"¡Albión! Nuestras guerras son guerras de vida y heridas de amor, con lanzas intelectuales y largas y aladas saetas de pensamiento".
William Blake.
La liturgia católica se encuentra
exactamente en el tiempo de la esperanza, el adviento. No hay que ser católico
para engendrar desde el espíritu esperanza, lo digo para agradecer los
comentarios de quienes me conminan a mantenerme en la esperanza en atención a
mi anterior artículo. Ah, éste blog volverá aparecer en 2015.
1 ¿Quieres que una sociedad se
desmorone? Deja que la histeria y la paranoia colectiva fluyan. Más de cien mil
muertos de manera violenta y con saña en el sexenio pasado no fueron
suficientes para pedir la renuncia del entonces presidente, ni sugerir la
cancelación del proceso electoral de 2012. Ahora resulta, según el encuestador
Guillermo Valdés –empleado de Felipe Calderón- la novedad es que ya hay visos
de ingobernabilidad ¿Por qué mejor no rinde cuentas de su actuación como
responsable del CISEN? Que se oiga su Mea
culpa.
2. Se revuelve el proceso
judicial de investigación de muertes y desapariciones, perpetradas por la
represión ordenada por José Luis Abarca (quien fuera presidente municipal de
Iguala por imposición del PRD) y su cónyuge (miembro activo de la delincuencia
organizada) con la coyuntura política. Confundidos, no hacemos la distinción
entre tramo judicial y político. En esa circunstancia, la solución judicial
quedó atrapada a la disputa política. Es un hecho que no tiene porqué ser
fatalidad.
3. No olvidemos al político que
sembró la especie, ahora consigna vulgar, de solicitar la renuncia de Enrique
Peña Nieto: Andrés Manuel López Obrador. Su olfato político, en el degradado sentido
político de la palabra, ahora lo lleva a negar sus vínculos con José Luis
Abarca, pero es conocido que su valido Lázaro Mazón impulsó al mentado Abarca.
No hay que soslayar este dato, no es la primera vez que el victimario se pone
del lado de la víctima.
4. No hay fe, no hay crédito,
pero requerimos de acordar el método para deslindar responsabilidades. Aquí no
cabe comisión de la verdad, comisión legislativa, ni la fantasmal función
pública. Por su preparación y capacidades de ley, es la Corte quien tiene que
pronunciarse sobre el tema judicial. Poner en blanco y negro las excepciones y
las omisiones en las que incurrió el presidente municipal de Iguala, el
gobernador de Guerrero y el gobierno federal, de acuerdo al marco legal de
responsabilidades vigente a secas, sin invocar la mediatización a lo “correcto”,
ni a lo “adecuado”.
5. El tramo político está más
complicado, los desaparecidos de la normal de Ayotzinapa se han convertido en
la arena para dirimir las inconformidades de las “históricas” reformas
estructurales. Empecemos por los profesores de la CNTE, para quienes la
represión del gobierno municipal perredista de Iguala les cayó como anillo al
dedo. Con la misma vileza actúa la cúpula empresarial, evadiendo sus compromisos
de tantos favores reformadores recibidos, se molesta a causa de la reforma
hacendaria que no les gustó. Pero lo explosivo viene de la reforma de
telecomunicaciones, bajo el manto de Todos somos Ayotzinapa, Emilio Azcárraga
Jean y Carlos Slim –cabezas de los consorcios Televisa y Grupo Carso- han
contribuido a meterle candela al conflicto. No olvidemos, son empresarios
abusivos que por conexiones políticas, no por la competencia, han hecho sus
fortunas (es el caso común del empresariado ligado a las telecomunicaciones)
6. Un nivel de análisis que no
podemos ignorar: la corrupción. El actual gobierno de Peña Nieto no ha hecho
nada efectivo para contener y combatir la corrupción. Como en el pasado, se
vale de un marco legal funcional al encubrimiento de la corrupción, por eso es difícil
documentarla.
7. ¿Quieres que te lo cuente otra
vez?
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Ilustraciones de William Blake.