jueves, 19 de octubre de 2017

Tropezar con la misma piedra


Diecinueve de octubre, a un mes del terremoto y el duelo sigue. Bien observado, la pesadilla comenzó el siete de octubre para las poblaciones del istmo, de Chiapas y Oaxaca.

Pasaron los días y hasta el 17 de este mes se dan las cifras oficiales mejor articuladas sobre el impacto de los sismos en la cotidianidad de las familias. Cifras expuestas durante una conferencia de prensa encabezada por el titular del Poder Ejecutivo y su gabinete (Ver el enlace http://www.ejecentral.com.mx/pena-eleva-otra-vez-costo-reconstruccion-48-mil-mdp/) Tal revelación de información, la que falte y sea pertinente, bien merece crear un sitio dentro de la página de la página web de la presidencia (A lo mejor ya existe, nada más que la extensión gobierno.mx sólo es amigable para los titulares de las dependencias) En el sitio sugerido se podría informar exhaustivamente, lo que una rueda de prensa no puede proporcionar por sus propios límites.

Cuando se habla de 48 mil millones de pesos para reconstruir los saldos materiales de los eventos sísmicos, es obligado preguntar de dónde van a venir: de recursos fiscales o de donaciones, de ambos y en qué proporción. O si definitivamente son cuentas aparte. Si se trata de recursos públicos y es a los que se refirió el presidente Enrique Peña, es importante informar sobre las disposiciones fiscales del año en curso, considerar los ajustes del presupuesto para el año fiscal 2018 y de los que se sucedan. De esta manera medir la certeza de la estimación de la inversión necesaria.

De doce millones de personas afectadas, sólo dos millones se consideran damnificados. Para que los recursos lleguen a los damnificados se tienen un sistema de procedimientos administrativos. Trazar la ruta que va de la disponibilidad de los recursos hasta que el apoyo se hace efectivo. Ello representa una exigencia a la comunicación gubernamental: dotar de información sobre el cumplimiento de la ruta trazada. Aquí no se trata de aburridos procesos administrativos, sino de un auténtico compromiso con la transparencia. Información disponible en el sitio sugerido.

Entre los miles de millones de pesos y los damnificados la ruta se puede torcer. Quién va a vigilar en tiempo real ¿La Auditoría Superior de la Federación? ¿El inacabado Sistema Nacional Anticorrupción?

Ineludiblemente, esto remite al tema de la corrupción. Tema al que en un talk show del día 16 de octubre se refirió el presidente Peña Nieto. La discusión no puede quedar anclada como un asunto cultural, o de si la corrupción tiene la misma proporción en esta que en otras administraciones. Eso es minimizar el tema, parece un propósito presidencial. Hablar de la corrupción tiene una conversación asociada, la impunidad, a la que no se refiere y elude sistemáticamente el gobernante, si del ejercicio de la función pública se trata. Trivializa, por ejemplo, con el socavón del Paso Exprés. Hay socavones y se los atribuyen a la corrupción, dice él. Desautoriza Peña Nieto, en segundos, la investigación que lleva a cabo su colaboradora Arely Gómez, sobre las anomalías encontradas en la construcción de la carretera mencionada.


Aquí dejo la propuesta, a fin de sexenio y en pleno año electoral.

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