Previo a la toma de posesión, la semana
cierra como una decepción más de la política. Los políticos le siguen quedando
a deber a los ciudadanos, es ya una deuda eterna que poco les importa.
Con
anterioridad se había comentado aquí la posibilidad de que Enrique Peña Nieto
gobierne con su partido y sus aliados políticos que son fuerza menor si la
oposición con mayor representación en el Congreso no estaba dispuesta a
establecer acuerdos. Esa oposición ya dio su primer golpe al negarle a Peña
Nieto la reforma de la Administración Pública Federal. En los hechos obligó a
mantener la actual estructura del aparato gubernamental. Los argumentos en
contra de la reforma son endebles. Los de Ernesto Cordero dan pena, defendiendo
instituciones fallidas como la Secretaría de la Función Pública y la Secretaría
de Seguridad Pública. Si hubieran hecho su tarea tendrían asegurada su
permanencia. Dolores Padierna, aliada al tecnócrata citado, argumentó peor, se
dijo defensora de los intereses de la sociedad, no dijo cuál, seguramente se
refirió a la pandilla que lidera su marido.
También se comentó aquí que la
democracia no ha producido la clase política que la fortalezca, el chantaje es
la forma y el fondo. No otra cosa son los amagos de sabotear la ceremonia del
primero de diciembre. Tampoco se explica a la ciudadanía los desvelos de
medianoche para entregar el poder que nueve horas después tendrá su protesta de
rigor ante el Pleno del Congreso. Lo dicho, no hay clase política a la altura
de la democracia.
A los ciudadanos se nos sigue
considerando menores de edad. Así se entiende la no explicación del Gabinete
comunicada como Sólo para Iniciados o para las élites. La obligada
interpretación es falta de transparencia en el acto de la comunicación. Yo
quisiera saber porqué Enrique Martínez y Martínez va a Sagarpa, porqué Claudia
Ruiz que tiene experiencia y conocimiento en áreas de la política-política va a
Turismo. Porqué politizar Desarrollo Social con Rosario Robles teniendo la
opción clara con preparación y antecedentes de Santiago Levy. En Relaciones
Exteriores no fueron suficientes las seguridades de Luis Videgaray en Hacienda,
se recurrió a José Antonio Meade sin considerar el ocaso de Consenso de Washington
y el obligado manejo político que requiere, quedando fuera el Embajador Jorge
Montaño. Lo de Emilio Chuayffet en Educación se lee como en mensaje para Elba
Esther Gordillo, pero nada se abunda sobre las tareas propias de ese Despacho.
Me queda claro que el anuncio del
Gabinete se hizo hasta las tres de la tarde para no registrar una asociación
con los movimientos de la Bolsa Mexicana de Valores.
Que las cosas caminarán es una
esperanza y pronto Peña Nieto tenga el aparato de gobierno que le solicitó al
Congreso, que no sea el pretexto y la justificación de un eventual fracaso. Del
Pacto por México qué decir, ya perdió la seriedad obligada, un cachondeo
político más.