Más de tres años de transformación y falta mucho por hacer. La consolidación. La derecha ya no puede sostener sus máscaras, es un gran avance simbólico. Su máscara democrática, liberal, de probidad y, no menos importante, de amor a México. Se ha mostrado tal como es, clasista, excluyente, racista, sin ética y de profundo amor al dinero. Carece de programa social, de proyecto nacional. Con todo, sigue teniendo influencia en los medios, en las redes, en gobiernos locales, en el Poder Judicial y en el Legislativo. La suficiente influencia como para impedir los cambios constitucionales.
Por
eso Andrés Manuel López Obrador ha puesto claro que el tema de la sucesión -de la postulación
presidencial que haga su partido- hay que darle cauce con el recurso de la
encuesta. Es el método que supone una minimización de daños, en lo posible. Lo
importante es sacar adelante la reforma eléctrica, a la Guardia Nacional y la
electoral. Él convoca a difundir el contenido de estas propuestas a legislar.
Debates que escapan, afortunadamente, a la censura de los consejeros
electorales. Una secuencia numérica simple, primero va el uno, luego el dos.
En
el trayecto, considerar la nefasta intervención del crimen organizado, el cual
no ve arreglos con la autoridad como los tuvo en el pasado. Su definición
provocadora es calentar plazas como Jalisco, Quintana Roo, Sonora, Zacatecas.
Contener la escalada de los delincuentes de alto impacto es una tarea
prioritaria para la continuación de la cuarta transformación.
Estas
adversidades vivas, reales y desagradables para el movimiento y la mayoría que
lo apoya, llega a situarse en segundo plano, cuando en MORENA se miran al
espejo y choca la imagen con sus propias vanguardias. De manera específica cuando
de decidir candidaturas a puestos de elección popular se trata. Se vive como
agravio la inclusión de no militantes. El movimiento se fisura entre los
auténticos morenistas y los “advenedizos”. Se pasa, en consecuencia, a declarar
traidores, en atribuir el grave “pecado” de neoliberalismo en el que se incurre
en otra vanguardia del movimiento. Es de preguntarse ¿Pues qué no MORENA avanzó
y sigue avanzando como una propuesta para unir lo diverso?
Sólo
quienes conocen las entrañas del partido tienen acceso a una opinión informada
y basculante, a la vez. Hasta ahora se trata de una fisura. La revocación del
mandato, las reformas en proceso y seis gobiernos estatales por disputar pueden
sanar la fisura, evitar la fractura expuesta. La derecha se frota las manos.
Hay
vanguardia que sigue a la espera de recompensa, que le cumpla la transformación
por sus méritos en campaña. Hay vanguardia tocada por la pérdida de confianza
que los separó de encargos. Hay vanguardia que se ha formado en la teorización
de las vanguardias. Pero AMLO pone por delante al pueblo. Es reacio a las
vanguardias.