Hay palabras que se usan con un
total desentendimiento de su significado. Palabras que han quedado degradadas a
condición de cliché. Martín Alonso, en su Enciclopedia
del Idioma nos dice acerca de este galicismo, acerca de cliché: “Expresión
estereotipada, trivial y escasamente significativa, a fuerza de ser repetida”
Es el caso de revolucionario, que
muchas organizaciones utilizan sin preocuparse por ponerse a tono con sus
interpelados. Organizaciones formales como el Partido Revolucionario Institucional,
organizaciones clandestinas como el Ejército Popular Revolucionario, invocan la
palabra revolucionario. En medio de estos extremos una multitud de
organizaciones, característicamente juveniles. Es claro que ambas organizaciones
no representan lo mismo ¿O sí?
Esperar sacrificada exposición
filológica no está a la mano, por el momento, este medio es un tirano. Visto lo
cual, se propone un atajo con su simplificación a disculpar.
Hubo una vez, un médico llamado
Georg Büchner, quien acreditó sus méritos con una exposición sobre los nervios
craneales (1836) Su corta vida (1813-1837, octubre 17 es su bicentenario) no le
impidió ser un crítico social y militante humanista, según Knut Forssmann y
Jordi Jané. Como su vida, su obra es breve, un volumen reúne su obra completa
(Editorial Trotta, 1992) de vibrante interés. Por ejemplo, su narración en
torno a la biografía de Lenz, obra fundamental para el estudio de la
esquizofrenia juvenil.
Büchner interpretó el imaginario de
la Revolución Francesa en textos y piezas dramáticas de utilidad actual para
redescubrir lo revolucionario, algunos contenidos, por supuesto. A considerar:
La muerte heroica de cuatrocientos ciudadanos de Pforzheim. Es una
proclama con la cual se puede identificar lo revolucionario en su veta
nacionalista.
El mensajero de Hesse. Es otra proclama en la que se encuentra otro
significado de revolucionario, el antigobiernismo.
Nuestro autor tomó otro camino, la autoridad lo perseguía y el drama fue la salida.
La muerte de Danton. Pieza dramática delirante y sensual de
principio a fin, que nos enseña que lo revolucionario es libertario, la
libertad emplazada en contra de la desigualdad social.
Leonce y Lena. Comedia, sátira, en donde podemos encontrar lo
revolucionario en oposición a lo aristocrático, a lo plutocrático, por
extensión.
Woyzeck. Drama inconcluso, en la envoltura de un crimen pasional,
no regatea otro empeño que significa lo revolucionario, su disposición a
combatir la injusticia que se ensaña con los marginados, con los pobres.
Joven revolucionario, eres o te
haces. Importa definirse, unos milímetros, más/menos, y encontramos a un joven
fascista.
Brevedad y sustancia.