El centro de la elección del
Estado de México no está en las demandas de la ciudadanía, no gira sobre los
problemas que padecen. Como es costumbre en nuestra imperfecta democracia, la
decisión electoral se da con base en la discusión sobre quién es menos corrupto,
o quién es más corrupto para alcanzar el gobierno en disputa. La definición, se
desliza, es quiénes declinan por quién. La declinación no tiene que ser formal,
se puede pactar en secreto. También se puede recurrir al voto de castigo, del
miedo o al voto útil. Se ve difícil, para cualquier candidato, ganar por su
propia fuerza política, de manera evidente el del PRI, desde el principio ha
formado una coalición.
El hecho es que la elección está
desorbitada, fuera de su propia geografía estatal. Permítanme laicos y modernos
juntos, hacer dos analogías religiosas, relacionadas con dos personajes que no
están en la boleta electoral.
El domingo 4 de junio es temido
por Enrique Peña Nieto como el Día del
juicio ante la probabilidad de que su candidato Alfredo del Mazo pierda la
elección. En el contexto de la campaña priísta se ha destacado informaciones
sobre la malversación de recursos públicos que hablan de funcionarios de la
administración peñista. Algunas informaciones se actualizan periódicamente,
como las relacionadas con la empresa española OHL, otras no, han ido fluyendo
en paralelo con el proceso electoral. Son los casos de dos exdirectores: Emilio
Lozoya Austin y Ernesto Nemer, PEMEX y CAPUFE, señalados por operar
licitaciones turbias en su beneficio. Lo cierto es que, en la lisa mediática,
el actual gobierno federal no ha dado respuesta eficaz, capaz de neutralizar
los dichos en su contra. Por eso el voto en contra del PRI se está caldeando.
Para el otro personaje, el 4 de
junio puede ser el día de su anunciación.
La victoria de Delfina Gómez, candidata del partido MORENA, pondrá a López
Obrador en el papel que siempre le ha gustado, el salvador de México.
Así, los personajes que agitan la
contienda mexiquense son: EPN y AMLO. A ellos se refieren insistentemente
articulistas y columnistas para desacreditarlos. Los demás partidos están al
margen de esta confrontación, no tienen con quien. Particularmente el PAN y el
PRD, parecen condenados a realizar una declinación y hacerlo ya para desfondar
a uno de los dos adelantados, sumarse a orientar el voto de castigo o abonar en
favor del voto del miedo.