Reforma y Aristegui noticias han difundido un par de grabaciones
que en sí mismas no representan una base sólida para una denuncia. La especie
trata de la constructora OHL, el gobierno del Estado de México en los tiempos
de Peña Nieto y su sucesor, un tercero en discordia, la empresa Infraiber (tecnología
aplicada a infraestructura carretera) a través de su abogado Paolo Díez
Gargari. Un litigo de dineros alrededor de una carretera. Grabaciones y dichos
dignos de un juego de máscaras.
Las grabaciones hablan de un
contrato a largo plazo, el cual ha sido objeto de cinco modificaciones. En
ellas se escuchan expresiones como “caca” y alguna conjugación del verbo “chingar”.
A la propia periodista, Carmen Aristegui, no le resultan claras las
grabaciones, no las entiende. Para salir de su propia oscuridad entrevista en
su espacio nocturno de CNN al
abogado mencionado, quien fue sujeto a un calambre judicial de lunes a
miércoles de esta semana. Palabras más, palabras menos, lo que quiere el
despacho es que se le cumpla el contrato (otro) suscrito por Infraiber con el
gobierno del Estado de México para monitorear el flujo vehicular y la rentabilidad
de la carretera de marras. De paso embarra a la de por sí OHL, asegurando que
ésta ya recuperó su inversión y no tiene por qué pedir más dinero al gobierno
mexiquense.
Sé que se están aburriendo pues
así planteado no es más que un chisme. No obstante, creo que es la ocasión para
que sin alardes policiacos, el Presidente ponga las cosas en su lugar y
demuestre que está hecho para la transparencia tomando decisiones sobre el
caso. Enlisto:
Primero, instruir la licencia por
una semana del secretario de comunicaciones y transportes, Gerardo Ruiz
Esparza, cuya voz aparece en una de las grabaciones, para que; segundo, en
colaboración con la actual autoridad mexiquense organice el expediente que
integre contratos, convenidos modificatorios, oficios, minutas, memorándum relacionados con el proyecto carretero; tercero, se abra un micrositio en el
portal del gobierno mexiquense para dar acceso público a dicho expediente y;
cuarto, pronunciarse ante la opinión pública y hacer la denuncia pertinente.
Dirán que es mucha distracción
por un “chisme”. No tanto. Es la oportunidad para hacer la diferencia con la
línea dorada de Marcelo Ebrard, con los manejos no aclarados de los
gobernadores Guillermo Padrés, Rodrigo Medina y César Duarte (todos norteños,
pertenecientes al México pujante y emprendedor)
Lo que se le sugiere al
presidente Peña es establecer un verdadero parteaguas, sin necesidad recurrir
al elefante blanco de la transparencia o al pasivo de la desahuciada secretaria
de la función pública. No hacerlo sería aceptar la continuidad en el
desprestigio de la actual administración, que por lo que se filtra, tiene
enemigos poderosos, no un simple despacho de abogados.
Todo se por no dejar el cochinito
andando y por la salud de la república.