El próximo jueves tres de marzo, el presidente Felipe Calderón comparecerá ante el presidente de la todavía primera potencia del mundo, Barack Obama (Algo que no hace Calderón a plenitud frente al Congreso de la Unión) Esto sucederá en la capital norteamericana.
La promoción de esta reunión fue disparada por el artero asesinato de un agente estadounidense en el estado de San Luis Potosí, México. Crimen del cual no se ha esclarecido el móvil, aunque el Ejército mexicano haya detenido al presunto culpable y su banda. Como todo lo que sucede en el gobierno de Calderón, tal vez nunca sabremos la verdad de histórica de criminal suceso.
Lo cierto es que la relación entre México y Estados Unidos si bien es cordial entre los gobernantes, sobre todo del lado mexicano, ésta ha sufrido el deterioro que padecen las instituciones mexicanas desde que sus máximos representantes decidieron asimilarse al “consenso de Washington”. La paulatina e inexorable subordinación de México a los Estados Unidos. Se ha cumplido designios de sometimiento y el resultado es ya un problema entre los dos países por la explosiva violencia que se vive al sur del Río Bravo.
El tema no sólo será el asesinato de un agente del servicio de inmigración de los Estados Unidos y la violencia del crimen organizado. Como es costumbre en las escuálidas y formales comunicaciones diplomáticas que se quedan a conocer. De inmediato no sabremos el contenido de la agenda real y, sobre todo, lo que allá se diga. Nos atendremos a futura filtración.
Lo que se puede sospechar, a falta de información, es la preocupación creciente en el Imperio por las decrecientes capacidades del gobierno mexicano, que teniendo tantos recursos no ha logrado la legitimidad que le allane la operación política y administrativa, como para prestigiarlo a los ojos de sus gobernados.
Aunque no se ha expuesto abiertamente, los Estado Unidos entraron en alarma mayor cuando el 11 de febrero el presidente municipal de Ensenada, Baja California, clausuró una empresa generadora de energía a base de gas. Empresa cuya producción suministra de energía al sur de California.(http://tonalpohuallirodmigster.blogspot.com/2011/02/autoritarismo-sin-freno.html)
La reacción del gobierno mexicano fue desproporcionada y de inmediato mando al Ejército a reabrir la planta. Es sabido que los Estados Unidos son celosos de sus intereses, como conocida es la disposición del actual partido en el poder, Acción Nacional, y su líder real de no molestar ni con el pétalo de una rosa a los vecinos el Norte. Tan grande es su sometimiento que el jueves pasado en San Lázaro los diputados del PAN bloquearon un punto de acuerdo en el que se le hacía un llamado a Calderón para que retire al Ejército de la cuestionada empresa.
Pero lo que ya produce paranoia al gobierno de Obama es la especulación de sus agencias de inteligencia de una posible revuelta en contra Calderón. Prospectiva sugerida, sin lugar a dudas, por lo que ocurre en el Norte de África desde enero de 2011. Ése es el tema y la preocupación de los Estados Unidos. Por eso llaman a cuentas a Felipe Calderón, para que les informe sobre los planes de acción ante una eventual revuelta.