jueves, 13 de julio de 2023

Dinero y muerte

Recién, Marcelo Ebrard puso el recurrente e irresuelto tema de la seguridad en el país. El plan Ángel. Aquí no lo polemizo por la sencilla razón de que no lo he leído. Sólo me interesa refrescar una idea expuesta en otra de las entradas del blog y quiero radicalizarla con una cruda hipótesis.

Respecto al crimen organizado hay un antes y un después datado por el año de 1983. Antes, los sujetos dedicados a este negocio no eran identificados como cárteles, ni hacían uso descarado de la violencia letal. El Ejército los ponía en tono de bajo perfil. A partir de 1983, con los vientos del “libre comercio”, la “democracia electoral”, los Derechos Humanos” y el “Estado de Derecho”, es cuando en México se comienza a hablar públicamente de los cárteles y se vuelve endémica la violencia desatada por las organizaciones criminales, con el aliño de los narco corridos y de estrambótico fervorín religioso.

Si es cuestión de la policía, la compran o abaten. Si es cuestión de leyes, corrompen a los jueces. Si se usa la tecnología, la apagan o borran archivos. Los delincuentes se salen con la suya. Lo que es peor, han aprendido a parasitar “el libre comercio”, la “democracia electoral”, los derechos humanos” y el estado de derecho.” Con el agregado espeluznante, tienen el monopolio en cuanto a la ejecución de homicidios se trata. Se entró al peor de los mundos y se sigue ahí. El enfoque social de ir a las “causas”, resumida por los índices de marginación económica y social, como si los pudientes, los millonarios y las clases medias, estuvieran ajenos a los fluidos del crimen.

Bajo un enfoque que llamó de economía política, se ve con otro cristal a la delincuencia organizada. Este es un orden de producción (bienes y servicios), distribución y consumo. En este marco subyace un enfoque empresarial: donde hay demanda siempre habrá alguien dispuesto a obtener un lucro. El dinero es el energético de las actividades delictivas. Son los jefes de la organización criminal, que como cualquier individuo incapaz de ponerle límite a sus ambiciones materiales, los que se hacen de propiedades, de autos de lujo y joyas sin el filtro de la formalidad. Además de presumir su virilidad tomando más de una mujer. Los subjefes presumen sus trocas, su buchona y al grupo de sicarios a su servicio. En el estrato inmediato inferior les alcanza para tener un coche, frecuentar los prostíbulos, además de embriagarse y drogarse para soportar la refriega de las jornadas de acción. En el estrato más bajo se encuentran los que sólo buscan sobrevivir, bajo amenaza o por dinero sirven a la organización. Un ejemplo de esto último es la marcha del grupo Los Ardillos, en la ciudad capital del estado de Guerrero, Chilpancingo. Integrada por cinco mil marchistas, puede simbolizar una base social, al tiempo que representan potenciales condenados a muerte.


Foto Cuartoscuro. La Jornada 11-07-2023.

A la búsqueda del lucro se liga el mecanismo de la ejecución. La capacidad de matar al semejante sin reparos morales. La muerte. Llegado a este punto la delincuencia se diversifica. Cobro de piso, lavado de dinero, secuestro. El lavado no precisamente tiene que ser muy elaborado en operaciones financieras. También ocurre que se lava, en los pueblos y en los barrios, en pequeños comercios, actividades agrícolas, ganaderas, forestales y hasta turísticas. De ese tamaño es el animal.

Algún día se lamentará el haber echado en saco roto la propuesta de la Constitución Moral. La ventana que abrió el presidente López Obrador fue tapiada por las élites, la llamada sociedad civil organizada y las organizaciones sociales.

Hay otro proceso paralelo y de larga data, la individuación. Atañe a la sociedad global, no sólo a la sociedad mexicana. Es el de la autoconciencia del individuo que se asume separado o por encima de los vínculos sociales a los que pertenece. Si los llega a reconocer trata de someterlos a su arbitrio. Esto viene de muy lejos. La individuación se asoma en los mitos de Hércules, Ulises, Narciso Tiene su desarrollo moderno en la figura de Robinson Crusoe, en el mito del self made man. Entonces el egocentrismo sustituyó el orden ecuménico. En ese cambio considerado “civilizatorio”, el ser humano dejó de considerarse habitante del mundo, el marco trascendente se redujo a los límites del espejo, el ombligo como espacio vital. La humanidad perdió altura de miras, se dejó de mirar al cielo una vez que los dioses fueran expulsados de ese infinito espacio. También fueron expulsadas las divinidades de la naturaleza. La grandeza del Nayar quedó aniquilada.

Desde el desconcierto, reducir al crimen organizado parece imposible.

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