierda tenemos
dos presentaciones ayunas de ideas. Al PRD por sus actuales dirigentes lo
conoceréis, es la actualización del partido paraestatal, de
oposición fingida, de donde provienen sus dirigentes conspicuos. De Morena, lo
que difunden sus activistas de a pie es informar que se trata del partido de
Andrés Manuel López Obrador y con ello quieren que a uno se le caiga la baba.
Si las ideas menguan, para eso está el caudillo.
Lo sorprendente de esta farsa –eco
del pasado- es el hecho de regresar al punto en el que se estaba: la falta de
credibilidad y la desconfianza previos a la reforma de 1977. Evidentemente algo
se está haciendo mal. Para nada se han gastado energías, recursos, tiempo,
tinta y saliva. Parece que el encanto de la incertidumbre se ha evaporado, eso
si se toma al pie de la letra lo que se escribe en artículos y columnas de los
diarios.
El desbarajuste está hecho y
algunos empresarios despistados por el riesgo del populismo no se dan cuenta
que el fascismo está tocando la puerta. Las cosas están tan tensas como para
que alguien dentro o fuera del gobierno tire el tablero, se quede con el juego
para él y sus leales. Las ejecuciones extrajudiciales, el paramilitarismo, son
hechos ominosos, el derrumbe de nuestra democracia criolla.
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De la mano del amigable Diccionario de Retórica y Poética que
nos legó Helena Beristáin:
““ETHOS” (y “pathos”).
“Ethos” es un estado afectivo (estado de
ánimo) que se manifiesta como cierto grado de satisfacción estética. Es el
deleite (“delectatio”) que produce la
poesía. Es también la emoción que pretende suscitar el orador en el público,
durante el exordio*, para granjearse
su benevolencia y aplauso. Se opone a “pathos”.
“Pathos” es un estado afectivo más intenso.
Es la conmoción que sacude al espectador de la tragedia*, al lector de la epopeya o al público que escucha la peroración* del orador; la conmoción que
hace llorar u horrorizarse, que obliga al juz a emitir un fallo favorable.”
O sea estamos en ethos, en pathos
o nos hacemos patos y democráticamente somos patológicos.