miércoles, 8 de diciembre de 2021

Levitar, dícese

“Dicho de una persona o una cosa: Elevarse en el espacio sin intervención de agentes físicos conocidos.”

RAE

El miércoles primero de diciembre se mostró, una vez más, que hay liderazgo nacional. La concentración de miles de mexicanos arribados al zócalo de la ciudad capital, provenientes de diversos puntos de la república lo confirma. Ayuda el hecho que el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador se refuerce desde su calidad de presidente de la república. También se mostró la fortaleza de un proyecto que, más allá de su contenido programático, tiene como plataforma dos ideas: la de soberanía nacional y la de pueblo, muy apreciadas en la configuración del estado moderno y desechadas por los tecnócratas que gobernaron desde la secretaría de hacienda.

En contraste, la oposición partidista y de derecha, que se niega a comprender esa realidad obradorista, carece de un liderazgo nacional que haga contrapeso, ni construyen un proyecto que se distinga de los anteriores gobiernos del PRIAN. Lo que demanda la oposición es la restitución de privilegios, de beneficios que recaían en una minoría por concesión, a veces discrecional o legaloide, de parte de los gobiernos llamados neoliberales.

En este esquema de un liderazgo fortalecido en la investidura presidencial y ante la ausencia de un liderazgo opositor, AMLO tiene que lidiar con una manada de líderes de opinión gastando pólvora en infiernitos. Creo que cada noticia falsa es inmediatamente desmentida por los responsables gubernamentales aludidos o debe ser. De manera sobresaliente SSA, SEDENA y CFE, al ser atacados sistemáticamente (la pandemia, las obras de infraestructura y la reforma eléctrica son las motivaciones del encono) despejan falsedades. Así debe seguir siendo.

Al margen de la actuación gubernamental, es en el movimiento-partido donde aparecen los signos de levitación, de pérdida de piso o de plano dejar de plantar los pies sobre la tierra. Dos son las discusiones en las que se están enredando.

Una es definir las credenciales de izquierda, quién es más izquierdista. Un debate que al ciudadano de a pie no le llega. Lo relevante sería poner sobre la mesa qué tipo de izquierda o referente tiene proximidad con la actuación de López Obrador: el New Deal de Roosevelt, el laborismo británico y la socialdemocracia europea antes de la caída del muro de Berlín. Una izquierda que no es anticapitalista. Hasta grandes empresarios reconocen que les ha ido bien con la 4T y hay compatibilidad con los programas sociales impulsados en el actual gobierno.

La segunda discusión está relacionada con la sucesión presidencial. Ya en dos ocasiones López Obrador ha salido a responder sobre el tema en la mañanera. En las dos ocasiones ha señalado la inconveniencia de desgastarse. La selección por encuesta del candidato presidencial de MORENA es el método para reducir los daños de unas primarias. Parece que algunos no lo han entendido -me refiero a los militantes del partido en el poder, pues los periodistas están en su papel- e insisten en calentar el tema. Sigan cajeteándola y en un descuido hacen profeta a Porfirio Muñoz Ledo.

Si hablamos de una revolución de las conciencias vale considerar su duración. Cuánto duró en la Primera, la Segunda y Tercera transformación como identidad de una comunidad. La Cuarta inició en 2018, es una criatura. Nada más checar por pura curiosidad. Pablo de Tarso y la formación de las comunidades cristianas primitivas. Martín Lutero y la formación de la comunidad protestante.

 

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