jueves, 11 de diciembre de 2014

Para reflexionar

"¡Albión! Nuestras guerras son guerras de vida y heridas de amor, con lanzas intelectuales y largas y aladas saetas de pensamiento".
William Blake.
La liturgia católica se encuentra exactamente en el tiempo de la esperanza, el adviento. No hay que ser católico para engendrar desde el espíritu esperanza, lo digo para agradecer los comentarios de quienes me conminan a mantenerme en la esperanza en atención a mi anterior artículo. Ah, éste blog volverá aparecer en 2015.



1 ¿Quieres que una sociedad se desmorone? Deja que la histeria y la paranoia colectiva fluyan. Más de cien mil muertos de manera violenta y con saña en el sexenio pasado no fueron suficientes para pedir la renuncia del entonces presidente, ni sugerir la cancelación del proceso electoral de 2012. Ahora resulta, según el encuestador Guillermo Valdés –empleado de Felipe Calderón- la novedad es que ya hay visos de ingobernabilidad ¿Por qué mejor no rinde cuentas de su actuación como responsable del CISEN? Que se oiga su Mea culpa.

2. Se revuelve el proceso judicial de investigación de muertes y desapariciones, perpetradas por la represión ordenada por José Luis Abarca (quien fuera presidente municipal de Iguala por imposición del PRD) y su cónyuge (miembro activo de la delincuencia organizada) con la coyuntura política. Confundidos, no hacemos la distinción entre tramo judicial y político. En esa circunstancia, la solución judicial quedó atrapada a la disputa política. Es un hecho que no tiene porqué ser fatalidad.

3. No olvidemos al político que sembró la especie, ahora consigna vulgar, de solicitar la renuncia de Enrique Peña Nieto: Andrés Manuel López Obrador. Su olfato político, en el degradado sentido político de la palabra, ahora lo lleva a negar sus vínculos con José Luis Abarca, pero es conocido que su valido Lázaro Mazón impulsó al mentado Abarca. No hay que soslayar este dato, no es la primera vez que el victimario se pone del lado de la víctima.

4. No hay fe, no hay crédito, pero requerimos de acordar el método para deslindar responsabilidades. Aquí no cabe comisión de la verdad, comisión legislativa, ni la fantasmal función pública. Por su preparación y capacidades de ley, es la Corte quien tiene que pronunciarse sobre el tema judicial. Poner en blanco y negro las excepciones y las omisiones en las que incurrió el presidente municipal de Iguala, el gobernador de Guerrero y el gobierno federal, de acuerdo al marco legal de responsabilidades vigente a secas, sin invocar la mediatización a lo “correcto”, ni a lo “adecuado”.

5. El tramo político está más complicado, los desaparecidos de la normal de Ayotzinapa se han convertido en la arena para dirimir las inconformidades de las “históricas” reformas estructurales. Empecemos por los profesores de la CNTE, para quienes la represión del gobierno municipal perredista de Iguala les cayó como anillo al dedo. Con la misma vileza actúa la cúpula empresarial, evadiendo sus compromisos de tantos favores reformadores recibidos, se molesta a causa de la reforma hacendaria que no les gustó. Pero lo explosivo viene de la reforma de telecomunicaciones, bajo el manto de Todos somos Ayotzinapa, Emilio Azcárraga Jean y Carlos Slim –cabezas de los consorcios Televisa y Grupo Carso- han contribuido a meterle candela al conflicto. No olvidemos, son empresarios abusivos que por conexiones políticas, no por la competencia, han hecho sus fortunas (es el caso común del empresariado ligado a las telecomunicaciones)

6. Un nivel de análisis que no podemos ignorar: la corrupción. El actual gobierno de Peña Nieto no ha hecho nada efectivo para contener y combatir la corrupción. Como en el pasado, se vale de un marco legal funcional al encubrimiento de la corrupción, por eso es difícil documentarla.


7. ¿Quieres que te lo cuente otra vez? 


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Ilustraciones de William Blake.

martes, 9 de diciembre de 2014

Estado deseable

Antes, para no dejar escapar.

Uno, la semana pasada se firmaron los acuerdos entre las autoridades –federal y académica- y los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional. Falta la fecha de reanudación de actividades y, lo más importante, el compromiso de esa comunidad, sin demagogia, sobre lo que harán para impulsar a los primeros planos al IPN y convertirlo en ejemplo de la educación pública superior, empezando porque los docentes de tiempo completo efectivamente lo sean al servicio de la formación de jóvenes. Para eso habría que empezar por cuestionar al SNTE y las prácticas que degradan la formación profesional en el Politécnico (como ocurre en otras unidades de la educación pública superior)

Dos, es tiempo que las autoridades de la Normal Rural de Ayotzinapa y los mentores de los alumnos del primer semestre, hablen sobre los sucesos fatales de Iguala, Guerrero. Bajo qué condiciones se contrataron cinco autobuses de la línea Costa Line para trasladar a los normalistas a dicha ciudad el 26 de septiembre, cuando se quejan de la insuficiencia de los recursos oficiales ¿Sabían de los pormenores del “proselitismo” de los normalistas y no advirtieron el riesgo de dicha actividad en un estado como Guerrero? Hoy Ayotzinapa está en la mente de toda la sociedad mexicana, que no sólo sea por la desgracia, es tiempo que la Normal referida difunda el valor y la aportación académicas de esa institución ¿En qué sentido constituyen un modelo educativo para el desarrollo de las comunidades rurales marginadas?

Tres, qué confianza genera un gobierno que se tarda más de dos meses para dar con el cuerpo de uno de los 43 desaparecidos. De qué sirven tantos recursos aprobados en el Congreso en materia de seguridad si se encuentran miles de personas desparecidas, por varias entidades de la república, desde hace dos décadas como mínimo.



Estos tres puntos, digamos inquietudes, tienen que ver con la calidad del régimen o el Estado, me da igual, capaz de proveer a la sociedad de los servicios suficientes y satisfactorios a través del aparato público, es el caso de la educación, también lo es de la seguridad, la salud.

De 1910 a 1982, el México de la Revolución recreó el Estado social autoritario; de 1983 a nuestros días, el México reformado fundó el actual Estado ultraliberal oligárquico. Más allá de sus diferencias, llaman la atención las continuidades: debilidad del Estado de derecho (corrupción, discrecionalidad, impunidad, justicia deficitaria) y desigualdades sociales ejemplificadas en la alta concentración de la riqueza en pocas manos y la pobreza extrema.


Considerando el pasado y el presente de México contemporáneo, hace falta forjar el compromiso hacia la formación del Estado social democrático con miras a un nuevo tramo de la historia nacional. Importa el material de la tela con la cual confeccionar el un nuevo Estado o régimen: Se cuenta con los empresarios, los partidos, las organizaciones gremiales y civiles, la ciudadanía calificada, para en realidad formar un nuevo México más allá de los cambios legislativos. Mi duda es inmensa, no creo en nada, ni en nadie.
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Como ya es costumbre, la elaboración de mis artículos cuenta con el estímulo de la lectura, en esta ocasión tocó el turno a Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, Editorial Gustavo Gili, 2014.
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