En lo económico la tensión que sobre el aparato productivo ejerce la crisis de la globalización ha sido reconocida por el presidente Calderón y éste promete no decir mentiras que nieguen la gravedad de la situación. Que vengan las verdades. En este momento que el país requiere de inversiones y compite con otros para obtenerlas la cosa no será tan sencilla. Si los ingresos petroleros caen, si las divisas que producen las remesas y el turismo disminuyen, si la industria y el sector agropecuario no tienen capacidad exportadora, el panorama no tiene nada de halagador. La coyuntura es distinta a la que le tocó a Ernesto Zedillo en 1995, él llamó a la puerta del gobierno de Estados Unidos y Bill Clinton consiguió del Congreso de su país un préstamo de 20 mil millones de dólares. La brutal caída del PIB en ese año se resarció en los años siguientes, la economía se recuperó. El problema es que ahora son los Estados Unidos los que también tienen en crisis su sistema financiero y su prioridad será rescatarlo. No se ve país, ni empresas globales que estén en aptitud de venir al rescate de México. Es cierto que México tiene reservas financieras y en ello confía Agustín Carstens, pero no se vale presumirlas ya que lo que provocan es presión sobre el peso como se ha visto en las últimas horas ¿Qué necesidad? Y por favor, que los colaboradores del Presidente dejen la grandilocuencia: no somos el centro del mundo en la mente de los inversionistas.
En lo político la tensión ha sido generada no tanto por las listas que se cocinan en los partidos para definir a sus candidatos en este año electoral, sino por la decisión del duopolio televisivo para interrumpir transmisiones que atraen a las masas, pues eso son los televidentes, con propaganda de los partidos políticos. Aquí no sabemos qué tanto afecte la de por sí maltrecha imagen de los partidos. Lo que no calculan los dueños de las televisoras es hasta dónde puede llegar su desafío, que si bien no fue ilegal si ha sido una provocación pues respira por la herida abierta a uno de sus más jugosos negocios: las elecciones. No saben Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego lo que son las masas desatadas de la conducción política institucional, ojalá no se enteren demasiado tarde.
En las notas de la seguridad enero dejó un saldo, más menos según fuente, de quinientos ejecutados. Y febrero parece seguir el mismo camino, con el agravante de que ahora le tocó a un alto rango del Ejército Mexicano, el general de brigada Mauro Enrique Tello Quiñones, quien fue encontrado la madrugada del martes junto con otras dos personas, todos sin vida y con signos de tortura, en una camioneta abandonada en las inmediaciones de la carretera que conecta a Mérida y Cancún. Qué sabía, qué le sabían, al futuro encargado de la seguridad en el municipio Benito Juárez de Quintana Roo.
Así las cosas, más vale que los políticos no se distraigan con la sucesión presidencial del 2012, ya ven como le ha ido a Enrique Peña Nieto en este año, el mejor posicionado por los encuestadores ha sido fuertemente confrontado por su proyecto resplandor teotihuacano para la zona arqueológica de Teotihuacán y señalado como represor, junto con Eduardo Medina Mora, por el desalojo de los macheteros de San Salvador Atenco ocurrido en mayo de 2006. Esto según el dictamen preparado por el ministro de la Suprema Corte, José de Jesús Gudiño Pelayo.