jueves, 12 de noviembre de 2020

El clamor de la derecha

 

La contienda electoral norteamericana ha tenido efecto para la disputa política en México. Ya desde Miguel de la Madrid la “gringología” era parte de la conversación, donde los participantes eran prolijos en mostrarse como expertos en esta disciplina criolla. Algunos realmente lo eran y lo siguen siendo. El caso es, para mí, una materia fuera de interés y por eso no voy a seguir esa ruta. Lo que sí quiero destacar es el uso político que se le ha dado al tema de las elecciones presidenciales estadounidenses por parte de medios, periodistas y la opinión de editorialistas, donde la prensa acoge a los intelectuales*.



El análisis y la sobriedad informativa ha escaseado. El impresionismo histérico ha imperado al darle vuelo a la exigencia sin asideras, hecha al presidente de México, para que reconozca a Joe Biden como ganador, cuando el proceso no ha concluido. Hacen a un lado las consideraciones legales y diplomáticas alegando usos y costumbres gabachas, donde los medios se hacen de la voz autorizada sin ser autoridad.

La ocasión ha servido para exhibir la contrariedad del espectro opositor mexicano. Al no poder ganar adeptos entre la población ven en el candidato Biden al Mesías anglosajón que les ayude a derrotar a López Obrador, Biden como el nuevo Maximiliano de allende el Río Bravo que venga a civilizarnos. Elucubran con la analogía más absurda: Donald Trump y AMLO son lo mismo. Se trata de una reducción a la cual no se le conceden matices.

Demuestran gran frustración al tratar de convertir una elección ajena en causa de guerra que atice la confrontación política doméstica. Sus deseos obnubilan su inteligencia y les hace pedestres. Ha sido una estrategia recurrente y sin éxito, las variaciones han estado en los temas. El nuevo aeropuerto de CDMX, el Tren Maya, la refinería de Tres Bocas, la causa feminista, la emergencia Covid.

El clamor de la derecha pregona, Biden ¡Sálvanos! Trump nos falló.

Esperaban que la relación entre Trump con Andrés Manuel fuera de confrontación. Ahora recurren a la fijación con otro personaje: Biden, por favor peléate con AMLO.

 

*En el ocaso de los gobiernos de la Revolución Mexicana, O. Paz postulaba la distancia entre los intelectuales y el poder (político) G. Zaid lo secundaba al criticar a los intelectuales seducidos por el poder (político) El paréntesis lo reitero porque el poder no lo vincularon al que resulta de las grandes fortunas, al poder económico. Al doblar el giro hacia el neoliberalismo, esta prédica y la diatriba fueron arrumbadas. Con la tecnocracia en el poder, se potenció la capacidad de seducción del Estado sobre los intelectuales con recursos que no les exigían declararse fieles al partido en el gobierno. Los puestos en la diplomacia, en las instituciones de educación y cultura del pasado se quedaron cortos. Se crea el SNI, el FONCA, el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia, se dotó como nunca de recursos a El Colegio Nacional, y ya con Fox, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico. La relación orgánica de los intelectuales y el poder quedó sancionada y sin asquitos. Estos mecanismos razonables y discutibles no son los únicos, se abrieron los contratos para consentir al intelectual empresario, los espacios para el intelectual burócrata en los organismos autónomos.

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